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miércoles, 20 de marzo de 2013

Regresar a Walden Retour vers Walden



 "Fui a vivir al bosque porque quería vivir despierto, enfrentarme tan solo a los hechos esenciales de la vida y aprender lo necesario para no verme obligado, cuando estuviera postrado en mi lecho de muerte, a reconocer que no había vivido"
Henry David Thoreau




Llegué a Walden hace ya muchos años. Mi viaje no siguió la ruta convencional, encontré primero a Skinner, él me llevó a Thoreau.

Y Thoreau me regaló los bosques, la casa de madera, el pasar de los días.

De vez en cuando todos sentimos la necesidad de regresar a Walden, esa zona interior en la que reina el silencio y la conciencia. Ese tiempo especial que nos permite estar completamente presentes ante lo que el instante nos presenta.

Estar mucho tiempo fuera de Walden suele llenarnos de desazón e infelicidad que cada cual expresa de diferenetes maneras. Trastornos en el sueño, diversos dolores o malestares físicos, un ánimo taciturno, excesivo nerviosismo, sentimientos de ira incontrolada y un larguísimo etcétera.

En Walden también encontraremos todo eso, pero el lugar nos invita a descalzarnos, a dejar fuera las botas cargadas del barro de la vida, a calentarnos con un leño y contemplar la chimenea.


En la consulta me encanta invitar a los pacientes a regalarse arte, movimiento, comida sana. Pero mucho más invitarles a ser más conscientes, más presentes, más vivos. Para ello no siempre soy capaz de utilizar palabras. Acordarme un instante de Walden suele bastar. Cada cual tiene el suyo. Y algo puedo decir, es tremendamente contagioso. Afortunádamente.





Retour vers Walden

"Je suis allé vivre dans un bois parce que je voulais vivre éveillé,faire face seulement aux faits essentiels de la vie et apprendre ce qu´il faut pour ne pas être obligé,couché sur mon lit de mort,de reconnaître que je n'avais pas vécu"
Henry David Thoreau.

Je suis arrivé à Walden, il y a de nombreuses années.Mon voyage n'a pas suivi la route classique,j'ai rencontré d'abord à Skinner,qui m'a porté jusqu'à Thoreau.

Et Thoreau m'a fait cadeau des forêts,la maison en bois,les jours qui passent.

De temps en temps,nous ressentons tous le besoin de rentrer à Walden,cette zone intérieure où le silence et la conscience reignent.Ce temps spécial qui nous permet d'être pleinement présents à ce que l'instant nous présente.

Être longtemps hors de Walden nous remplit de malaise et de mécontentement que chacun exprime de différentes manières.Troubles du sommeil,divers maux et douleurs physiques,humeur maussade,nervosité excessive,sentiments de colère incontrôlée et un long etcétéra.

À Walden nous trouvons tout cela aussi,mais le lieu nous invite à nous enlever nos chaussures,à laisser dehors les bottes chargées de boue,à chercher la chaleur d'un tronc de bois et contempler la cheminée.

Dans mon cabinet j'aime inviter les malades à s'offrir de l'art,du mouvement,une alimentation saine.Mais beaucoup plus les inviter à être plus conscients,plus vivants.Pour cela je ne suis pas toujours capable d'employer les mots.Me rappeler de Walden un instant me suffit.Chacun a le sien.Et je peux dire que c'est extrêmement contagieux.Heureusement.

(Traducción de Isabel Nuñez)

viernes, 1 de marzo de 2013

Cuando el médico enferma

Es aguanieve
el puzzle de levedad
de este corazón.




Los médicos enferman y mueren. Todos lo hacen. Muchos no consiguen preparase bien para ese viaje, pese a haber acompañado a muchos en el mismo. Su conocimiento, habilidades, criterio y experiencia no son suficiente. El mar de la levedad humana no es fácil de navegar, pocos consiguen caminar sobre las aguas. Lo común es hundirse, hundirse por el miedo.


Esta semana acompañé a un amigo médico en tiempo de enfermar. Sus 9 kilos menos testificaban el camino de dolor y dificultad que está pasando. Su mirada hablaba sin parar, hablaba del mar de sinrazón y dificultad que está cruzando. Mi amigo me decía qué frio y aspero es el sistema sanitario cuando se tiene puesto el pijama de enfermo, cuando de alguna forma, se tiene el culo al aire; perdonen la expresión.

A veces he pensado si tal vez no debería ser obligatorio para todos los profesionales sanitarios pasar tres días ingresados en un hospital, como reflexionaba William Hurt en la película The doctor. 
Casi todo el mundo que haya pasado por una hospitalización coincidirá conmigo.






Lo cierto es que tratar con el dolor y la enfermedad produce un tipo especial de cansancio, de quemazón interior. Para no terminar achicharrado es vital que el profesional sanitario sepa navegar la incertidumbre, la desazón y el miedo... el mar de la levedad. Pero ahí no somos nunca sólidos, ni  duros, ni resistentes. A lo sumo aguanieve, una palabra hermosa que define algo delicado y fugaz, gotas de agua trémulamente sólidas que en poco tiempo seguirán su camino.


Hoy voy a hablar para doscientos estudiantes de medicina en Zaragoza. Es un honor para mí. Tengo poco que decirles, tan solo trataré de recordarles la delicada misión a la que se enfrentan, el enorme potencial que esconden dentro, la ilusión y creatividad que necesitarán.


Ser un médico de familia es algo grande. Nuestro trabajo es sencillo y callado, poco vistoso o prestigioso. Pero es un grandísimo privilegio poder hacer algo con sentido.


Sean sanitarios o no, permítanme recordarles algo elemental: cuiden su corazón.







jueves, 28 de febrero de 2013

Blancanito y los siete enanieves




Siempre me gustó el cuento de Blancanito y los siete enanieves. Principalmente porque no existe, es una impostura. Nadie me lo contó jamás y yo al formularlo siempre cambiaba la historia, habida cuenta de que lo que contaba no tenía razón de ser.

Según van pasando los años descubro cada vez más Blancanitos, más enanieves, más mezquindades. Y no me extraña, de alguna forma los adultos nos olvidamos de que somos el chaval que una vez fuimos, la pecosa con trenzas, el joven alocado... Ese olvido resulta fatal porque nos impulsa a ser lo que no somos, un hato de mentiras, una pella de gofio.

El cambio de modelo sanitario es un cuento malvado que un narrador ruín escamotea a su audiencia para obviar la historia original. Nos viene a decir que Blancanieves no existe, que nunca existió. Nos trata de explicar que ya no hay príncipes encantadores, tan solo brujas despiadadas... Llegará un tiempo en que los enanitos necesiten asistencia sanitaria. Tal vez la tengan, tal vez no. Dependerá si son rentables a los ojos de la malvada madrastra que sigue controlando el reino en el reflejo del pérfido espejo del capital obsceno.









Vídeo del programa Salvados de Jordi Evole sobre Sanidad, aquí.

sábado, 23 de febrero de 2013

Cientos de miles de ciudadanos no pueden estar equivocados



Foto: Huffington Post



El que llevemos meses llenando las calles de Madrid, se hallan presentado cientos de miles de firmas, se hayan realizado encierros en decenas de centros sanitarios, se haya hecho una huelga de varias semanas... pone de relieve que la ciudadanía sabe lo que quiere. Parece claro que defender una sanidad pública es evidente. Parece claro que el nivel de escucha de la clase política ha sido nulo. No hay negociación, no la ha habido y probáblemente no la habrá. Ya está el pescado vendido y no tienen la decencia de decirlo, pero sus hechos los delatan. No aguantarán otra legislatura, se irán. Pero el mal estará hecho. El trabajo de nuestro padres y abuelos habrá volado por los aires, se lo habrán vendido a empresas, a amigos, a los de siempre.

Los profesionales sanitarios hemos puesto argumentos encima de la mesa, hemos puesto alternativas encima de la mesa, hemos puesto nuestro conocimiento encima de la mesa. Parece que los maletines que había debajo pesaban más. Parece que los compromisos del Ritz y otros foros pesaban más. Los recientes datos de donaciones al partido del gobierno por los grupos que pujan por comprar la sanidad pesan más.

Modificar el modelo de sanidad puede ser una alternativa. Pero nunca la de un partido político que no la debata, que no la incluya en programa electoral, que se la saque del sombrero. Esto no es democracia, es imposición. Y además una imposición muy poco inteligente. A la sociedad no nos sale a cuenta que vendan al capital privado servicios esenciales. Y les puedo garantizar que la sanidad lo es. Todos acabaremos padeciendo enfermedades y muriendo. Todos acabaremos necesitanto la ayuda del sistema sanitario. No podemos delegar esa ayuda al dinero de cada cual, eso no es solidario, ni ético ni eficiente. No es inteligente para nadie, salvo para el que hace negocio.

Seguiremos alzando la voz, diciendo que están equivocados, que abrir vías de agua bajo la línea de flotación no ayudará al barco sanitario. Depongan las hachas, depongan la estulticia. Escuchen. Quizá les llegue el clamor popular de la gente que dicen ustedes representar, quizá les llegue la voz unánime de los profesionales sanitarios que claman por sentarse en la mesa con ustedes para ayudarles a poner orden y buscar alternativas.

Si la palabra no es suficiente no habremos comprendido. No habremos comprendido que nuestros mayores se mataron antes de ayer en este país por la misma razón, por no escucharse. No habremos comprendido que el camino de construcción de una sociedad busca el bien común y no la mejora táctica de los intereses de un grupo. No habremos comprendido que nos estamos jugando el todo por el todo.


Vídeo RTVE

miércoles, 20 de febrero de 2013

¿Es posible una salud aumentada?





En los últimos años se ha puesto de modo el término paciente empoderado que viene a definir un tipo de paciente más informado y preparado para tomar las mejores decisiones concernientes a su salud. La irrupción de las tecnologías de la información y comunicación (TICs), los teléfonos móviles con acceso a internet y las redes sociales, están cambiando el panorama de la información sobre salud. Un porcentaje de los pacientes puede acceder a información que antes era solo coto privado de profesionales sanitarios. En esta línea podemos citar el ejemplo de Dave deBronkart @epatientDave que pudo salvar su vida cuando le diagnosticaron una grave enfermedad de pulmón accediendo a investigación clínica cuyos resultados aun no estaban publicados en revistas científicas.

Está claro que a todos nos interesa la salud y que nos gustaría disfrutar de un mayor grado de esta, una salud aumentada, pero ¿es esto posible?

Por lo que sabemos se requiere algo más que información de calidad. La información a secas es poca cosa si no se transforma en conocimiento y este a su vez en habilidades, hábitos y comportamientos que son los que a fin de cuentas determinan en mayor proporción nuestra salud. Para acometer cambios solemos requerir apoyo y ayuda. Muchos sabemos lo complicado que es modificar la forma de alimentarse o deshacerse de un hábito indeseado.

Si los profesionales sanitarios de hospitales y centros de salud están cada vez más sobrecargados y agobiados es comprensible que no den una respuesta suficiente. ¿Dónde encontrarán los pacientes esta ayuda? la respuesta es sencilla: donde puedan. El auje de los seguros privados de salud o de las medicinas alternativas ilustra que los ciudadanos necesitan respuestas a sus problemas de salud.

En mi caso como médico de familia del sistema público, trato de  apoyar mis recomendaciones no farmacológicas usando técnicas de comunicación, entrevista motivacional, dibujos o diagramas (visual thinking), imágenes de internet, etc... Al disponer de poco tiempo (6 minutos de media por paciente) a menudo amplío la información en formato escrito, vídeo o página web para que el paciente amplíe en su casa la información que requiere.





En la actual situación de decrecimiento sanitario, las redes sociales van a ser cada vez más importantes a la hora de proporcionar respuestas de salud. Sigue llamando la atención la poca presencia que hay en ellas de profesionales sanitarios. La mayoría considera que proporcionar contenidos por esta vía no es de su competencia.

Hay que repensar muchas cosas. No nos queda más remedio que dejar de hacer cosas para poder hacer otras, modificar las preferencias y tratar de amoldarnos a las necesidades de los pacientes y de la sociedad. Creo que todos comprenderemos fácilmente que esas necesidades se incrementan y cambian a gran velocidad.




jueves, 7 de febrero de 2013

Aportar sentido, aportar salud







Recuperar la salud no suele ser una cuestión de tomar pastillas. Por lo menos no únicamente.

La medicina occidental es capaz de dar respuestas a muchas cuestiones de salud. Es especialmente buena solucionando problemas traumatológicos o quirúrgicos, enfermedades infecciosas y reagudizaciones o urgencias. No se le dan tan bien la patología degenerativa o del desgaste, las insuficiencias orgánicas, los problemas psicológicos leves.

Eso lo saben los pacientes. Son los primeros en notar cuando no hay una respuesta adecuada a sus problemas. También lo sabemos los profesionales, a menudo frustrados por no ser capaces de hacer más.

Hoy tuve que atender a un paciente que pidió cita urgente por un catarro. Su congestión nasal le impedía respirar por la nariz. Tras escucharle y explorarle le expliqué la benignidad del caso, le aconsejé vahos y lavados nasales y le prescribí un descongestionante oral. También me disculpé diciéndole que aunque lo hiciera todo bien la congestión probablemente duraría unos días. El paciente se fue disgustado, no le había solucionado su problema. "Si un médico no puede curar ni unos mocos, ¿para qué sirven?" pareció pensar cuando salía por la puerta resoplando. Llevaba su parte de razón.

La dificultad estriba en conciliar las necesidades de salud y bienestar crecientes de la población con la realidad de limitación inherente a la biología humana y a los condicionamientos sociales y culturales que vivimos. No nos salen los números.

La presión sobre los profesionales sanitarios es creciente. En esta coyuntura va a ser difícil encontrarnos profesionales creativos, receptivos y comunicativos. Lo más frecuente será hallar burócratas o técnicos fríos, si no quemados tras años de maltrato institucional.

La pieza más delicada de un sistema es siempre la parte humana. Y para cuidar hay que ser humano.

Aportar sentido o conciencia a un paciente en tiempo de enfermar siempre es necesario. Que lo haga su médico es una oportunidad valiosa. No vamos por ahí enseñando las heridas. Creo que tengo mucho que aprender. Además de ciencia sé que de alguna manera estoy llamado a dar sentido en aquellas situaciones que no sean susceptibles de arreglarse. Y esto en la vida es lo más habitual.

Aportar sentido requiere su tiempo. Seguimos caminando sobre hielo. Tiempo parece que no hay.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Salud es siempre algo más que Sanidad






La actual crisis del modelo sanitario madrileño se puede explicar con tres aproximaciones. La primera es el fracaso de la gestión sanitaria. Durante años los distintos gestores y políticos que han desempeñado cargos de responsabilidad no han sido capaces de flexibilizar el sistema, diseñar una cultura de profesionalidad ni incentivar adecuadamente al personal. No se han resuelto los problemas atávicos del sistema como la burocracia (modelo de receta, partes de baja), la coordinación entre hospitales y centros de salud o la mejora continua en la calidad. El planteamiento actual de la Consejería de Salud de Madrid de traspasar la gestión pública a empresas privadas con ánimo de lucro evidencia el fracaso de quien no ha sabido hacer bien su tarea. El que lo hagan otros no será garantía de que lo que tantos no han podido hacer se haga finalmente. Si encima se plantea de espaldas a los profesionales y con estos en contra, vaticino que no funcionará.

La segunda aproximación es el fracaso de los profesionales sanitarios. La provisión de cuidados y servicios sanitarios basados en una cartera de servicios no ha cubierto las necesidades y expectativas sociales. Muchos profesionales no encuentran la motivación suficiente para la excelencia, maltratados por su organización o sometidos a presiones continuas. La proporción de profesionales quemados o desmotivados es muy alta. Por otro lado la capacidad de gestionar el propio trabajo se ha limitado muchísimo por cuanto solo ha quedado el recurso a quejarse como válvula de escape ante tanta dificultad. Esto no ha ayudado a los pacientes. Permitir que un médico de familia atienda a más de 50 personas al día ilustra el fracaso de unos profesionales que se han visto abocados a la masificación y a proveer cuidados "industriales" más propios del ámbito veterinario que del humano, como ilustra Julian Tudor Hart. Los pacientes terminan buscando solución a sus problemas en otros lugares donde "los escuchen mejor" ya sea en consultas de seguros privados o de medicina alternativa.

Por último es importante destacar el fracaso social a la hora de usar el sistema sanitario. El sobreuso del sistema haciendo más visitas al mismo o consumiendo más fármacos que los países de nuestro entorno ilustra que no hemos sabido explicar bien cómo usar correctamente el sistema de salud. Mantener procesos decimonónicos como el sistema de vale descuento en las recetas sin duda no ayuda, al obligar al paciente a tener que acudir frecuentemente por su medicación. Nadie en el sistema ha tenido suficiente inteligencia para permitir que la prescripción en una hoja de un médico sea válida para dispensar el tratamiento crónico seis meses...

En cualquier caso estamos asistiendo a un fenómeno sin precedentes. Todos los profesionales de la salud de la Comunidad de Madrid se han unido como una piña al ver peligrar irremediablemente el sistema sanitario y en consecuencia la manera de trabajar y sus puestos de trabajo. En Madrid sobran hospitales. Una política irresponsable los creó con un claro interés electoral que no supo valorar el coste económico y social de dicha decisión. De hecho sigue habiendo proyectos de abrir más hospitales encima de la mesa cuando la coyuntura de crisis desaconseja seguir por esa vía.

De lo que aún no hemos tomado conciencia los profesionales sanitarios es en la crisis del propio modelo sanitario. Un modelo basado en la enfermedad, que incentiva la paliación de esta o el número de procesos de diagnóstico y tratamiento en lugar de basarse en la salud incentivando la promoción de la misma y los resultados en salud. Falla un modelo que sitúa el centro de cuidados en el hospital y en procesos de alta tecnología o sofisticación, cuando desde hace décadas tenemos evidencia científica y económica de que es más prudente, seguro y eficiente apostar por potenciar centros de salud más resolutivos cerca de donde vive el ciudadano.

El decrecimiento social que estamos viviendo exigirá que se sigan proveyendo cuidados a menor coste. Sólo lo conseguiremos si los tres vértices del triángulo cooperan, los gestores con diligencia, los profesionales con profesionalidad y los ciudadanos con responsabilidad.

Y si me permiten un apunte, añadiría que aportando diálogo y escucha. Por muy competente que sea un político los retos actuales seguramente colmen su capacidad. Dejarse ayudar por la inteligencia colectiva de sus profesionales y por la de los ciudadanos es camino seguro para construir los cambios que la sociedad necesita y aplicar con exquisita suavidad el bisturí de los recortes de presupuesto evitando el hacha u otras medidas cortoplacistas que ocasionarían más destrozo.


Publicado ayer en el Huffington Post




 

sábado, 20 de octubre de 2012

¿Hubiese muerto Steve Jobs de haber tenido un médico de familia?




En las consultas de los centros de salud solemos encontrar dos tipos de pacientes, los que acuden raramente al médico y los que pareciera que lo hacen con frecuencia. Steve Jobs pertenecía a los primeros, no le gustaban mucho los médicos. Cuando enfermó decidió él mismo qué tratamiento seguir y se "automedicó" varias terapias alternativas. Dejó pasar el tiempo y su cancer de páncreas fue empeorando. Pese a ser al inicio una variedad curable, al no tratarse adecuadamente progresó y se hizo dificilmente manejable. Jobs pudo pagarse un caro transplante de hígado pero fue demasiado tarde.

El que un ciudadano acuda diréctamente a los tratamientos que crea más eficaces, a los especialistas de más fama o a las pruebas más sofisticadas no siempre es lo mejor. ¿Por qué?, por la sencilla razón de que ninguna persona tiene suficiente perspectiva de sí mismo. Sólo vemos una parte de nosotros. Tampoco solemos tener criterio clínico, la habilidad que más cuesta adquirir a los que optan por estudiar medicina que requiere años de estudio (más de nueve), muchas horas de prácticas y tenacidad, mucha tenacidad.

El perfil sanitario que mejor puede desempeñar esta labor de ofrecer perspectiva y orientar dentro del sistema sanitario es el médico de cabecera. Si este conoce al paciente tendrá valiosa información sobre él a la que recurrirá cuando aparezca el problema de salud para tratar de discriminar si es leve o hay indicios de que no lo sea.

Una persona tan inteligente, rica y poderosa como Jobs no tenía médico de familia. En España casi todo el mundo lo tiene. En su caso hubiera podido superar su problema de salud de haber acudido a él.

Un grupo de médicos estamos grabando un documental donde explicamos en qué le puede ayudar un médico de familia. También contamos que se precisa tiempo para poder desarrollar este servicio con calidad. Los seis minutos habituales quizá no sean suficiente.  Puede ver el trailer al final de este artículo o bien ver el documental completo a partir del día 30 de octubre.

Merece la pena defender las cosas que sabemos funcionan bien y pueden facilitarle la vida. Vamos a necesitar su ayuda y apoyo para que nosotros podamos seguir ayudándole y apoyándole. Tengo la seguridad de que ustedes lo merecen.





SEIS MINUTOS (Trailer) from seis minutos on Vimeo.



Foto:  'Steve Jobs.'
http://www.flickr.com/photos/7940758@N07/6291617264 


Publicado en el Huffington Post




Would Steve Jobs be alive today if he have had a family doctor? 


In family medicine clinics we usually find two types of patients; those who rarely visit doctor and those who visit him frequently. Steve Jobs belonged to the first group, as he did not like doctors too much. When he became ill, he decided his treatment on his own, following several alternative therapies. Time passed and his pancreatic cancer worsened. This type of cancer can be curable in an early stage, but if it progresses without treament it becomes very difficult to manage. Jobs would have been able to pay an expensive liver transplant but it was too late. 
Deciding a treatment on our own, seeking famous specialists or sophisticated clinical tests is not always the best option. Why? For the simple reason that no one has enough self-perspective. We are only able to see a part of ourselves. As common citizens we don´t have clinical judgement, which is usually  the hardest skill for clinicians to acquire after years of study (more than nine), many hours of practice, persistence, and tenacity. 
The clinical professional that can carry out this task better, offering perspective and guidance within the healthcare system, is the family doctor. If the doctor knows the patient well, he will have valuable information about him which can be very useful to assess a health problem appropriately amd discriminate how relevant it is. Someone as smart, rich and powerful as Jobs had no family doctor. In spite of the economic recession in Spain, almost everyone does. If Jobs had searched for his general practitioners’ advise, he might have been able to overcome his health problem.
A group of Spanish doctors are recording a documentary where we explain in which ways a family doctor can help you. We also talk about the need of enough time to develop this task with quality. The usual six minutes we have nowadays may not be enough. You can see the trailer at the end of this article or watch the full documentary starting October 30. 
Things that we know work well and can make your life easier are worth defending. We will need your help and support so that we can continue helping and supporting you. I am sure that you deserve it.



Photo: 'Steve Jobs icon tattoo'
http://www.flickr.com/photos/35448539@N00/7979956524








¿Hauria mort Steve Jobs d'haver tingut un metge de família? 

En les consultes dels centres de salut solem trobar dos tipus de pacients, els que van rarament al metge i els que sembla que ho fan sovint. Steve Jobs pertanyia als primers, no li agradaven molt els metges. Quan va emmalaltir decidir ell mateix quin tractament seguir i es "automedicó" diverses teràpies alternatives. Va deixar passar el temps i la seva càncer de pàncrees va ser empitjorant. Tot i ser a l'inici una varietat curable, en no tractar-adequadament progressar i es va fer difícilment manejable. Jobs va poder pagar-se un car trasplantament de fetge però va ser massa tard.El que un ciutadà acudeixi directament als tractaments que cregui més eficaços, als especialistes de més fama o les proves més sofisticades no sempre és el millor. Per què?, Per la senzilla raó que cap persona té suficient perspectiva de si mateix. Només veiem una part de nosaltres. Tampoc solem tenir criteri clínic, l'habilitat que més costa adquirir als que opten per estudiar medicina que requereix anys d'estudi (més de nou), moltes hores de pràctiques i tenacitat, molta tenacitat.El perfil sanitari que millor pot exercir aquesta tasca d'oferir perspectiva i orientar dins el sistema sanitari és el metge de capçalera. Si aquest coneix al pacient tindrà valuosa informació sobre ell a la qual recorrerà quan aparegui el problema de salut per intentar discriminar si és lleu o hi ha indicis que no ho sigui.Una persona tan intel · ligent, rica i poderosa com Jobs no tenia metge de família. A Espanya gairebé tothom en té. Si s'escau hagués pogut superar el seu problema de salut d'haver acudit a ell.Un grup de metges estem gravant un documental on expliquem en què li pot ajudar un metge de família. També comptem que fa falta temps per poder desenvolupar aquest servei amb qualitat. Els sis minuts habituals potser no són prou. Pot veure el tràiler al final d'aquest article o bé veure el documental complet a partir del dia 30 d'octubre.Val la pena defensar les coses que sabem funcionen bé i poden facilitar la vida. Anem a necessitar la seva ajuda i suport perquè nosaltres puguem seguir ajudant i donant-li suport. Tinc la seguretat que vostès ho mereixen.


martes, 2 de octubre de 2012

Transparencia o intervención




Si incluimos temas económicos o políticos en este blog es porque nos creemos que el principal problema de salud pública de España son los seis millones de parados. Como médico de familia sé que esto es un verdadero desastre, lo veo dia a dia en la consulta. Situaciones de enorme tensión familiar y personal que causan dolor, mucho dolor. Personas que se deshacen en lágrimas o en angustia, personas al límite de sus recursos personales. Y finalmente enfermedad.

El sistema sanitario no podrá dar respuesta a este incremento en el sufrimiento social y personal. Si esperamos a que la gente enferme no lo habremos hecho bien. El mejor de los galenos es impotente ante una tormenta tan grande, para esto requeriremos la implicación de todos a la hora de generar respuestas.

¿Cómo encontrar soluciones? aparentemente todo el mundo manifiesta su preocupación pero no hay en el debate argumentos de peso ni en un lado ni en otro. Lo que está claro es que parece necesario revisar el modelo de estado, el sistema político y de representación, el control de las instituciones y finalmente el contrato social. Asignaturas duras, pero posibles de aprobar si conseguimos clarificar los objetivos. El diagnóstico parece evidente, es hora de proponer tratamientos.


Realizar cortes límpios, los mínimos posibles. Cada incisión en la piel producirá inevitáblemente una cicatriz. Por eso cuando los médicos acometemos cirugías tratamos de hacer el mínimo daño posible. Parecería razonable que a la hora de reducir gasto se cortaran partidas secundarias y no esenciales. ¿seremos capaces de limitar los beneficios bancarios en lugar de resarcir sus pérdidas con dinero público? ¿seremos capaces de reducir la duplicación de funciones que las autonomías generan? ¿seremos capaces de concentrar servicios como las televisiones autonómicas o volver a centralizar competencias como las sanitarias?

Aumentar la profesionalidad. Disponer de mejores profesionales es siempre algo deseable. Para ello hay que formarlos bien en primer lugar y ofrecerles trabajo competitivo. En caso contrario no se generarán, y los que lo hagan tenderán a marchar. Desinvertir en educación no parece muy inteligente en los tiempos que corren, debería priorizarse estas partidas si queremos apostar por nuestros hijos e hijas, lo contrario será quitarles oportunidades. Por otro lado no es posible cuantificar monetariamente cuanto vale la fuga de capital mental consecuencia de un mercado laboral menguante. Tampoco lo que vale la sangre que se pierde en quirófano, pero todos sabemos que si es excesiva nos va la vida en ello.

A nivel macropolítico será necesario algo tan evidente como la transparencia. La receta contra la corrupción de todos los tipos. Esta gusta de la oscuridad, basta encender la luz para que desaparezca con las sombras. Incorporar este valor a todas las instituciones públicas, a la banca, a las cuentas de las privadas... es un camino que producirá beneficios sociales y mejorará la gestión y el buen hacer. Tan importante es que si no lo conseguimos de forma interna, no quedará otro remedio de que otros lo hagan. Se llama intervención y está cada dia más cerca. Estas semanas la periodista Stefanie Claudia Müller ha generado una tormenta mediática en las redes sociales con un duro artículo que ilustra como se nos ve a los españoles desde fuera. No entraré a analizarlo, tan solo argumentar que las generalizaciones suelen llevar implícito su error pero nos ilustran el panorama. 

Si nos creemos que somos una democracia tendremos que ejercer como demócratas y empezar a buscar consensos eligiendo los mejores argumentos. El paciente espera en el quirófano, no nos podemos retrasar más, se requiere urgentemente transparencia o intervención.




Publicado esta semana en el Huffington Post
Foto: 'Surgeons at work'
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domingo, 9 de septiembre de 2012

La mejor indicación



En estos tiempos complejos que atravesamos una de las cosas más preciosas a la hora de navegar la vida no es el dinero, el poder y la fama. Es algo mucho más pequeño y frágil. Podemos llamarlo criterio. Es una forma de sentido común aderezada de conocimiento, profesionalidad y buen hacer. Cuando tenemos una duda solemos acudir a una fuente de información para satisfacerla o bien preguntar a una persona con criterio.

Cuando la enfermedad nos golpea nos ocurre lo mismo. Necesitamos buscar información. Y lo hacemos por todos los medios disponibles. Presentaremos nuestra inquietud a familiares y amigos, en el trabajo, en el barrio, a veces en la conversación con desconocidos. Cada vez más buscaremos en internet y pondremos nuestra pregunta en Google cual oráculo délfico que vomitará toneladas de respuestas, en la mayor parte innecesarias y excesivas. Viene bien recordar que la información requiere su justa medida: si es poca deviene en ignorancia, si es mucha nos puede confundir.

Si el problema de salud es verdaderamente serio quizá acudamos a un profesional sanitario. Pero, ¿a quién acudir? La respuesta no es fácil.

Muchos elegirán a un médico privado o de un seguro médico por la rapidez de respuesta. En este caso si se acude directamente a un especialista este verá nuestro problema desde el punto de vista de su especialidad, obviando los aspectos que más se distancien de la misma. Tendrá criterio pero será parcial.

En otros casos acudiremos a la consulta del médico de familia del sistema público. La respuesta también es muy rápida. En consulta es probable que la sobrecarga del sistema permita que el doctor tenga solo cinco minutos para atendernos. Esto para un problema sencillo o burocrático suele ser suficiente. Para un problema de salud real no. Si el problema supera en complejidad los recursos diagnósticos o terapéuticos del médico este derivará al paciente a un especialista. Esto ya es bastante más lento. En este caso nos encontraremos con criterio pero no con la posibilidad de desarrollarlo plenamente.

En el mundo ideal acudiremos a un profesional que nos conozca, que conozca a nuestra familia y la comunidad donde vivimos, que tenga tiempo suficiente para nosotros, que sea capaz de enfocar nuestro problema dando un diagnóstico o al menos sospechándolo y que nos oriente por las mejores opciones que el sistema sanitario puede ofrecernos. Al sumarse estos factores al criterio del profesional, este será mucho más preciso y acertado, apuntará mejor a la diana. Evitará tiros fallidos, nos ahorrará disgustos y también dinero público al evitar rodeos. La mejor indicación a la hora de prescribir una receta, una prueba diagnóstica o un consejo de salud nace de este valor.

Si el sentido común gobernara nuestras sociedades buscaríamos la forma de potenciar el criterio de todos los profesionales para que prestaran el mayor servicio social posible. Probablemente no sea fácil pero tendremos que seguir intentándolo. Solo si cada cual en su área de conocimiento o actividad comparte su mejor hacer conseguiremos avanzar hacia una sociedad mejor.
 

Seguir a Salvador Casado en Twitter: www.twitter.com/doctorcasado 

Publicado en el Huffington Post

 

Foto:  'Happy Birthday Sand!!!!! 50..E non sono pochi..Mi+regalo+tutti+i+colori+della+vita.Sand+Creation(Photoshop+Manipulation)'
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lunes, 27 de agosto de 2012

¿Nos hace falta tomar tantos medicamentos?




España es, tras Estados Unidos, el país del mundo que consume más fármacos por habitante. Dato estadístico inquietante para cualquier sociedad. Esto no ha sido siempre así. Nuestros abuelos apenas se medicaron. La mayoría de los españoles adultos tomó pocos fármacos en su infancia. Lamentablemente hoy lo habitual es que cualquier niño haya tomado antibióticos en muchas ocasiones, además de cantidades significativas de paracetamol e ibuprofeno. Esta última sustancia alcanza concentraciones altísimas en las aguas de ciertos ríos españoles, donde terminan la mayoría de los componentes farmacológicos que el cuerpo elimina por la orina.

Probablemente sea posible inferir que un consumo excesivo de pastillas (al igual que uno muy deficitario) sea un indicador de mala calidad de salud. El sobreuso producirá problemas como efectos secundarios, interacciones entre medicamentos, reacciones alérgicas y otros muchos.

Lo principal es dilucidar si los fármacos ofrecen respuesta o solución a los problemas para los que la gente los toma. En la mayoría de los casos buscamos en ellos respuesta a síntomas puntuales. Si nos duele la cabeza tomamos un calmante. Si nos molesta el estómago tras una comida un antiácido. Olvidamos lo que decían los sabios, tiene más importancia tratar la causa que la consecuencia. Parece más sensato que si la cabeza duele por haber pasado el dia al sol sin protección nos pongamos la gorra, o si el estómago protesta por un abuso dietético tratemos de comer con más mesura. Sin embargo el verdadero problema no está en hechos puntuales como estos, sino en procesos o conductas repetitivas que terminan saturando la capacidad de adaptación del cuerpo y la mente humanos. Una situación de estrés mantenido en el ambiente laboral o familiar producirá indefectiblemente algún síntoma en el cuerpo si no ponemos remedio. Muchos dolores de cabeza, lumbares o estomacales tienen esta causa. Flaco favor haremos poniendo remedio a la punta del iceberg si no atendemos lo que está por debajo.

Esta labor implica a menudo la ayuda de un profesional de la salud. Si tenemos la suerte de acudir a alguno que tenga el suficiente tiempo para atendernos, escucharnos y explorarnos, que tenga la suficiente formación y cuya actitud sea adecuada tal vez nos pueda ayudar a desenmarañar la causa de nuestro mal y buscar el remedio más adecuado. Pero para ser realistas en muchas ocasiones no se dan todos los elementos necesarios. Nos solemos encontrar con profesionales agobiados y sobrecargados, con muchos pacientes esperando, que nos miran por encima y nos despachan en cinco minutos, no disponen de más, con una receta como respuesta.

Uno de los elementos terapéuticos más potentes es la escucha atenta, también es de los más caros. Pero me pregunto si a largo plazo no será más eficiente, no ahorrará costes económicos y humanos. Dar respuesta farmacológica a todos los problemas no es una buena práctica. Perdemos todos, profesionales sanitarios, pacientes y sociedad.

Reconducir la situación para que las familias aprendan a no medicalizar la infancia de los más pequeños ni tampoco sus vidas es una prioridad importantísima. No debería ser una cuestión de recortes impuestos sino de toma de conciencia. Para ser feliz no hacen falta pastillas.

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Publicado hoy en el Huffington Post

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