El rescate de la normalidad
Todos queremos que nos devuelvan nuestra vida normal, o por lo menos lo que de normal podía tener. Nos dicen que no va a ser posible, que nos darán una nueva y eso me hace recelar. Parece que lo que viene será una versión devaluada con menos ingresos y más restricciones.
Nos tocará arrimar el hombro para conseguir que la vida sea vida y la dosis de miedo y crispación social se reduzca a niveles tolerables. Como médico me atrevo a proponer algunas sugerencias.
Estar vivo no es normal. Si uno mira un instante el universo se dará cuenta de que la norma es precisamente lo contrario. El problema que tenemos en nuestra sociedad es que nos sentimos eternos e invulnerables algo que, por muy impopular que sea, debemos asumir como falso. Hemos convertido en un tabú la levedad humana, su impermanencia. Por eso quitamos la muerte de la vista y escondemos todo lo posible la enfermedad, la pérdida y las catástrofes personales. Es verdad que algunos las airean, pero lo habitual es avergonzarse de ellas y beber su hiel en solitario.
Al ser pues la vida un regalo extraordinario lo lógico sería agradecerla y vivirla con plena conciencia. Esto lo saben bien los que han resucitado de una enfermedad grave o han sobrevivido a un accidente. Se dan cuenta de lo frágil que es permanecer vivos y lo poco que hace falta para sonreír y recorrer el día. Los demás parecemos haberlo olvidado y nos desplazamos a toda velocidad por existencias agobiadas que dedicamos a hacer demasiadas cosas, consumiendo todo lo que podemos y terminando consumidos. Son los engaños del progreso y el crecimiento económico, la rueda de la jaula donde el pequeño roedor da vueltas sin parar.
Salir de una rueda, y mucho menos de una jaula, nunca fue sencillo. Pero es posible cuando uno se da cuenta de que ni la una ni la otra son reales. Lo real es otra cosa, la fuerza del sol, la generosidad de la tierra, la belleza de un paisaje, la solidez de un abrazo a alguien cercano. Momentos que normalmente no se pueden comprar ni vender y están ahí mismo esperando que nos demos cuenta.
Para alcanzar pues esa normalidad nos será necesario pensar un poco lo que de verdad significa la vida para nosotros. Y de esta forma hacer un repaso de lo que consideramos importante, algo que suele estar bastante mediatizado por una sociedad de mercado que se dedica a vendernos cosas desde que sale el sol hasta el ocaso.
El siguiente paso es salir a la calle, dejar por un momento la seguridad de nuestra casa y abrirnos al espectáculo que hay fuera. Para ello necesitaremos una buena dosis de prudencia. Seguimos en estado de epidemia y tendremos que protegernos y proteger a los demás, fundamentalmente a los más débiles, y esto no debería ser mediatizado por eslóganes políticos ni intereses económicos o de otra índole. Se trata de tener la suficiente humanidad como para ir más allá de lo que nuestro ombligo nos dicte. La buena noticia es que es sencillo, bastará usar mascarillas en los espacios públicos, con especial cuidado en el transporte y los lugares más frecuentados. También necesitaremos guardar cierta distancia unos con otros, seguir estornudando en la flexura del codo o en un pañuelo y evitar en lo posible las aglomeraciones.
Será inevitable que nos reunamos y regresemos a los bares y lugares públicos. Hagámoslo con alegría y con prudencia, de la mejor forma posible, valorando el posible riesgo de cada situación. No es lo mismo un encuentro casual en la calle con dos metros de distancia que una pequeña fiesta en un apartamento que reúna a diez amigos. A lo mejor nos toca hacer las primeras fiestas con menos invitados o plantearlas en algún lugar al aire libre.
Otro factor a comentar es la toxicidad de los medios de comunicación y las redes sociales en el marco de la actual coyuntura de miedo y crispación. Todos estamos nerviosos, los políticos más si cabe, y el espectáculo mediático y en Internet es terrorífico. Cada cual se alinea con sus amigos afines y carga sin piedad contra quien piensa distinto. Las palabras escucha, diálogo y compasión han sido secuestradas. Por ello solicito cierto ayuno mediático. Usen las dosis mínimas que se puedan permitir, y créanme si les digo que evitarán una peligrosa intoxicación que empieza lentamente pero termina pudriendo el ánimo con agresividad, cabreo y desazón. Tal vez sea interesante dejar de escribir improperios en Twitter y rescatar ese cuaderno donde alguna vez escribimos algo o quizá arriesgarnos a mandar una carta a esa persona que la espera. Rescatar el poder sanador de la palabra escrita puede hacer mucho bien a mucha gente.
Habrá que volver a poner en valor la comunicación de calidad y el contacto físico que tanto necesitamos. Habrá que aprender de nuevo a abrazar, besar, tomar de la mano. Rescatar el tesoro de no sabernos solos, de poder interesarnos por otros y tratar de ayudar, de tender puentes, de cuidar, de hacer algo por otros.
La sociedad está herida de miedo y frustración, indigesta por haber perdido libertades y haberse acercado a la incómoda consciencia de su fragilidad. Para curar estas heridas nos harán falta potentes medicinas como la consciencia, la compasión y la delicadeza que nos llevarán a tomar decisiones y acometer cambios necesarios. Dejar de hacer lo que no nos aporte vida y atrevernos a soltar aquello que nos encadene sin aportarnos verdadero valor.
Tengo la profunda sensación de que saldremos de esta y con esa pequeña gota de esperanza me gustaría terminar. Las esperas nunca fueron agradables pero cuando se sabe que el sol está al otro lado de la tormenta suele ser más fácil aguantar el chubasco.
Towards normality
We all want our normal life back, or at least the closest thing to what it was. They tell us it's not going to be possible, that they'll give us a new one, and that makes me suspicious. It seems that what is coming is a devalued version with less income and more restrictions.
It will be our turn to pitch in to make life a living one, and the dose of fear and social tension will be reduced to tolerable levels. As a doctor I dare to propose some suggestions.
Being alive is not normal. If one looks at the universe for a moment, one will realize that the norm is precisely the opposite. The problem we have in our society is that we feel eternal and invulnerable to something that, however unpopular it may be, we must assume to be false. We have made human lightness, its impermanence, a taboo. That is why we remove death from sight and hide illness, loss and personal catastrophes as much as possible. It is true that some show them in public, but the usual thing is to be ashamed of them and drink their gall alone.
Since life is an extraordinary gift, it is logical to be grateful for it and to live it with full awareness. This is well known to those who have risen from a serious illness or have survived an accident. They realize how fragile it is to remain alive and how little it takes to smile and go through the day. The rest of us seem to have forgotten and are rushing through overburdened existences, doing too much, consuming all that we can and ending up consumed. They are the tricks of progress and economic growth, the wheel of the cage where the little rodent spins around endlessly.
Getting out of a wheel, let alone a cage, was never easy. But it is possible when one realizes that neither one nor the other are real. What is real is something else, the strength of the sun, the generosity of the earth, the beauty of a landscape, the solidity of a hug to someone close. Moments that can't normally be bought or sold and are right there waiting for us to notice.
In order to reach this normality, it will be necessary for us to think a little about what life really means to us. And in this way we can review what we consider important, something that is usually quite mediatized by a market society that is dedicated to selling us stuff from sunrise to sunset.
The next step is to go out into the street, leave the security of our home for a moment and open ourselves up to the spectacle outside. To do this we will need a good dose of prudence. We are still in a state of epidemic and we will have to protect ourselves and others, fundamentally the weakest, and this should not be mediated by political slogans or economic or other interests. It is about having enough humanity to go beyond what our selfish dictates. The good news is that it is simple, it will be enough to wear masks in public spaces, with special care in transport and the most frequented places. We will also need to keep some distance from each other, continue sneezing into the bend of the elbow or into a handkerchief and avoid crowding as much as possible.
It will be inevitable that we will meet and return to the pubs and public places. Let us do so with joy and prudence, in the best possible way, assessing the possible risk of each situation. A casual meeting in the street two metres away is not the same as a small party in an apartment with ten friends. Maybe we have to organize the first parties with fewer guests or have them somewhere in the open air.
Another factor to comment on is the toxicity of the media and social networks in the current climate of fear and tension. We are all nervous, politicians even more so, and the media and Internet spectacle is terrifying. Everyone is aligned with their like-minded friends and ruthlessly charges those who think differently. Words as listening, dialogue and compassion have been hijacked. That is why I call for a certain media fasting. Use the minimum doses you can afford, and believe me when I tell you that you will avoid a dangerous intoxication that starts slowly but ends up rotting your mood with aggression, anger and uneasiness. It might be interesting to stop writing expletives on Twitter and rescue that notebook where we once wrote something, or perhaps risk sending a letter to that person who is waiting a word from us. Rescuing the healing power of the written word can do a lot of good for many people.
We will have to re-evaluate the quality of communication and physical contact that we so desperately need. We will have to relearn how to hug, kiss, and hold hands. We will have to rescue the treasure of be living in society, of being able to take an interest in others and try to help, the posibility of buildIng bridges among us, to care, to do something for others.
Society is wounded by fear, frustration and lost freedoms and approached the uncomfortable awareness of its fragility. To heal these wounds we will need powerful medicines such as awareness, compassion and gentleness that will lead us to make decisions and undertake necessary changes. To stop doing what does not bring us life and to dare to let go of that which chains us without bringing us true value.
I have a deep feeling that we will get out of this and with that small drop of hope I would like to finish. Waiting has never been pleasant, but when you know that the sun is on the other side of the storm, it is usually easier to endure the rain.
走向常態
自動翻譯,對錯誤感到抱歉。
我們所有人都希望我們的正常生活恢復原狀,或者至少要恢復到最接近的狀態。他們告訴我們這是不可能的,他們會給我們一個新的,這使我感到懷疑。似乎即將出現的是貶值的版本,收入更少,限制更多。
現在該輪到我們介入以使生活成為一種生活,恐懼和社會緊張局勢將減少到可容忍的水平。作為醫生,我敢提出一些建議。
活著是不正常的。如果看了一會兒宇宙,就會意識到規範恰恰相反。我們社會中存在的問題是,對於某種東西,無論它多麼不受歡迎,我們都必須假設自己是虛假的,這使我們感到永恆和不受傷害。我們把人類的輕便,無常作為禁忌。這就是為什麼我們將視線移開死亡,並儘可能地掩蓋疾病,損失和個人災難。確實有人在公共場合向他們展示過,但通常的做法是為他們感到羞恥並獨自喝膽汁。
由於生活是一份非凡的禮物,因此對它充滿感激並充滿意識地生活是合乎邏輯的。對於那些從重病中復活或在事故中倖存的人來說,這是眾所周知的。他們意識到維持生命的脆弱性,微笑和度過一天的時間很少。我們其餘的人似乎已經忘記了,他們正忙於繁重的生活,做得太多,消耗了我們所有的力氣,最終被消耗掉了。它們是進步和經濟增長的竅門,籠子裡的小囓齒動物不斷旋轉。
離開輪子,更不用說籠子了,從來都不是一件容易的事。但是當一個人意識到一個都不是真實的時,這是可能的。真實的東西還包括太陽的力量,大地的慷慨,風景的美以及擁抱某人的堅固性。通常無法買賣的時刻,就在那等著我們注意。
為了達到這種常態,我們有必要思考一下生活對我們的真正意義。這樣一來,我們就可以回顧我們認為重要的內容,而這通常是由致力於向我們出售日出至日落的東西的市場社會所介導的。
下一步是走到街上,離開我們的房屋安全片刻,然後向外界敞開大門。要做到這一點,我們將需要一定的謹慎。我們仍處於流行病狀態,我們將必須保護自己和其他人,從根本上說是最弱者,這不應以政治口號或經濟或其他利益為媒介。這是關於有足夠的人性超越我們自私的指示。好消息是它很簡單,在公共場所戴口罩就足夠了,在交通運輸和最常去的地方要特別注意。我們還需要保持一定距離,繼續打噴嚏到肘部彎曲或手帕,並儘可能避免擁擠。
我們將不可避免地會面並回到酒吧和公共場所。讓我們以最大可能的方式高興而謹慎地評估每種情況的可能風險。在兩米外的街道上的一次休閒聚會不像是一個有十個朋友的公寓中的小型聚會。也許我們必須組織更少的客人參加第一方聚會,或者讓他們在露天的某個地方。
要評論的另一個因素是在當前的恐懼和緊張氣氛中,媒體和社交網絡的毒性。我們都很緊張,政界人士更是如此,媒體和互聯網的景象令人恐懼。每個人都與志同道合的朋友結盟,並無情地指責那些不同想法的人。諸如傾聽,對話和同情之類的詞已被劫持。這就是為什麼我呼籲某些媒體禁食。使用您可以承受的最低劑量,當我告訴您,您將避免危險的陶醉,這種陶醉會慢慢開始,但最終會因為侵略,憤怒和不安而腐爛,請相信我。停止在Twitter上寫俗語並拯救我們曾經寫過東西的筆記本可能是很有趣的,或者冒著給正在等我們一個字的那個人發送一封信的風險。挽救書面文字的治愈能力可以為許多人帶來很多好處。
我們將不得不重新評估我們迫切需要的溝通和身體接觸的質量。我們將不得不重新學習如何擁抱,親吻和牽手。我們將必須挽救生活在社會中,珍惜對他人的興趣並試圖幫助建立我們之間的橋樑,照顧他人,為他人做事的寶藏。
社會因恐懼,挫折和失去的自由而受傷,並對其脆弱性感到不安。為了治愈這些傷口,我們將需要強大的藥物,例如意識,同情心和溫柔,這將使我們做出決定並進行必要的改變。停止做不會給我們帶來生命的事情,並敢於放開那些束縛我們而又沒有給我們帶來真正價值的事情。
我有一種深切的感覺,我們將擺脫困境,並帶著一小滴希望完成。等待從來都不是一件令人愉快的事情,但是當您知道太陽在暴風雨的另一面時,忍受雨水通常會更容易。
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