Su programa del domingo era todo un exito de audiencia. El doctor Rosado embelesaba al auditorio con su particular manera de abordar los problemas de salud. Todo, a fin de cuentas, podía ser visto como un problema de salud. El poco pelo, la timidez, las pocas ganas de comer, los mocos, el estreñimiento, la sudoracion profusa, el exceso de vello corporal, las manchas en la piel... y por supuesto todo tenia tratamiento para el que ofrecia tanto su consulta en la calle Serrano como su pagina en Facebook.
Los lunes la consulta del pequeño pueblo manchego del doctor Bermudez cada vez era mas abigarrada, de media unas cinco personas le consultaban por problemas de salud que tenian miedo padecer tras ver el programa del doctor Rosado. Bermudez estaba negro, se sentia impotente de deshacer todo el daño que su televisivo colega producía. Sabía que una argumentacion al uso sería del todo inutil.
Aquella mañana la mensajera era distinta a la habitual, a Rosado le gustó su coleta rubia, firmó el recibí y abrió el paquete que sin remitente tenía encima de la mesa. Una breve nota decía: "Con cariño de parte de tus colegas de profesión". Intrigado terminó por abrir el envoltorio. Dentro descubrió una bandeja con un enorme corazon de vaca diseccionado. Empezó a considerar que tal vez le convendría descansar temporalmente de su aventura televisiva.
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