Todos necesitamos cambios, cambios urgentes.
En la sanidad española también, hay mucho que cambiar.
Necesitamos producir el efecto libélula:
"la elegancia y eficacia de la gente que, al perseguir apasionadamente sus objetivos, descubre que puede provocar un impacto positivo desproporcionadamente grande en comparación con los recursos de que disponen”.
La virtud, el hacer las cosas bien, el estado de flujo, el embelesamiento del artista... lo llamemos como lo llamemos, tiene una capacidad transformadora. Hoy la necesitamos más que nunca para inspirar nuestras vidas y las de los que nos rodean.
La queja permanente no es el camino. La pasión si lo es.
Tratemos de vivirlo, quizá no haga falta mucho más.
Fuente: blog del María José López
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