jueves, 1 de octubre de 2015

Sanidad insostenible





La sanidad tal y como la conocemos no es sostenible. Ni lo es ahora ni mucho menos a corto plazo tal y como nos dicen las predicciones demográficas. Sin embargo pese a que se oye mucho hablar de estrategias de crónicos, hospital del futuro y medicina 2.0 poco se habla de sostenibilidad en el mundo sanitario. Y no me estoy refieriendo únicamente al tema económico.

No es sotenible sobrecargar a un residente con tres turnos seguidos sin dormir. No es sostenible el mal diseño de plantillas de primaria que obligan a un médico a atender 70 pacientes en un día. No es sostenible el nivel de medicación con neurolépticos y antibióticos de los ancianos en residencias. No es sostenible medicalizar la infancia, el embarazo, la menopausia, la edad avanzada al ritmo que lo estamos haciendo. No es sostenible el sobreuso del sistema sanitario por el ciudadano medio...

La sostenibilidad pasa por tomar conciencia de que así no podemos seguir. Cualquier chaval de 14 años que pasa del pediatra al médico de cabecera suele tener un historial de persona mayor con montones de visitas e intervenciones sanitarias innecesarias. Lógicamente luego siguen acudiendo sin cesar tal y como han aprendido en sus infancias. El problema es que el uso intensivo de la sanidad además de caro es peligroso, como lo son el sobreuso de pruebas diagnósticas y de tratamientos.

Mirar a otro lado no es la solución. Nunca lo ha sido. ¿Seremos capaces de encontrar alternativas antes de que llege el inevitable colapso del sistema?



 

miércoles, 30 de septiembre de 2015

La sanidad hiperbólica



Las tres Gracias , Peter Paul Rubens hacia 1635. Museo del Prado, imagen Wikipedia.



Vivimos tiempos paradójicos. Por un lado somos sin lugar a dudas la sociedad del exceso, por otro sufrimos todo tipo de recortes y angosturas. En el campo de la salud se reducen los presupuestos sociosanitarios mientras que aumentan la realización de pruebas diagnósticas y el uso de medicamentos... ¿qué está pasando? La respuesta corta es que nos la están dando con queso. La larga te la cuento en seguida.

Los sistemas sanitarios son estructuras enormes diseñadas para detectar enfermedades y tratarlas. Para ese fin se entrenan profesionales que se hiperespecializan y se diseñan e implementan técnicas diagnósticas y tratamientos que evolucionan y mejoran continuamente. Si usted acude a un centro sanitario lo habitual es que salga con al menos un diagnóstico y un tratamiento en la mano.

El problema surge cuando nos pasamos de frenada, y el sistema propone más pruebas diagnósticas y tratamientos que los que la ciencia y la prudencia exigen. En muchos casos será el propio ciudadano el que los exija, "doctor hágame una analítica, un PSA, una mamografía", "doctora deme algo para este catarro, para la diarrea, para poder dormir". Hay una cultura en el ambiente que considera bueno el que nos hagan pruebas diagnósticas. Lamentablemente esto choca con lo que dice la ciencia y las matemáticas. La mala noticia es que las pruebas diagnósticas también tienen efectos indeseables, se llaman falsos positivos y falsos negativos. Es decir a veces la prueba detecta algo como enfermedad y no lo es (lo que conllevará nuevas técnicas más agresivas y más procedimientos médicos con riesgos) ó no detecta alguna enfermedad cuando ya existe). Por eso determinar cuándo la prueba diagnóstica es útil para cada cual es una tarea que precisa de la pericia y experiencia de un médico entrenado y que, a ser posible, nos conozca (el mejor escenario es que sea nuestro médico de cabecera).

¿Quién gana con el sobrediagnóstico? hagan la cuenta y pregunten, siempre hay alguien que vende máquinas, reactivos, pruebas ó tecnología.

Con la hipermedicación pasa otro tanto. Es habitual que nuestros ancianos tomen muchas pastillas pero cada vez más lo hacemos todos y todas a cualquier edad. Los datos de consumo de fármacos en España son de los mayores del mundo. ¿Es necesario tomar tanto? probablemente no. Pero si acude con un síntoma a un médico sobrecargado por tener que atender a más de 40 pacientes ese día seguramente no tenga tiempo de explicarle las medidas no farmacológicas para solucionar su problema (que requieren un tiempo que no tiene) y termine dándole una receta lo que es por un lado más rápido y por otro suele complacer más al consultante.

¿Quién gana con el sobretratamiento? bueno, ya saben quien vende las pastillas.

Lo que está claro es que tanto el sobrediagnóstico y el sobretratamiento que convierten nuestra sanidad en hiperbólica, en excesiva a la hora de plantear cursos de acción no pertinentes no beneficia al ciudadano. Muchos problemas de salud no se solucionan con más sanidad sino atendiendo sus causas que en muchos casos son sociales, económicas, relacionales, psicológicas... El reto es pasar del eslogan "más sanidad" que es el que han seguido los políticos durante años (más hospitales, más centros, más pruebas, más servicios...) al más difícil: "mejor sanidad" que implica priorización, individualización, uso de evidencia científica y reflexión. No todo se cura haciendo pruebas ó mandando pastillas. Rescatar el valor de los hábitos de vida saludables y las condiciones sociolaborales equilibradas es básico para poder estar sano. Tapar las goteras únicamente con fármacos es una solución ineficiente en muchos casos.

La próxima vez que le propongan una prueba diagnóstica ó le ofrezcan un tratamiento pregunte si existen alternativas y anímese a participar en la decisión sobre la que pueda ser mejor para usted. 



martes, 29 de septiembre de 2015

Reducir la sanidad




Algún día podremos hacer con la sanidad lo que mucha gente ha hecho con sus mesas de trabajo: simplificar.

El reto es que de momento nadie sabe muy bien cómo hacerlo y la evidencia nos dice que cada día que pasa todo es un poco más complejo.

Pero ¿qué hace falta para que una persona tenga una buena asistencia sanitaria?


Probablemente pocas cosas.

1. Conocimiento y educación.
2. Una enfermera comunitaria y una médica de familia.
3. Posibilidad de ser derivado a consultoría médica externa y a hospitalización si es procedente.
4. Acceso a tratamientos y pruebas diagnósticas.


Con las dos primeras es posible solucionar más del 90% de los problemas de salud de una persona. Disponer de un médico de familia que te conozca a tí, a tú familia y a tú comunidad es una garantía para ser bien tratado en tus relaciones con el sistema sanitario. No es sólo cuestión de que tengas acceso a tratamientos y pruebas sino de que estos sean adecuados a lo que tú necesitas. Tan peligroso es el defecto como el exceso.


No se ha insistido lo suficiente en la importancia del conocimiento y la educación en la salud. El principal custodio de tu salud y la de tu familia eres tú mismo. Aprender a comer bien, a moverte bien y a tener rutinas de higiene física y mental es esencial para que puedas disfrutar sanamente de la vida. Sigue los consejos de tus profesionales de salud de referencia en tu comunidad ó en internet y haz un uso prudente del sistema sanitario.






lunes, 28 de septiembre de 2015

Solidaridad sanadora







Cada poco tiempo nuestra sociedad se solivianta ante noticias impactantes. Naomi Klein describió esta situación como la doctrina del shock mediante la cual la conciencia social permanece en estado de catatonia al recibir periódicamente paralizantes chispazos mediáticos. Cuando nos enfrentamos con la desgracia de un terremoto, tsunami, hambruna, crisis de salud, refugiados... lo primero que sentimos es una tremenda desazón que solemos aliviar comentando el tema por doquier y si acaso dando alguna limosna en las campañas de solidaridad que crecerán como setas tras dicho evento. Pasado el efecto mediático todo vuelve a su cauce y no nos solemos acordar más del asunto absortos como estamos de nuestro propios enredos.

Hemos olvidado que la solidadidad, la atención, cuidado y apoyo de los que lo necesitan es un potente tónico sanador para el que la ejerce. Al poner el foco de atención momentáneamente en el otro nos salvamos de nuestros propios demonios y nos centramos en lo ajeno, lo que nos permite ser creativos y funcionales. Es  posible ser solidario con los pequeños gestos de la semana, en nuestros ambientes próximos y barrios. También es posible serlo a distancia con realidades que no podemos alcanzar con los sentidos pero que podemos ayudar a transformar teniéndolas en cuenta y apoyando proyectos locales que otros puedan ejecutar por nosotros. Así como el individualismo a ultranza genera soledad y esta frecuentemente malestar y enfermedad, la solidaridad suele ayudarnos a establecer relaciones y a conectarnos con otras personas y realidades. Para estar sano viene bien llevar una dieta saludable y hacer suficiente ejercicio, recomendar la solidaridad no suele ser habitual en las consultas médicas, tal vez debería serlo.



Post participante en concurso de post solidarios de Mutua Madrileña

domingo, 27 de septiembre de 2015

Investigación médica socialmente colaborativa


Imagen: wikipedia


Imaginen que su medico le diagnostica a usted ó a un familiar cercano un tumor cerebral denominado glioma. De la consulta saldrá desmadejado con un informe en el que constará el diagnóstico y el tratamiento recomendado así como un pronóstico sombrío. Mas tarde buscará irremisiblemente información en internet y se encontrará con toneladas de basura que le producirán más ansiedad y dolores de cabeza de los que ya pueda tener. Imagine que llega a este artículo en The Economist, donde tratan el asunto anunciando una nueva terapia en ratones con dos fármacos disponibles en cualquier farmacia que prolonga por tres la supervivencia.

¿Lo probaría pese a no estar todavía indicado en humanos? 

¿Estaría dispuesto a contactar con los investigadores para participar en un estudio controlado para comprobar si es efectivo?  

¿Podrían ponerse de acuerdo un número suficiente de pacientes para desarrollar una estudio clínico doble ciego que fuera concluyente?

Tal vez hoy sea ciencia ficción, pero no tardará mucho en ser posible. La información médica básica está llegando antes a los ciudadanos que a los médicos. Estoy seguro de que la mayoría de colegas que conozco desconocen el estudio en ratones del que hablamos, es imposible estar al día en todo con la cantidad de información médica que se produce constantemente. También lo estoy que la visibilidad del artículo en The Economist habrá llegado a muchos miles de personas y de que muchas personas con glioma lo habrán visto.



Si les interesa el tema les recomiendo esta entrevista en El País a la que llegué unos días después de publicar este post en la que Joan Massegué habla sobre el tema y deja entrever que la investigación de la que hablábamos antes ya está en marcha...