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miércoles, 17 de julio de 2013

Relatos de verano: el otorrinolaringólogo



Le gustaba trabajar en su consulta privada. Perfectamente limpia y ordenada, al igual que su aspecto impoluto: corbata, camisa perfecta, bata bien planchada. Así debía de ser. En la capital de provincia en que vivía así eran las cosas. Si quería vivir bien tenía que ganarse a la gente VIP y allí no perdonaban, tenía que ser todo perfecto.
Echaba de menos de vez en cuando el hospital, la urgencia, el quirófano, los nuevos retos. Ahora todo era más predecible, el 90% de su tiempo lo ocupaba solucionando siete u ocho problemas, siempre los mismos. Es verdad que era algo aburrido, pero no tenía grandes complicaciones y el balance a fin de mes le permitía un ritmo de vida desahogado.

Un dia se planteó dejar la corbata en casa. En seguida se dio cuenta del error y la volvió a coger.

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