Parece que cada vez hay menos pediatras que quieran trabajar en Atención Primaria. Mucho trabajo y mucho lío. Si pueden prefieren trabajar en el hospital en turno de mañana con agendas más tranquilas y sin avalanchas de pacientes sin cita.
Por otra parte el panorama de la atención infantil tras décadas de llenar consultas con revisiones de niños sanos es desolador. Las historias clínicas infantiles no envidian casi nada a las de muchos ancianos venerables, decenas de episodios, centenas de consultas... El sobrediagnóstico y el sobretratamiento infantil está a la orden del día con un uso de antibióticos, medicaciones y pruebas diagnósticas innecesarias elevado.
La población se ha acostumbrado a acudir con los niños al centro de salud ante el mínimo síntoma convirtiéndose en normal la visita por cualquier causa. Los jóvenes y adultos que han mamado esto de pequeños asumen que acudir al sistema sanitario por la menor molestia es lo correcto y así vamos saturando de sanos unos servicios sanitarios ya de por sí bastante desvencijados.
¿De quién es la responsabilidad de este desastre? Pues un poco de todos. De los gestores que miraron para otra parte, de los pediatras que lo consintieron y ahora se arrepienten, de los médicos de familia que se dejaron meter un gol cuando les quitaron los niños y otro ahora cuando se los vuelven a poner, de las enfermeras que no quisieron asumir por completo el control de niños sanos y de la sociedad que se acostumbró a la barra libre sanitaria sin ser consciente del precio y de los riesgos.
Mal arreglo tiene lo que no se hizo bien en un principio. El primer paso es darnos cuenta de que todo lo que favorezca el sobre uso sanitario es peligroso. El segundo replantear una estrategia de Atención Primaria infantil que redefina el papel y los roles de todos los profesionales de la salud implicados. Habrá que ver qué hace la enfermera, qué el médico de familia y qué el pediatra. Habrá que incentivar el aumento de servicios de enfermería y medicina de familia. Habrá que garantizar la asistencia redefiniendo plantillas y reforzando suplencias.
Y sobre todo habrá que educar para que la población sepa cuándo debe acudir a los servicios sanitarios y cuándo no. Volver a enseñar a las familias a cuidar procesos menores como las infecciones respiratorias leves, los procesos digestivos banales y todo aquello susceptible de ser manejado en casa sin complicaciones.
No puedo decir si hay alguien pensando en una estrategia nacional o comarcal al respecto, supongo que sí dado el alto número de despachos dedicados que hay. Lo que sin duda necesitaremos es implementar cambios y que estos se fundamenten en evidencia científica, rigor profesional y consenso.
Mientras tanto asistiremos a una vía de agua más que anega las bodegas de este gran Titanic sanitario que nos tiene a muchos a maltraer achicando agua a mansalva.
Referencias:
https://elpais.com/elpais/2018/01/23/mamas_papas/1516698648_153918.html
https://www.elconfidencial.com/espana/2018-02-12/pediatras-alertan-centros-salud-mir_1519330/