Foto: Stucks in customs
Los estados de ánimo depresivos y las reacciones de adaptación con depresión ocupan muchas de las consultas de un médico de familia. Dentro del arsenal terapéutico trato de ofrecer diferentes recursos y herramientas a mis pacientes para ayudarles a recuperar el equilibrio.
Una de las opciones que planteo son los libros de autoayuda. Si, han oido bien. Esos libros presentes en casi todas las librerias al lado de la sección de psicología.
La búsqueda de respuestas es una pulsión básica del ser humano. Cuando sufrimos necesitamos abrirnos a otras alternativas, necesitamos respuestas. No creo que un libro de este tipo le arregle la vida a nadie pero si puede ser un paso más, una ayuda para empezar a movernos hacia un cambio.
No soy el único que piensa así, la revista PLOS ONE, ofrece un estudio que sustenta el uso de estos libros en Atención Primaria. Como me gusta decir: no todo van a ser pastillas.
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Totalmente de acuerdo; tanto, que yo en ocasiones no sólo he recomendado libros de autoayuda en la consulta, sino que la mitad de los míos andan dispersos entre pacientes de mi cupo. Yo no sufro de grandes apegos, a los libros tampoco: sólo les pido que me los traigan de vuelta para poder a prestarlos, o que ellos/ellas mismas los vuelvan a prestar a quien crean que los necesitan. Menos que se queden en un estante cogiendo polvo, cualquier cosa. Más recientemente en mi blog he comentado algún libro de autoayuda también, si me ha parecido útil.
ResponderEliminarDetalle al margen: una depresión mayor quizás no salga adelante sólo con los libros de autoayuda, ni aunque con ello consiguieran modificar las relaciones con su entorno. Pero la mayoría de las "depresiones" que llegan a la consulta son distimias, o meros y circunstanciales trastornos adaptativos, o menos, pataletas contra la vida propia, y eso sí que responde mejor a un buen libro de autoayuda que a una pastillita diaria. Y sin efectos secundarios.