No es fácil explicar que lo que toda la vida se ha hecho de una determinada manera precisa ser cambiado. El mundo sanitario se caracteriza por una gran inercia debida a la complejidad y tamaño de sus organizaciones por un lado y a la larga formación requerida a sus profesionales por otro. Durante décadas se ha ejercido una práctica médica y enfermera de base biologicista y paradigma paternalista. En ese marco se diagnosticaban patologías y se prescribían tratamientos y planes de cuidados que incluían información y consejos. Estos se daban verbalmente y en algunos casos con el soporte de una fotocopia.
Los estudios de eficiencia de los consejos dados en consulta no los dejan en muy buen lugar dado lo difícil que es para cualquier persona cambiar sus hábitos de vida o conseguir objetivos en salud que impliquen mucho esfuerzo.
Por otro lado el ciudadano cada vez busca más información sobre salud en Internet antes y después de consultar con el sistema sanitario. Cuando lo hace antes es común que termine agobiado por el exceso y la dudosa calidad de lo que encuentre. Cuando lo hace después tal vez acabe confundido si lo que encuentra no coincide con lo que le han dicho en consulta.
Aunque no se verbalice los profesionales deberían saber que el exceso de información, o más correctamente de desinformación, afecta a la mayoría de las personas que les van a consultar. El reto que tenemos encima de la mesa es cómo ayudar a la persona con una duda o problema de salud. Para ello la consulta presencial sigue siendo una de las mejores herramientas que existen. Si el profesional tiene las suficientes competencias comunicativas, conocimiento técnico del tema tratado y relación con la persona consultante será fácil que esta salga del encuentro con su necesidad de conocimiento correctamente satisfecha. No se trata de dar mucha información sino de dar la adecuada. Es una cuestión de dosis, que habrá que ajustar teniendo en cuenta factores como la personalidad del paciente, su nivel cultural, su inquietud personal y el grado de profundidad o extensión que desea en la respuesta.
Además de dar una respuesta verbal, el profesional podrá ayudarse en el encuentro clínico de imágenes o vídeos que podrá rescatar en ese momento de Internet o que podrá dibujar con lápiz y papel. Terminado el encuentro es buena práctica facilitar alguna referencia en Internet por si el paciente desea profundizar o repasar el tema. Dar un enlace escrito en un papel puede ser de gran ayuda. Otra propuesta mejor es dar un enlace semántico, es decir facilitar tres palabras que conduzcan a una página que el profesional aconseje. Por ejemplo, si digo a mi paciente que introduzca en su buscador las palabras: "doctor casado catarro", encontrará fácilmente un vídeo y un enlace a mi blog para pacientes con información sobre ese tema. Tres palabras son fáciles de memorizar. En cualquier caso también son fácilmente transcribibles a un papel.
Este proceso de educación sanitaria o prescripción digital de información es una faceta del perfil de Content Curator que debería tener cada profesional de la salud. Por este término se entiende un concepto de Rohit Barghava basado en cuatro habilidades: búsqueda de información, selección, traducción y difusión. Algo que con otros nombres siempre se ha hecho de alguna u otra forma en cualquier consulta del sistema sanitario.
La sanidad dispone de profesionales altamente capacitados con habilidades avanzadas de búsqueda y manejo de información, así como experiencia y conocimiento amplio de las comunidades y pacientes que tratan. Esto permite individualizar mucho la información. Si esta se amplía fuera de la consulta con enlaces a contenidos de Internet conseguiremos ayudar al paciente y a sus familiares y cuidadores a ser más autónomo y responsable de su proceso. Además nos será posible compartir este contenido en redes sociales, canales digitales o blogs para que quede disponible a otras personas.
No es asunto baladí dado el aumento en la edad poblacional que condiciona situaciones clínicas más complejas con componentes sociales, económicos y de otras índoles que no ayudan al mantenimiento de la salud. Proporcionar información individualizada de calidad será esencial, ayudarnos de Internet y de las tecnologías de la información y comunicación de las que disponemos también.
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