Muchas personas practican deporte de forma intensa cuando son jóvenes y lo abandonan totalmente a partir de los treinta. Siempre he pensado que este “pattern” es muy poco ventajoso. En primer lugar, el deporte “competitivo” tiene evidentes riesgos de lesiones serias y otros efectos negativos. El deporte de élite no es bueno para la salud y, sin duda, esta no es una de las motivaciones principales de los deportistas famosos (que, lógicamente, deben buscar la fama). Por otro lado, el llevar una vida sedentaria a partir de los 30 es justo lo contrario a lo que le conviene al cuerpo. A medida que envejeces resulta más importante mantener la forma física.
Al deportista maduro y amateur todavía le persigue una cierta sensación de ridículo (“¿a dónde se cree que va éste?”). Por el contrario, el deportista joven y profesional le rodea un aura de gloria, aunque se esté destrozando los ligamentos o provocándose una hipertrofia del corazón. Siempre he mantenido esta idea y siempre he practicado deporte de forma frecuente, moderada y no competitiva. Por eso me he sentido verdaderamente reivindicado al leer un estudio en la página web del British Medical Journal, según el cual hacer ejercicio moderado a partir de los 50 aumenta de forma significativa la esperanza y la calidad de vida.
El estudio se realizó sobre una muestra de unos 2000 individuos (del sexo masculino), los cuales fueron monitorizados durante más de un década (así que no sabemos si en las mujeres se produce un efecto similar, aunque probablemente sí). Lo primero que sorprende es la magnitud del efecto: hacer ejercicio equivale a dejar de fumar. Lo segundo, es que el efecto favorable se observa entre aquellos que hacen deporte a partir de los 50, independientemente de que lo hayan hecho antes o no. Es decir, el ejercicio físico durante las primeras cinco décadas no se corresponde con un aumento de la esperanza de vida, y a partir de los cincuenta sí.
Una observación: por “ejercicio físico” se entiende al menos tres horas semanales de ejercicio aeróbico. Lo siento, pero acercarse a la nevera por otra cerveza no cuenta.
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