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domingo, 10 de julio de 2016

Relato: Gotas de lluvia


El coloso, detalle. Francisco de Goya




Mi vida es muy compleja. Albergo contradicciones y deseos que espantarían a muchos. Conozco muchos de los infiernos y purgatorios que llevo por dentro y te digo una cosa, no te gustarían nada.
Por eso salgo poco de casa. Desde hace años escondo mis doscientos treinta kilos de peso y compro lo que necesito por teléfono o Internet. No me falta ninguno de los sucedáneos que me permiten ir tirando, algunos te harían sonrojar.

Creo que hago bien quedándome dónde estoy. Hace tiempo que el mundo y la sociedad no me interesan nada, tanta basura me da asco. Con la mía ya tengo bastante.

Hoy, sin embargo, algo captó mi atención. Durante la noche un viento del oeste azotó mis ventanas dejándolas perladas de diminutas gotas. Sentí por un momento que contemplaba todo mi interior desplegado en un vidrio. En cada gota una imagen, en cada diminuta semiesfera una idea, un pensamiento,  una sensación, un sentimiento o recuerdo. Ahí estaba yo, con mi identidad desmarejada y mis intimidades desmembradas en un medio líquido, remedo de lo que verdaderamente soy: una ola de agua salobre que se pierde en algún remoto océano lejos de cualquier sitio.












Cantan las olas
Mi verdadero nombre
Lejos, muy lejos



domingo, 3 de julio de 2016

Relato dominical: Chispas y tormentas emocionales.

 

Foto de José Eugenio Gómez




Nuestros deseos inevitablemente chocan con los de los demás generando diferencias de potencial de las que surgen chispas y descargas, a veces rayos furibundos. Pocos son capaces de aprovechar semejante energía capaz de generar epopeyas, sinfonías o deslumbrantes gestas como las que narran los poetas. Habitualmente se pierde entre las manos como agua que escapa dejándonos un poso de amargura. De esas chispas emergen sentimientos con la capacidad de movernos hacia nuevos espacios. Vientos que bien aprovechados pueden hinchar las velas del barco más pesado y desplazarnos hacia tierras ignotas ricas en leche y miel. Lo que solemos ver son tormentas de fuego que terminan abrasando a sus protagonistas en lugar de permitirles viajar hacia otras islas. Nadie nos enseñó los secretos de esta alquimia privada de la que puede surgir el plomo que nos lastre a las profundidades o el oro que nos aporte resplandor. Tal vez la situación merezca que nos apliquemos y observemos mejor dado que estos secretos se muestran a voces delante de nosotros. Basta contemplar el universo con todas sus criaturas. Nunca se desperdicia ninguna energía, todas empujan la rueda de la vida cuyo movimiento es bello e incesante. 

 

 

 

 

domingo, 26 de junio de 2016

Relato: La crisis de los cuarenta




 Diego Velazquez, retrato de caballero y detalle de soldado anónimo en La rendición de Breda. 




Aquella mañana pudo comprobrar en sus carnes que la llamada crisis de los cuarenta tenía que ver con desenmascararse. Llevaba toda la vida fingiendo y no por mala voluntad o postureo sino por la desidia que nace de la inercia. La educación formal e informal, la familia  nuclear y extensa, las convenciones sociales, sus creencias religiosas y políticas formaban un espeso engrudo que el paso de los años solidificó de una manera asfixiante alrededor de su corazón. Entendió porqué tantos amigos y conocidos explotaban en esas circunstancias al abrir armarios largo tiempo cerrados. Entendió porqué tantos terminaban huyendo a paraísos artificiales o sencillamente se dejaban hundir en las profundidades del sin sentido. Se miró al espejo y recaló en sus ojos, tal vez algo tristes ese día pero vivos. Una sonrisa emergió del cristal. La propia faz es otra máscara, pensó, la verdadera vida es otra cosa.





domingo, 19 de junio de 2016

Relato: los dos hoplitas






Siempre había dormido bien. Cuando llevaba un mes y medio sin conseguirlo en condiciones y le quedó patente que había perdido peso comenzó a sospechar que algo fallaba. Los gemelos no tenían la culpa, llevaban dos años sin dar guerra por las noches. Su pareja y sus padres le verbalizaron preocupación en varias ocasiones. Le veían irritable, malhumorado y cariacontecido. Aquel fin de semana leyó en el blog de un amigo información sobre el síndrome de burn-out profesional, y vio claro que algo así le podía estar pasando. Decidió mandarle una nota para pedirle bibliografía y la respuesta fue una invitación a pasear, aceptó sin dudarlo. Quedaron a los pocos días tras dejar a los niños en el cole. Le habló de su agobio y sobrecarga, de la enfermera que se negaba a asumir el cuidado de los pacientes crónicos del cupo, y de como se había cansado de discutir y al final terminó asumiendo esas y otras muchas tareas. Su personalidad perfeccionista no le dejaba opción. Lamentablemente había consumido cuatro kilos de sus exíguas carnes y en una constitución física como la suya eso era una barbaridad. Su amigo le escuchó y comprendió, conocía bien esos mares y tormentas. Tomaron un té, tras disfrutar del paseo y la conversación. Ambos eran hoplitas experimentados con el cuerpo lleno de cicatrices de incontables batallas. Seguirían manteniendo su posición, hombro con hombro pese a que sus consultas estaban alejadas. Sabían que nadie vendría al rescate y que lo que tenían que enfrentar terminaría acabando con ambos. Pero eso, a fin de cuentas, pertenecía al futuro y hoy había otras cosas más importantes que atender.







BLANC · Bernat Vivancos & Latvian Radio Choir from Neu Records on Vimeo.
Y


domingo, 12 de junio de 2016

Respirar



Cuando no podía más se refugiaba escriendo poesía en sus cuadernos. También buscaba alivio en otros fuegos que no hacían más que añadir llamas a las suyas. Gritaba, suspiraba, sangraba. Al final terminaba postrado en el suelo, inerme, desnudo, prestando atención a su respiración. Ella le recordaba que todavía no estaba todo perdido, que quedaban partidas. Le contaba con paciencia la historia de todos los valientes que desde antiguo se habían enfrentado a los gigantes del desaire, el desaliento y la melancolía. Al final se tranquilizaba y en alguna ocasión permitía que unas lágrimas le refrescaran la aridez. Había algo en el aire que inspiraba confianza, que mantenía la vida, que permitía seguir avanzando. Cerrando sus manos sobre esa intuición abría los ojos y solía dejar escapar una sonrisa.







domingo, 5 de junio de 2016

Relato: געטלעך זון




געטלעך זוןווי אַ קינד איך געוואוסט אַז דאס זענען מער ווי זיי ויסקומען. ניט גענוג צו וויסן אַז דער זון איז די גלאָוינג פּילקע אַז שיינט אויף אונדז און מיר קענען נישט קוקן פאָרויס. איר דאַרפֿן צו פילן אַז אונדזער לעבן איז אַ פּשוט עמאַנאַטיאָן פון אַזאַ ריזיק מאַכט. די מצרים געוואוסט, ווי פילע אנדערע מענטשן ווי פעלנדיק. עס נעמט מיליאַנז פון מאַלעניאַ פֿאַר אַ איין פּאַרטאַקאַל פון ליכט געץ דורך זייַן אָנ אַ סאָף Moors און איז רעלעאַסעד אין פּלאַץ. ין מינוט איר וועט קרייַז די דיסטאַנסע אַז סעפּערייץ עס פון דיין באַק און איר וועט ווערן, שיינינג און געבן דיין קאַמפּעקשאַן היץ. ווייניק וויסן די סודות, ווייניק האָבן געראטן צו זען טאַנצן דער זון. ער איז געווען אַ עדות אין זיין חלומות פון אַלע די וואונדער אָן הייַאַבאַ וועג צו ציילן זיי. ווי צו שטעלן אין ווערטער שייַנען גרייס? יצחק רעטרעאַטעד צו אַ פּשוט הויז אין סאַרעד ווו ער געטרייַ אַלע זייַן שטאַרקייַט צו ענטפֿערן דעם קשיא. לאַנג נאָך זייַן בלויז תלמיד געגאנגען מעדאַטייטינג בייַ פֿאַרנאַכט. ער פּאָזד פֿאַר אַ מאָמענט און פֿאַרשטאַנען.(אָטאַמאַטיק איבערזעצונג, נעבעכדיק פֿאַר די מיסטייקס.)




Divino sol 


Desde niño supo que las cosas son más de lo que parecen. No basta con saber que el sol es esa bola incandescente que nos alumbra y a la que no podemos mirar de frente. Es necesario sentir que nuestra vida es una simple emanación de ese enorme poder. Los egipcios lo sabían, como también muchos otros pueblos ya desaparecidos. Hacen falta millones de milenios para que una simple partícula de luz consiga atravesar sus infinitos páramos y sea liberada al espacio. En pocos minutos cruzará la distancia que la separa de tu mejilla y se convertirá en tí, alumbrando tu tez y dándote calor. Pocos conocen estos misterios, pocos han conseguido ver bailar el astro rey. Él era testigo en sus sueños de todas estas maravillas pero no hallaba forma de contarlas. ¿Cómo expresar con palabras tamaño resplandor? Isaac se retiró a una casa sencilla en Sared donde dedicó todas sus fuerzas a responder esta pregunta. Mucho tiempo después su único discípulo caminaba meditando a la caída de la tarde. Se detuvo un momento y comprendió.

domingo, 29 de mayo de 2016

Rebeldía





No podía más. Llevaba meses arrastrando un terrible cansancio. Se había sentido así otras veces pero no tanto tiempo. Su médico de familia no encontró nada destacable ni en la exploración ni en los análisis. Pero ella se levantaba agotada. Pasaba el día arrastrándose entre el trabajo y su casa. El ánimo terminó resintíendose, no le apetecía salir, ni tener sexo con su pareja. No le apetecía estar con sus hijos ni con sus amigas, tan solo aspiraba a tumbarse un rato en el sofá. Volvió a ir al médico que en esa ocasión la dejó hablar pese al lío que había en la sala de espera. Fue entonces cuando empezó a darse cuenta de que así no podía seguir. Vio las llamas, salían de ella misma y quemaban por dentro, asolando a su paso todo lo que tocaban. Estaba malgastando algo tan valioso que no tenía precio, su propio tiempo. Ya era bastante. Decidió levantarse, encarar su terrible malestar y atravesarlo. Cuando lo hizo se sorprendió de que todo era humo, una negritud ocre que la impedía mirar más allá. A medida que pasaron las semanas dejó atrás aquel desierto inmenso y volvió a sonreir. Costó, muchos padecieron con su sufrimiento. Había aprendido que la mayor rebeldía era crear, atreverse a construir el día desde cero, tomar conciencia de cada pequeño instante y así poder mantener la sorpresa y la gratitud. Había crecido, sus cicatrices lo anunciaban, miró al cielo sintiendo la brisa y respiró. Tenía otro día por delante para encarnar esa nueva rebeldía.




domingo, 22 de mayo de 2016

Los números irracionales







Había pasado la vida entrenándose para operar con números racionales. Sus padres la llevaron a los mejores colegios y cuidaron su educación hasta el extremo. Disfrutó de una vida ordenada desde que le alcanzaba la memoria. Cursó estudios de piano y finalizó sin gran esfuerzo una brillante licenciatura universitaria. Se especializó, terminó casándose con su novio de toda la vida y tuvo dos preciosas hijas. Aquella manchita negra que apareció en su abdomen lo cambió todo. Resultó ser un número irracional. Y lo peor es que no vino solo, le acompañaban muchos más. Los siguientes meses llenaron su casa de dolor, sufrimiento, enfermedad y el revoloteo de las pesadas sombras de la muerte. Nunca se había asomado de esa forma al abismo del yo, a esa parte insondable de sí misma. Había pasado los cuarenta y siete años de su vida cerca de la costa, no había navegado jamás en altura, le daba pánico. Ahora tenía que hacerlo contra su voluntad y lo que estaba encontrando no le gustaba nada. Comenzó a lamentar no haber mirado antes lo que había mar adentro, ni haber sacado todo el jugo posible a cada amanecer.






Иррациональные числа.

Он провел свою жизнь подготовки для работы с рациональными числами. Ее родители взяли ее в лучшие школы и уход за их образование до конца. Он наслаждался упорядоченного жизнь с самой юности. Он изучал фортепиано и достигается без больших усилий его высшее образование, он специализировался, в конце концов женился ее давний бойфренд и имел двух дочерей. Это черное пятно появилось на ее живот все изменилось. Она оказалась иррациональным числом. Хуже того, он пришел не один. Она сопровождалась многое другое. Следующие месяцы будут заполнены дом боль, страдания, болезни и развевались тяжелой тенью смерти. Он никогда не заглянул в бездну себя, к тому непостижимой частью себя. Он провел 47 лет своей жизни вблизи берегов, там никогда выпрыгнул море. Он был напуган. Теперь он должен был сделать против их воли. И то, что я находил не нравится. Он начал сожалеть, что не посмотрев перед этим был в море.


(Автоматический перевод, извините за ошибки)





domingo, 15 de mayo de 2016

Relato dominical: El juicio final de las redes sociales



Capilla Sixtina. Miguel Ángel



El juicio final no se parecerá  a los lienzos barrocos que adornan muchas de nuestras iglesias. A un lado vemos los condenados entre llamas y diablos en el otro los salvados rodeados de ejércitos de ángeles. En nuestro tiempo todo será más sutil. En lugar de contar con un Dios entronizado en calidad de juez contaremos con un algoritmo, una construcción matemática que pese a su liviandad en ese proceso obstentará todo el poder. Accederá a la red global de datos formada por toda la información que de nosotros tiene Internet y en la que estamos posicionados en múltiples redes secundarias que incluyen tanto las virtuales como las reales. Según las relaciones y la posición que tengamos el algoritmo decidirá si somos valiosos ó descartables, si estamos salvados ó condenados. A un lado de la sociedad accederán los salvados con un puesto de trabajo, recursos, formación y oportunidades, al otro los condenados al subsidio de desempleo y al barrio marginal.

domingo, 8 de mayo de 2016

Relato: La manzana en el retrete







Ocurrió en un momento. Fue en esos minutos de caos que se dan en todas las casas con niños pequeños antes de acostarlos. Entre cenas, duchas y cuentos aprovechó un instante par ir al servicio. Al agacharse para abrir la tapa, el iphone se deslizó del bolsillo lateral de su chaqueta deportiva y acabó en el váter. Lo recogió al instante, lo secó, lo puso en arroz... de nada sirvió. Tras dejarlo tres días reposar en el limbo de los móviles no fue capaz de resucitarlo. Como bien sabía de su larga experiencia en urgencias, la Reanimación Cardio-Pulmonar y las Unidades de Cuidados Intensivos a veces funcionan y a veces no.

Paradójicamente la primera sensación fue de profundo alivio. Pasó unos días sin guasap, redes sociales ni apenas llamadas, no lo llevó nada mal. Pero al final claudicó y terminó encargando un nuevo aparato, esta vez de gama baja.

Los seres humanos aprenden poco a poco. La lección le había salido cara pero la amortizaría. Hay ciertas manzanas que están envenenadas.







domingo, 1 de mayo de 2016

El desencuentro





Se conocieron en una época de gran creatividad. Ambos tenían una visión y gustaban compartirla en múltiples foros y proyectos. No es fácil discernir quien se dio cuenta antes de que eran antagónicas. Uno defendía la promoción personal, el cambio de modelo siendo él mismo su arquitecto, la gestión privada, el beneficio económico. El otro soñaba con el crecimiento personal, el cambio de modelo basado en el servicio, la gestión ética, el beneficio social.

Empezaron a sucederse los desencuentros. Al final dejaron de hablarse. No consiguieron mantener el liviano puente que en un principio tendieron para unir ambos mundos. Uno se quedaría en su despacho y mantendría su tournée por todo tipo de eventos y festejos, el otro mantuvo su consulta en un ambulatorio, decidido a ofrecer su arte y creatividad a unos pocos pacientes. 

La vida siempre pone a todos en su sitio. Lo que no es tan fácil de entender es que a menudo las apariencias nos engañan y lo que parece brillante carece de valor escondiéndose este en inverosímiles lugares.

domingo, 24 de abril de 2016

Relato: Deux femmes









Pese a estar ya entrado en los cuarenta nunca se había prestado antes a una experiencia semejante. Llegó puntual al lugar de la cita. Una de las dos chicas tuvo la deferencia de salir a recibirle al enorme hall de entrada del establecimiento llamándole por su nombre. Entraron en la gran habitación que tenían reservada a tal efecto y le invitó a pasar al baño a desnudarse. La otra joven preparaba la cama y algún material  que se veía iban a utilizar. Se tumbó azorado mientras ambas terminaban de ultimarlo todo. Estuvo mirando el techo unos instantes que le parecieron eternos; la lámpara, las irregularidades, alguna muesca en la pintura.-“¿Te habían hecho esto antes?"-  preguntó la que sin duda tenía más experiencia. Debió ponerse rojo al decir que no. Nunca había estado sin ropa en una cama rodeado de dos mujeres desconocidas.  “Vas a notar un pinchacito” anunció una voz suave. Luego notó las manos en su abdomen, estaba claro que sabían lo que hacían.  A los doce minutos ya habían terminado. Se vistió, dio las gracias y salió aliviado. Nunca antes le habían quitado un trozo de su cuerpo. Ahora tocaba esperar,  los del laboratorio de anatomía patológica tardarían un par de semanas en analizarlo. Respiró hondo y sonrío, a fin de cuentas no había sido para tanto.

domingo, 17 de abril de 2016

Relato: Mensajes al mar

Foto: Andrés Nieto Porras. Flickr




Cada día bajaba a la playa y lanzaba al mar una botella conteniendo un mensaje. No podía dejar de hacerlo, tal era su necesidad de contactar. Llevaba años haciéndolo, años esperando.

A veces escribía diminutos poemas, otras largas disertaciones. Unos días planteaba agudas reflexiones otros acerados manifiestos. Tenía poco tiempo y lo sabía. La posibilidad de recibir respuesta era remota pero la recompensa de escribir le compensaba. En cada botella lanzaba al mar una parte de sí, un acorde, una posibilidad.


Su misión era heroica e imposible, las matemáticas no dejaban lugar  a dudas, enfrentaba infinitos.

Daba igual, el bajaba a primera hora y arrojaba al agua, con toda la fuerza disponible, su boleto de lotería respirando bien hondo. Tenía que hacerlo. Inevitablemente.


Llegó un momento en que no se le volvió a ver más. La playa seguía allí, con su rumor de olas y su horizonte líquido, iridiscente y mágico. Sus botellas no regresaron nunca, tampoco otras con respuestas. El mar guardó para sí todos estos secretos y solo la luna y las estrellas fueron testigos de lo que ocurriría mucho tiempo después cuando para contactar no serían precisos esfuerzos tan sublimes.









domingo, 10 de abril de 2016

Relato: Zenda





Era más de Pérez Reverte que de Javier Marías, más de Manuel Vilas que de Fernández Mallo. Los frecuentaba a todos pero tenía sus gustos. Por eso se alegró sobremanera cuando los descubrió juntos creando una nueva posibilidad de hacer literatura. Sabía por experiencia que eso de la cultura es construcción difícil. Se requieren muchos ladrillos, materiales y planos. Se precisa de tiempo y de paciencia, de soledad y maestros. Había nacido en una tierra en la que esas habilidades carecían de valor, no porque no lo tuvieran sino por la eterna desidia de muchas generaciones de altos dignatarios más amantes de permanecer en sus sillones que de cumplir con la responsabilidad debida. Aquel grupo de paladines de la palabra escrita sabían que hay que hacer todo lo posible para que estas lleguen a la gente. Unos lo decubrieron por azar, otros con dolor, la mayoría con lágrimas. Porque cuando se toma conciencia de que la urdimbre que nos sostiene está trenzada de semántica no podemos obviar la poesía que inunda nuestro sueño y la prosa que abre nuestras vigilias. Compartió con los suyos este descubrimiento, esa tierra lejana que decidieron llamar Zenda y cuando al caer la noche se guareció en la intimidad de su cuaderno escribió con su pluma:



Sé que eres tú
la que conforma el yo
bella palabra.

sábado, 9 de abril de 2016

Relato: Escribir y correr



Haruki Murkami. Foto Wikipedia Commons




Tras leer aquel viejo libro de Murakami me sentí como un niño que contempla un gigante. En De qué hablo cuando hablo de correr el escritor japonés narra de forma autobiográfica como descubrió y desarrolló dos de sus grandes pasiones, la literatura y las carreras de larga distancia. Un servidor que gusta de ambas disciplinas, pero las ejecuta a pequeña escala, no pudo evitar el asombro que surgía de la inevitable comparación. Por fortuna la desazón fue breve dejando paso a súbita alegría. Me animaba ser testigo de un hombre que había apostado por una intuición y había acabado encarnando una versión de sí mismo que le hacía feliz. ¿No es al fin ya al cabo ese afán el que nos anima a seguir caminando? Con el paso de los días una nueva revelación se me mostró, un detalle que cambiaba del todo mi visión inicial. Gusto de escribir pequeños textos y relatos así como de salir a trotar al campo unos pocos kilómetros, actividades ambas sencillas y asequibles que desempeño por amor al arte. Escribo sin que nadie me lo pida ni me exija, corro sin reloj y sin auriculares, sin necesidad de competir contra nadie ni siquiera contra mi. El hecho de hacer cosas porque sí esconde una profunda fuerza. En un mundo dirigido por diversos intereses las acciones que no persiguen ninguno son hermosos cisnes negros capaces de producir sorpresa y generar belleza. Entendí que el profesor Murakami tal vez no se podía permitir ese lujo con la facilidad con que yo lo hacía. La fama y el posicionamiento social exigen grandes sacrificios, uno de ellos se llama libertad. Tal vez por eso siempre me pareció simpática la adusta postura del pensador Diógenes que hoy apenas recordamos. Estamos rodeados de gigantes, el reto no está en tratar de imitarlos sino en conseguir el suficiente valor para dejar que el que habita en nosotros se muestre y dé servicio al mundo.

domingo, 3 de abril de 2016

Relato: Lo que cuesta morir





Llevaba diez años en estado vegetativo. No les aburriré con los detalles, tan solo les diré que era una anciana encamada con un cerebro dañado capaz únicamente de mantener procesos automáticos. Sus capacidades corticales desaparecieron mucho tiempo atrás. Aquella Navidad presentó un nuevo rosario de complicaciones con infecciones concatenadas que se iban haciendo resistentes a todos los antibióticos.

Aquella mujer estaba consumiendo la capacidad sanadora de unos fármacos que en pocos años perderían su eficacia y dejarían de salvar vidas, tal vez las de sus propios nietos. Por eso se me hacía tan difícil visitarla, sabiendo que el mantenimiento de esa agonía carecía de sentido para la protagonista y su familia. Tan solo una hija seguía defendiendo de forma inflexible la aplicación de todas las medidas terapéuticas posibles. La sonda urinaria, la nasogástrica, los goteros con los antibióticos... Mi marido no decía nada pero yo sabía de sobra que sufría lo indecible.

Al final se tomó la decisión. No había antibiótico posible. Se la dejaría en paz. Aún así tardó diez días en morir. Diez largos días en los que únicamente se mantuvo el sedante en un infusor que lo inyectaba con una pequeñísima aguja debajo de la piel. Falleció el 25 de diciembre dejándonos totalmente agotados.

No sé que pensarán. Por el momento yo voy a poner por escrito cómo me gustaría morir y lo que no aceptaría bajo ninguna circunstancia. Algo tan importante como la muerte no se puede dejar totalmente al azar.

domingo, 27 de marzo de 2016

Relato dominical: La varita mágica





La confesión, Sir Frank Bernard Diksee.




Había pasado mucho tiempo, lo sabía de sobra. Aquel día de año nuevo no hizo votos ni planes. Se levantó, caminó por la orilla del mar, comió bien y durmió una larga siesta. Fue al ducharse a la mañana siguiente cuando se dio cuenta. La varita mágica que llevaba años buscando estaba en su mesilla de noche. La puso allí con cuidado la noche anterior al hacer el equipaje. Calló al suelo al vaciar una bolsa con ropa, fue entonces cuando reparó en ella pero como estaba cansado no elaboró ninguna asociación. Apagó la luz y se quedó dormido en pocos segundos como gustaba hacer. Al salir de la ducha abrió la puerta del baño y entró desnudo en la habitación. Ahí estaba, se la quedó mirando ensimismado. ¿Cómo había podido estar tan ciego?. De aquella varita habían brotado incontables versos, relatos, incluso la novela que escribió para sus hijos esa misma Navidad. Había construido mundos con ella, abierto su corazón y vaciado todo tipo de armarios interiores. Construyó bellos mensajes que regaló a sus amigos y acompañó sus silencios y secretos durante años. En los segundos que duró la contemplación tomó consciencia de era un verdadero mago. No como los que aparecen en los medios o en espectáculos, no. Un mago de verdad. Su destino tenía que ver con esa antigua habilidad pasada de moda de generar asombro. Suspiró y dejó salir el aire lentamente, esbozó una sonrisa y sintió la vida que todavía aleteaba dentro de su pecho.







domingo, 13 de marzo de 2016

Relato: Mi cirujana







Mi cirujana fue médica de familia. Lo desveló en la primera visita cuando yo me identifiqué como tal a la hora de discutir algún aspecto técnico del tratamiento. Fue una profesional vocacional, me contó que le gustaba mucho su trabajo. La decisión de cambiar de trayectoria vino derivada de un enfrentamiento con sus jefes. Recibió un rapapolvo por una conducta asistencial que ahorraba dinero al sistema sanitario pero aumentaba el gasto en atención primaria. Fue la gota que colmó el vaso, abandonó la atención primaria.

Conozco otros muchos casos similares a éste, algunos muy directos. Médicos excelentes que ya no aguantan más una situación de precariedad laboral, estulticia gerencial, procedimientos obsoletos, sistemas informáticos torturantes, sobrecarga asistencial brutal y una larga lista de poderosos motivos.

A veces me pregunto si permanecer en el timón de un barco que cruje de continuo y amenzaza hundimiento es una heroicidad o una soberana imprudencia. No puedo contestar. Lo cierto es que muchos seguimos adelante y tratamos de hacerlo con la máxima dignidad de la que somos capaces. La verdad es que nos defendemos como podemos. Algunos lo cuentan con palabras muy claras, otros señalan sin miedo los vicios del sistema y un servidor escribe algún relato para exorcisar sus miedos y fantasmas.

Cuando dentro de unos días mi cirujana escriba un poema en mis entretelas, y deje estampada su firma en mi epidermis, me acordaré de todos esos compañeros y compañeras que tomaron la decisión de cambiar de rumbo para seguir ayudando a los demás de otras maneras. A fin de cuentas los renglones torcidos de la vida nos van llevando a todos por caminos a veces sorprendentes.


domingo, 6 de marzo de 2016

Sentido






No todos los instantes de la vida tiene el mismo peso. De hecho nuestra biografía se apoya tan sólo en un puñado de recuerdos, en unas pocas experiencias. Para uno su infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, para otro su existencia son aquellos atardeceres en las islas del sur.

Hoy me fijo en un pliegue fortuito del edredón de la cama. Una disposición fugaz de la tela que expresa de manera impecable toda mi vida. Soy esa levedad, esa dejadez que al ordenar el cuarto quedará en mi recuerdo. ¿Por qué nos reencontramos en cosas tan fugaces? ¿Por qué los detalles tienen tantísimo poder?

La vida son suspiros, diminutas estancias. Hay abismos en cada una de ellas, profundidades insondables, páramos infinitos. Los seres humanos tenemos la capacidad de desplegar los acontecimientos, eso nos da sentido al poder navegar lo inabarcable, lo absoluto. Nuestra contingencia y mortalidad nos permite esta sorprendente capacidad que probablemente los ángeles no tengan.

La libertad, esa confusa propiedad, emana de la posibilidad de elegir entre instantes. De toda la experiencia nos podemos quedar con retales, de todo el mar con la poca agua que cabe entre las manos; unas gotas que escapan. Mientras las asimos sentimos su presencia, su humedad transparente, su fulgor primigenio. Por un momento no hay separación entre el mar y nosotros, somos la misma cosa.

No hubo más remedio que salir del Edén. En cada universo solo cabe un principio rector. La gran noticia es que de ese Big Bang surgieron nuevos universos, bellas singularidades que navegan a la búsqueda de un último sentido, de un minúsculo pliegue en la iridiscente tela de todo lo que existe.







domingo, 28 de febrero de 2016

Relato dominical: Las hemorroides del prócer







Fragmento apócrifo del diario personal de Nerón Claudio César Augusto Germánico, emperador de Roma.


Me gustaría creer que todo padecimiento humano tiene una parte heroica pero la experiencia me dice lo contrario. Sufro de hemorroides desde los dieciocho, lo que me ayuda a recordar mi levedad y decadencia y a no vanagloriarme en exceso por casi nada sabiendo que finalmente estoy hecho de una pasta vulnerable y obscena. Es cierto que salvo alguna excepción no he sido castigado con grandes dolores pero también que con frecuencia dejo un reguero rojo tapizando de gotas el inclemente blanco del excusado. Dicha hemorragia suele presentarse durante meses en los que me siento solidario con todas las mujeres del planeta que experimentan semejante sangría por motivos más altos. En mi caso no deja de ser un fenómeno de la esfera escatológica mientras en las damas es corona de la capacidad divina de ser custodias de la vida cuyo germen son capaces de albergar en el cuerpo. Yo carezco de tamaña capacidad creativa pero sufro en silencio junto a ellas sabiéndome perdido irremisiblemente. No por la gravedad de mi inicuo padecimiento sino por la severidad del color rojo que me indica a las claras que llegará un momento en que no quede ninguna gota más que regalar al inodoro. Mientras llega ese instante abyecto seguiré tratando de encontrar un sentido a la vida y convirtiendo ésta en música de lira










Nero Claudius Caesar Augustus Germanicus, Roma imperatoris. Commentarius diarium fragmentum apocrypha.

Credere velim omni humanae aegritudinis partem strenua est aliud docet experientia. Patiar a anorum octo memini mihi quod prodest plus leuitatis ac paene nihil non in gloriam referebantur corruptionem scientes quod passibile et postremo scelerata pendit. Verum est, quod non nisi cum poena punitur, sed etiam frequenter relinquere vestem Inclement album, rubrum trahentium guttis cultus. Talis fere est in sanguinem menses, ut ego necessitudinem cum mulieribus experientia in mundo, qui tantum sanguinem per causas superiores. Sed ego non de ambitu rei eschatologicum in regno mulierum divini germinis facultas quorum custodes corporis possunt capere. Sed potentia creandi non desit multa pati in silentio, cum ipse sciens perdidit irrevocabiliter. Severitatem res non ex hoc iniustius quam ne severitate animadversionis rubra mihi manifeste veniet tempus quo magis dare vestigium nullum secretum. Donec veniat tempus quod abiectum adhuc trying ut reperio a vita, et quod conversus sit in lyra musica.
Lorem transferendis sententiis loquor errorem deprecarentur.