Se conocieron en una época de gran creatividad. Ambos tenían una visión y gustaban compartirla en múltiples foros y proyectos. No es fácil discernir quien se dio cuenta antes de que eran antagónicas. Uno defendía la promoción personal, el cambio de modelo siendo él mismo su arquitecto, la gestión privada, el beneficio económico. El otro soñaba con el crecimiento personal, el cambio de modelo basado en el servicio, la gestión ética, el beneficio social.
Empezaron a sucederse los desencuentros. Al final dejaron de hablarse. No consiguieron mantener el liviano puente que en un principio tendieron para unir ambos mundos. Uno se quedaría en su despacho y mantendría su tournée por todo tipo de eventos y festejos, el otro mantuvo su consulta en un ambulatorio, decidido a ofrecer su arte y creatividad a unos pocos pacientes.
La vida siempre pone a todos en su sitio. Lo que no es tan fácil de entender es que a menudo las apariencias nos engañan y lo que parece brillante carece de valor escondiéndose este en inverosímiles lugares.
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