Producir información de calidad sobre salud es cada vez más importante. La prestigiosa revista JAMA tiene un interesante catálogo de folletos para pacientes en español que es muy recomendable.
Las vértebras (huesos de la columna vertebral) están protegidas por bloques o almohadillas de tejido llamados discos. Estos discos son redondos y planos y constan de 2 partes: el anillo (una cápsula o aro exterior duro) y el núcleo (un centro interior esponjoso de un material gelatinoso). Cuando estos discos están saludables, actúan para absorber los impactos de la columna y son esenciales para mantener flexible a la columna vertebral. Las presiones normales y cotidianas sobre la columna obligan a la superficie exterior a abultarse un poco. Cuando estos discos se dañan por una lesión, el desgaste normal o por enfermedad, pueden abultarse de manera anormal o herniarse (romperse). Cuando un disco dañado se abulta o se rompe de manera anormal se le llama disco herniado (desplazado). Los discos herniados pueden ocurrir en cualquier parte de la columna pero con frecuencia afectan la espina dorsal lumbar (parte inferior de la espalda). El material anormal del disco puede presionar la médula espinal adyacente o las raíces de los nervios, lo cual ocasiona dolor, adormecimiento o debilidad en áreas de la espalda baja, glúteos y piernas. El ejemplar de JAMA del 22 y 29 de noviembre del 2006 incluye dos artículos sobre la cirugía de discos herniados.
• Proceso natural de envejecimiento: pérdida continua de agua y proteínas en el disco
• Predisposición genética (heredada): una degeneración acelerada de los materiales del disco
• Obesidad: el peso corporal excesivo crea más estrés sobre la columna
• Falta de ejercicio: resulta en una pérdida de fuerza muscular del torso y menor soporte en la columna
• Actividades laborales: largos períodos en posición sentada, levantando o jalando objetos pesados, encorvamiento o torceduras frecuentes, esfuerzo excesivo de fuerza física, movimientos repetitivos o exposición a vibración constante
• Tabaquismo: reduce el flujo sanguíneo y los nutrientes necesarios para la reparación de los discos
• Historial de lesiones en la espalda, disco herniado con anterioridad, o cirugía previa en la espalda
CONSÚLTE A SU MÉDICO SI
• Una lesión moderada ocasiona un adormecimiento o debilidad inmediata en una o en ambas piernas
• Tiene dolores punzantes en la pierna al toser, estornudar o hacer esfuerzos
• Dolor de pierna acompañado de debilidad, hormigueo o adormecimiento persistente
• Dolor de espalda persistente o que aumenta en intensidad durante varias semanas
• Dolor de espalda acompañado de dolor al orinar
• Experimenta un dolor muscular severo en la espalda y espasmos musculares
• Tiene pérdida de control intestinal y de la vejiga
DIAGNÓSTICO Y OPCIONES DE TRATAMIENTO
El diagnóstico se basa en un historial médico completo acompañado de un examen físico minucioso realizado por su doctor. Se pueden realizar exámenes que incluyen imágenes de la columna. Los tratamientos pueden incluir medicamentos orales, inyecciones de fármacos y terapia física. La mayoría de dolores de espalda y piernas se resuelven con estas medidas simples. Las personas que tienen dolor crónico y discapacidad pueden considerar las opciones quirúrgicas.
Susan Cain hace un inteligente alegao en pro de los introvertidos. Dado que es imposible que todo el mundo pueda ser el alma de la fiesta parece sensato valorar la introversión y no convertirla en estigma social o enfermedad.
La sanidad es compleja, mi consulta también. Trabajo con un ordenador que fundamentalmente me ocupa en atender las historias clínicas electrónicas de mis pacientes. En muchas ocasiones mi ordenador tiene que hablar con el del Hospital Puerta de Hierro para transferir datos de pruebas diagnósticas o informes. Antes de ayer tuvo un problema, no fue posible. Llamé al servicio de mantenimiento en dos ocasiones. En la primera el esforzado informático estuvo luchando una hora sin éxito. Como lo hizo a distancia tuve que estar presente sin poder atender otras obligaciones, una hora de mi tiempo a la basura. En la segunda llamada, el informático instaló una versión más reciente del navegador y consiguió arreglar el problema, media hora. Media hora más de mi tiempo a la basura.
El problema es que antes de ayer tuve que atender a 48 pacientes, y como es fácilmente comprensible no ando muy sobrado de tiempo que digamos. Los que acudieron a consulta tuvieron que aguantar demoras y ser atendidos con mayor brevedad.
Las intereracciones humano-máquina, máquina-máquina y humano-humano producen una red de comunicaciones complejas, cada vez más. Mi sensación es que las organizaciones no están a la altura, porque probáblemente los indivíduos tampoco lo estemos.
Uno de los mayores lujos del momento es desconectar. Hágase la siguiente pregunta, ¿cuándo fue la última vez que pasó un dia entero sin mirar una pantalla (de ordenador, móvil, tv, cine...)?
La sobredosis de información tiene ciertos efectos deletéreos. Así como el abuso de alimento produce obesidad y su privación enfermedad, el consumo de información requiere su justa medida. Regalarse unos días de ayuno parece saludable.
Como suelo hacer en este blog, predicaré con el ejemplo y me retiraré unos días a un lugar perdido en la naturaleza sin opción a internet, teléfono ni redes sociales. Saberse prescindible puede ser un verdadero placer.
Margaret McCartney es una médica de familia con consulta en Glasgow. Además de colaborar con revistas médicas de prestigio lo hace con la prensa, comparto hoy un artículo en el periódico The Independent. En él explica sus razones por las que se niega a someterse a citologías y pruebas de screening del cancer de mama o el colesterol.
Su tesis es muy potente. Las pruebas de detección precoz de enfermedades (pruebas de screening) tienen ventajas e inconvenientes. El sistema sanitario tiene la obligación de explicar ambas para que el ciudadano pueda elegir con seguridad.
Quien desee profundizar en sus razones puede leer su libro, The patient paradox.
Why I'm saying no to a smear
Dr Margaret McCartney is a GP. Yet she refuses cervical and breast
cancer screening and hasn't measured her cholesterol. She explains her
reasons
Renew travel card. Book haircut. Go for screening test. Buy cinema
tickets. Meet friends." You may have spotted the odd one out – for this
is not a list of things to do at the weekend, but the front cover of the
NHS Scotland's "Cervical Screening Test" information booklet.
Here's a confession. I am a GP, and I don't go for cervical smears.
Nor do I know what my cholesterol level is, and when I reach 50 and am
invited to mammography screening, I won't be turning up. I haven't
decided about bowel-cancer screening, but at the moment, on the
evidence, I'm unconvinced.
Why? Part of the problem is the
trivialisation of the choices that are offered to us when it comes to
screening tests. It's important to be clear – screening tests are for
people who are well and who have no symptoms for disease. So if you have
bleeding between periods, or a change in your bowel habit, you don't
need screening tests – you need diagnostic tests.
Screening tests
are different. Because they aim to find disease you don't know about,
the trade-off between benefits and harms tends to be more nuanced
compared with tests done to investigate symptoms. Cervical screening
does prevent deaths from cervical cancer. But to get that reduction, you
have to follow up and/or treat all the women who have cell changes on
their screening test. However, most cervical-cell changes found at
screening will not lead to cervical cancer. The problem is we can't
predict which will, so all need further monitoring or treatment. A study
from Bristol in 2003 found that 1,000 women have to be screened for 35
years to prevent one death from cervical cancer; and to prevent that
death, 80 women have to have further investigation, with 50 women having
treatment to their cervices. Four out of five women found at screening
to have "high-grade" changes in their cervix did not go on to develop
invasive cancer.
Clearly, there is a benefit – but overall, it's
small. That potential for good has to be weighed against the risks of
treatment. It's known that having a cervical biopsy – which is done to
get more information about the degree of abnormality – raises the risk
of pre-term birth in later pregnancies. And the worry and anxiety that
the results cause shouldn't be underestimated.
I'm not against
screening, but I am against unthinking screening. I weighed up my
personal risk factors for cervical screening (for example, smoking is a
risk factor), threw in my own priorities – and decided not to have it.
And here's the problem. The NHS persists in sending me red-ink letters
despite my written declaration to opt out. I'm made to feel a risk-taker
in not having cervical screening – yet I'd also be taking my chances if
I had it done.
This is at the heart of the screening problem.
Most information sent to us, as potential participants, doesn't make
clear that it's a personal choice, and a balance of pros and cons. We
can end up being screened without knowing that it was an option, not a
foregone conclusion. This is important because it's apparent from
research studies that when people get balanced information about
screening tests, fewer people want them. Take the prostate-specific
antigen (PSA) blood test for prostate cancer screening. When it's
explained that it can't distinguish a killer cancer from a "cancer" that
behaves benignly, more men opt out – the treatment can lead to
impotence and incontinence, and there is no guarantee that PSA screening
saves lives. The same goes for bowel-cancer screening; the better the
information people are given about their chances of benefit and risk of
side effects from screening, the fewer want it.
Yet the screening
establishment tends to think that people who don't have their prescribed
screening tests are more likely disorganised, feckless or ignorant. The
truth is quite different. I've elected not to know my cholesterol level
because it's just one cardiovascular risk factor among many others that
I can control better – such as with exercise and diet. For someone
without cardiovascular disease, there's around a one-in-60 chance of
avoiding a heart attack by taking cholesterol-lowering statins for five
years. But there is also a one-in-167 chance of developing diabetes
because of the drugs. I'd rather not take tablets for the rest of my
life with this balance of risks. As for breast screening, we know that
if you screen 2,000 women for 10 years, one will have her life prolonged
because of it. But to get this benefit, 10 other women will have
treatment for breast cancer unnecessarily – when their cancer would
never have affected their lifespan. When I put this in context with my
own personal risk factors and preferences, I can't see myself signing
up.
Of course, all this pales beside the many screening tests in
the private sector – from CT scans of vital organs to ultrasounds of the
neck and ECGs of the heart. Within the NHS, the UK National Screening
Committee diligently researches the benefits and risks of screening. In
the private sector, there's no such quality control. And false positives
can mean invasive tests are done to get biopsies, themselves risking
harm. Are we even sure what "normal" is? We know that about 10 per cent
of well people have abnormalities on their brain scans – including
aneurysms and benign tumours. Clearly, most of these "abnormalities"
mean very little – 10 per cent of the population don't die of these
"problems". Screening can throw up all sorts of unanticipated problems;
shouldn't we know this before stepping into a scanner?
Many people
who endure side effects from screening tests are willing to put up with
them because they believe they have been saved by them. I'd be willing
to bet that if more people understood the fine balance of risks
screening offers, there would be less screening – and more anger. To me,
the failure of medicine to explain the pros and cons, and the need to
make a properly informed screening choice, is scandalous and
unsustainable. But it's potential patients who need to object loudest of
all.
(bolds are mine, las negritas son mías)
'The Patient Paradox: Why Sexed-up Medicine Is Bad for
Your Health', by Margaret McCartney, is published by Pinter & Martin
(£9.99)
Mi amigo Rafa Olalde me regaló estos vídeos que filmó el otro dia en la sede de la Organización Médica Colegial, en un encuentro con los presidentes de todos los colegios de médicos de España. El presidente de la OMC, Juan José Rodríguez Sendín, fue nuestro anfitrión de lujo. Monica Lalanda y Julio Mayol los ponentes estrellas.
En la presentación resumo mi visión sobre el uso de redes sociales para profesionales sanitarios y uso de Tecnologías de la Información y la Comunicación entre profesionales y pacientes.
Probablemente contenga errores y esté sesgada. Pero me considero en la obligación de compartirla. Quizás sea de interés para alguien, esa es la intención.
Al final de ese encuentro me hicieron una entrevista para la revista Cinco Días que pueden leer aquí.
Ya me han oído seguramente mi imagen de la sanidad española como el Titanic a punto de chocar con un iceberg. Lo sigo pensando, y no soy el único, hay otras voces mucho más solventes que la mia que también llevan tiempo anunciándolo.
Pero todavía podemos imaginar opciones. David B. Nash imagina cuatro escenarios para la atención primaria desde su perspectiva norteamericana:
1. Muchas necesidades, muchos modelos.
2. Década perdida, salud perdida.
3. Atención primaria que sirve para todo.
4. Yo soy mi propio centro de salud
En Cataluña se ha ensayado alguna posibilidad interesante, pero no es lo común. En Madrid, le pregunté a mi jefe el otro día y parece que es otra de esas cosas que están estudiando, de momento no hay mucho en el horizonte, salvo un hermoso iceberg.
Nuevo modelo de autogestión profesional en atención primaria
A. Anguita-Guimet, J. Ortiz-Molina, S. Sitjar-Martínez de Sas∗, A. Sisó-Almirall,
I. Menacho-Pascual y L. Sebastián-Montal
Centro de Atención Primaria Les Corts (GesClínic S.A.), Barcelona; Unidad de Investigación CAPSE-GesClínic, Institut
d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS) y Universitat de Barcelona, Barcelona, Espa˜na
Resumen
Objetivo: Analizar las ventajas de un modelo organizativo en atención primaria basado en
mayor autonomía de gestión de profesionales respecto al modelo habitual (equipo dirigido
por director médico). Mejorar la calidad asistencial y la satisfacción de pacientes y
profesionales.
Material y métodos: En febrero de 2009 un grupo de 6 médicos de familia y 4 administrativos se
organizaron autónomamente para atender a 10.281 usuarios de 32.318 asignados al Centro de
Atención Primaria (CAP) Les Corts de Barcelona. Entre marzo y diciembre de 2010 se incorporaron
7 enfermeras, 3 médicos y 2 administrativos más, atendiendo a 16.368 usuarios de 34.423
del centro. El modelo ha priorizado la autogestión de la demanda, autocobertura de profesionales,
desburocratización de la consulta, mayor eficiencia y participación en investigación y
docencia.
Resultados: Resultados asistenciales: 1) Etapa piloto (diciembre/2008 a diciembre/2009):
incremento de población atendida, disminución de visitas presenciales, importante aumento
de atención no presencial, reducción muy significativa de demora de visita; reducción destacable
de productos intermedios; menor utilización de novedades terapéuticas y mayor de
medicamentos genéricos. 2) Etapa de consolidación (a diciembre de 2010, respecto a resto
de profesionales del CAP): menos visitas presenciales y porcentaje muy superior de no presenciales
atendiendo a más población asignada; menor gasto en productos intermedios. Otros
resultados: mejora de la satisfacción profesional (cuestionario QVP-35) y participación activa
en docencia e investigación.
Conclusiones: El modelo ha innovado, mejorando la atención al usuario, dotando la consulta de mayor profesionalidad y aumentando la satisfacción de profesionales. Ha demostrado mayor eficiencia y los resultados obtenidos muestran superioridad al modelo habitual en indicadores de salud.
Usar correctamente tus lentillas te ayudará a evitar un montón de problemas. La sequedad ambiental, la contaminación y el trabajo con ordenadores tal vez te produzcan cierta intolerancia. Ayúdate con un buen nivel de humedad ambiental. El uso de plantas, humidificadores o un simple rociador de mano te pueden servir.
visita el blog de Rosa para encontrar más información de interés.
En los últimos días me he tenido que enfrentar a varios auditorios que me preguntaban ¿para qué sirven las redes sociales?
En el primero, formado por todos los presidentes de colegios de médicos de España, constaté que es muy difícil para un médico de prestigio exponerse públicamente. En la sala había jefes de servicio hospitalarios, reputados cirujanos, médicos de familia de gran trayectoria... Todos con una gran experiencia a cuestas, con años de formación y miles de horas de estudio a sus espaldas. ¿Cómo presentar unas herramientas que transforman completamente el modo con el que hasta ahora han hecho las cosas?
Afortunádamente no estaba solo. Mónica Lalanda y Julio Mayol hicieron casi todo el trabajo, bajo el apoyo de Juan José Rodríguez Sendín, presidente actual de la OMC, que afortunadamente entiende y habla este lenguaje.
En el segundo auditorio, me esperaban 200 médicos de familia de toda España. Un 80% de ellos tenía cuenta de Facebook y un 8% participaba en algún blog. Sin embargo miraban con estrañeza las propuestas.
La pregunta fundamental es una cuestión de ROI (Return of inversion). ¿De qué me vale a mí estar en redes sociales? ¿Qué rentabilidad tiene que yo use herramientas digitales?
Cada uno/a tendrá que responder.
Lo cierto es:
1. Que nuestros pacientes están en redes sociales.
2. Que nuestros hijos lo están o lo estarán.
3. Que muchos profesionales sanitarios de interés están ya.
Si alguien desea hablar con un inglés tendrá que aprender inglés. Si desea hablar con alguien que esté en redes sociales tendrá que aprender el idioma.
No es solo una cuestión de apuntarse a Twitter y ya está. Hace falta saber cómo se utiliza la herramienta y qué quieres hacer con ella. No te vaya a pasar como al paisano:
España es el segundo país que consume más fármacos per cápita del mundo, detrás de Estados Unidos.
¿Por qué?
1. La atención sanitaria hospitalaria está diseñada para prescribir fármacos y no para quitarlos.
2. La atención primaria (centros de salud) está saturada y no tiene capacidad para dar una asistencia de calidad en muchos casos, recurriéndose a la solución más rápida: el fármaco.
3. Hay una grandísima presión para medicalizar a personas sanas (embarazadas, niños, ancianos, personas con poco pelo, sobrepeso...).
4. Existe la creencia popular de que para casi todos los problemas hay una pastilla que los cura.
5. Los políticos y gerentes sanitarios toleran tratamientos y procesos que no tienen evidencia científica dentro del sistema y no corrigen situaciones como las de los puntos 1 y 2 que son sobrádamente conocidas.
En una consulta de medicina de familia "normal" de mi centro de salud se atienden unos 40-50 pacientes al dia de media. Con 6 minutos por paciente no se puede dar respuesta a problemas que requieren escuchar al paciente o aconsejarle. Por otro lado ofrecer información y evidencia científica para "quitar" un medicamento exige un tiempo que no tenemos.
Algunas situaciones comunes:
1. Paciente sin factores de riesgo gástrico que sale de urgencias con ibuprofeno y omeprazol "por si las moscas".
2. Mujer embarazada que viene a por receta de yodo que le ha recomendado la matrona.
3. Mujer de 50 años que se ha hecho una densitometría y pide un bifosfonato para los huesos por consejo del ginecólogo.
4. Joven de 30 años que solicita fármaco protector del cartílago para su rodilla por consejo del traumatólogo.
...
Otras:
1. Señora de 55 años triste y llorosa a la que su médico de familia pauta un antidepresivo.
2. Señor de 45 años con congestión nasal, tos seca y febrícula sin otros datos que sale de consulta con un antibiótico
....
Y de las residencias de ancianos mejor no hablemos.
Tener una Atención Primaria fuerte y operativa es un seguro de vida para la sociedad. Lo contrario es un desastre. Hay muchos intereses industriales, económicos y políticos para que la sociedad esté medicalizada, enferma, en estado de shock.
Cada encuentro es una oportunidad para despertar, una oportunidad única para aprender, para tomar conciencia.
Algo tan simple puede transformar una vida, una relación, una organización, una sociedad.
Todo empieza en este mismo instante respiro hondo.
(no sé si será inutil, pero no me resisto a escribir un haiku en japonés ;)
Albergo la secreta confianza de que compartir poesía, produce más beneficio a mis pacientes que recetarles protectores del cartílago, ciertos jarabes para la tos o bifosfonatos indiscriminados. No tengo evidencia científica que corrobore este aserto pero sí el suficiente humanismo basado en la evidencia.
Por fin alguien lanza la idea, han tenido que ser Rachel Friedman y Nicole Mohlman, dos medicas residentes californianas. Bravo por ellas.
Recuperar el valor de la medicina de familia, de los cuidados de salud cerca de los pacientes, de sus comunidades, de sus domicilios. Recuperar el sentido común para dejar de medicalizar la sociedad y llenar nuestras vidas de pruebas diagnósticas, pastillas y etiquietas con nombres de enfermedades.
No es posible seguir enfermando más la sociedad. No lo estamos haciendo bien.
Quizá el ejemplo de estas dos chicas nos anime a muchos a levantarnos de la silla, salir de la consulta y ponernos un poco las pilas.
Every US President has a family doctor: do you?
Para hacer una revolución muchas veces no hace falta hacer nada incendiario. Pero si se precisa hacer algo de forma diferente. Los médicos de familia tenemos una obligación profesional para velar por la salud de nuestros pacientes. Esa obligación nos conmina a levantarnos y empezar a hablar a la sociedad:
1. Los cuidados de salud basados en los centros de salud deben ser la base del sistema sanitario. Por calidad, y menor gasto económico.
2. La creación de enfermedades, la hipermedicalización, el exceso de pruebas diagnósticas no benefician la salud de nuestros pacientes.
3. Los médicos de familia darán mejor servicio si no están aplastados por la burocracia, modelos de receta obsoletos o hipersaturación. Atender a 50 pacientes al dia no es calidad.
4. Los políticos sanitarios tienen la obligación de velar y potenciar la atención primaria. No lo están haciendo.
5. Los médicos de familia están capacitados para compartir mensajes de salud con la sociedad de más valor que los que lanza la publicidad. Visibilizarlos es tarea de todos/as.
Tengo la certeza de que también en España necesitamos una Family Medicine Revolution.
Alzheimer no es peseta, caballo, manzana, es cuidar, cuidar, cuidar.
La persona con Alzheimer sigue siendo persona. La capacidad de sentir no se pierde.
Esta realidad nos pone a toda la sociedad ante un gran reto.
Las personas con Alzheimer aun pueden enseñarnos muchas cosas: paciencia, ternura, determinación, compasión, perseverancia...
Lo que llamamos Enfermedad de Alzheimer es un proceso de pérdida de capacidades mentales debido al deterioro de las células del cerebro. Pero es mucho más. Es una situación de gran impacto familiar y social que requiere un alto nivel de cuidados de la persona. Es un proceso largo que necesitará mucha energía, una oportunidad para aprender. Todos/as estamos implicados tanto si tenemos capacidad de cuidar como si estamos en situación de que nos cuiden.
Es raro ver a un médico de familia en televisión. Es una paradoja, dado que la parrilla televisiva está llena de series médicas. Tienen al doctor House, al doctor Vilches, Anatomía de Gray, Urgencias varias, médicos residentes... En los telediarios verán amenudo a reputados especialistas hospitalarios o grandes investigadores anunciando la última novedad. Muy rara vez podrán ver a un médico de familia de verdad.
En los centros de salud no generamos noticias. No es noticia que un dia cinco pacientes compartan su dolor llorando con su médico. No lo es que un médico acabe su jornada una hora tarde por ir al domicilio de una anciano que está solo. No lo es que un médico pueda hablar de igual a igual con un premio Nobel o con reputados sabios.
Sin embargo tengo la seguridad de que en atención primaria guardamos varios tesoros. Uno de ellos es el sentido común que nos sigue diciendo que el cuidado de los pacientes hay que hacerlo cerca de ellos, en su comunidad, en su domicilio. Otro es tener la confianza de las personas que acuden a consulta y saben que pueden contar con nosotros siempre que lo necesiten, vamos a estar ahí para ellos. No todos pueden decir lo mismo. El doctor House menos todavía.
En los centros de salud somos capaces de desarrollar una atención de calidad pese a contar con muchas dificultades. Hay administrativos, pediatras, enfermeros y médicas que hacen una labor excepcional. Es tarea de todos/as visibilizar este esfuerzo.
Les comparto el programa Redes de esta semana que dirige Punset. Merece la pena verlo entero.
Algunas ideas fuerza:
Los hospitales no van a ser el centro del sistema.
Los médicos han de salir de su consulta a donde esté el paciente, redes sociales, comunidades, domicilios.
La relación médico enfermo se está horizontalizando.
La población pide que los profesionales sanitarios se pongan al dia.
Los pacientes son ahora protagonistas.
En la salud deben implicarse todos los ciudadanos, todos seremos en algún momento pacientes.
En el minuto 19:50 podrán ver a un médico de familia. El nombre y el apellido no importan, hay otros muchos profesionales de atención primaria que tienen mucho más que decir. Lo que sí importa es caminar hacia nuestros pacientes, y si estós ven los medios de comuniación, habrá que estar ahí.