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viernes, 31 de agosto de 2012
Los médicos escribimos mal, muy mal.
Los médicos escribimos mal, eso lo sabe todo el mundo. Como toda generalización tiene sus excepciones. Durante mis años de universidad muchas compañeras tenían una letra estupenda. Dado que la profesión se está feminizando es esperable que la caligrafía mejore con el tiempo.
Pero más allá de la letra, lo que de verdad importa es la calidad de la comunicación. Para comunicar bien se necesita inteligencia emocional, habilidades y técnica. Viene bien un poco de carisma y un mucho de saber escuchar. Para comunicar bien hace falta un tiempo suficiente. Tener menos de cinco minutos por paciente en un encuentro clínico es más propio de veterinaria que de medicina, como dice el maestro Tudor Hart. No todo vale. Esta es una de las razones por las que un grupo de indómitos médicos de familia estamos realizando un documental sobre la importancia de tratar bien a la gente, sobre la importancia de hacer una medicina centrada en la persona. El documental 6 minutos tiene ya su trailer. Lo podrás ver entero en octubre.
Visto en imgur
jueves, 30 de agosto de 2012
Test de velocidad
Tengo una conexión a internet bastante mala. La distancia a la central telefónica más próxima es grande. Las leyes de la física y un insuficiente servicio son las posibles causas. Me veo obligado a hacer frecuentemente el test de velocidad mediante páginas gratuitas creadas a tal efecto. Cuando la velocidad es muy baja reinicio el router y suele mejorar.
Me pregunto cómo estará hoy mi velocidad mental. También la emocional. Y por qué no la espiritual. Me suelo enredar en bucles que consumen mis recursos. Me pierdo, me agoto y mi velocidad total baja. Las leyes de la física y un insuficiente servicio son las posibles causas.
No lo tengo tan fácil a la hora de buscar un método objetivo para cuantificar mi velocidad interior. No lo tengo tan fácil para reiniciarme.
La salud en ocasiones se erosiona y nos hace ir más lentos. En otras ocasiones el ir más lentos nos hace perder la salud.
Me disculparán la torpeza de esta ilustración. Sólo pretende facilitar la comprensión ante un hecho simple que no solemos entender. Demandamos cambios en la sociedad, en el gobierno, en la economía... olvidándonos de nuestro corazón, esa instancia que regula los ritmos de nuestra vida.
Simplicidad no es volvernos simples, sino en darnos cuenta de que la vida y la naturaleza contienen una sabiduría evidente, un esplendor.
Nuestros ordenadores y nuestras biografías se mueven gracias a conexiones que facilitan la emergencia de lo inesperado. Tendremos que seguir haciendo tests de velocidad para nosotros mismos y para los que nos rodean. No para correr más, sí para vivir mejor.
miércoles, 29 de agosto de 2012
La ruina
Uno de mis pacientes se arruinó. Originó un tremendo agujero que se llevó por delante la economía familiar. Hoy vino sonriendo. Su problema sigue ahí pero ha recibido apoyo de los que tiene cerca, ha tenido el valor de pedir ayuda profesional, de venir a la consulta. Sonríe.
No sé muy bien cómo definir salud. Tengo una vaga idea pero tengo que admitir que no lo sé. Estoy entrenado para detectar la enfermedad, pero la salud... ese es otro cantar. La salud es liviana, invisible, intangible... probáblemente indefinible con palabras pese a que todos sepamos de forma intuitiva lo que es.
La sonrisa de mi paciente en mi primer dia de trabajo tras las vacaciones fue una especie de coronación inmerecida. Justifica por si sola muchas horas de fatigas, de preparación, de entrenamiento.
Me gusta que mis pacientes sonrían. Me gusta ser la causa en alguna limitada ocasión. Esto sí da sentido a mi vida.
No conseguiré que mi Consejería de Sanidad reduzca la burocracia de la consulta, mejoren el sistema de receta electrónica pese a haberles dado el plano de cómo hacerlo, tampoco que mejoren la incentivación y la moral del personal... Pero que mis pacientes sonrían me sigue produciendo una secreta satisfacción.
No está contemplado en mi cartera de servicios. Tampoco es necesario. Lo importante en la vida no suele venir escrito.
Foto de nodomain.cc
lunes, 27 de agosto de 2012
¿Nos hace falta tomar tantos medicamentos?
Probablemente sea posible inferir que un consumo excesivo de pastillas (al igual que uno muy deficitario) sea un indicador de mala calidad de salud. El sobreuso producirá problemas como efectos secundarios, interacciones entre medicamentos, reacciones alérgicas y otros muchos.
Lo principal es dilucidar si los fármacos ofrecen respuesta o solución a los problemas para los que la gente los toma. En la mayoría de los casos buscamos en ellos respuesta a síntomas puntuales. Si nos duele la cabeza tomamos un calmante. Si nos molesta el estómago tras una comida un antiácido. Olvidamos lo que decían los sabios, tiene más importancia tratar la causa que la consecuencia. Parece más sensato que si la cabeza duele por haber pasado el dia al sol sin protección nos pongamos la gorra, o si el estómago protesta por un abuso dietético tratemos de comer con más mesura. Sin embargo el verdadero problema no está en hechos puntuales como estos, sino en procesos o conductas repetitivas que terminan saturando la capacidad de adaptación del cuerpo y la mente humanos. Una situación de estrés mantenido en el ambiente laboral o familiar producirá indefectiblemente algún síntoma en el cuerpo si no ponemos remedio. Muchos dolores de cabeza, lumbares o estomacales tienen esta causa. Flaco favor haremos poniendo remedio a la punta del iceberg si no atendemos lo que está por debajo.
Esta labor implica a menudo la ayuda de un profesional de la salud. Si tenemos la suerte de acudir a alguno que tenga el suficiente tiempo para atendernos, escucharnos y explorarnos, que tenga la suficiente formación y cuya actitud sea adecuada tal vez nos pueda ayudar a desenmarañar la causa de nuestro mal y buscar el remedio más adecuado. Pero para ser realistas en muchas ocasiones no se dan todos los elementos necesarios. Nos solemos encontrar con profesionales agobiados y sobrecargados, con muchos pacientes esperando, que nos miran por encima y nos despachan en cinco minutos, no disponen de más, con una receta como respuesta.
Uno de los elementos terapéuticos más potentes es la escucha atenta, también es de los más caros. Pero me pregunto si a largo plazo no será más eficiente, no ahorrará costes económicos y humanos. Dar respuesta farmacológica a todos los problemas no es una buena práctica. Perdemos todos, profesionales sanitarios, pacientes y sociedad.
Reconducir la situación para que las familias aprendan a no medicalizar la infancia de los más pequeños ni tampoco sus vidas es una prioridad importantísima. No debería ser una cuestión de recortes impuestos sino de toma de conciencia. Para ser feliz no hacen falta pastillas.
Seguir a Salvador Casado en Twitter: www.twitter.com/doctorcasado
Publicado hoy en el Huffington Post
Foto: rosy glasses,crimson pills'
http://www.flickr.com/photos/10175246@N08/2447542822
domingo, 26 de agosto de 2012
Las pequeñas cosas
"Hijo mio, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: Un pequeño yate, una pequeña mansion, una pequeña fortuna." Groucho Marx
Nos viene al pelo la frase de Groucho Marx. Todos queremos secillez... pero habitualmente para los demás. Lo cierto es que el precio de la vida que llevamos es... la propia vida. Con esto quiero decir que es significativo escuchar cada vez más en la consulta del médico frases como "no puedo más", "estoy agotada", "me siento fatal, sin energía", "no doy más de si", consecuencia del ritmo de vida que llevamos.
Cuando le señalo al paciente que quizá la causa de su falta de energía sea su ritmo de vida suele asentir. Cuando le pregunto qué hacer para cambiar se suele encoger de hombros, para eso viene a consulta, porque no lo sabe.
El problema es que yo si lo sé pero no lo puedo decir. Cada cual debe averiguar por sí mismo que le falta y le sobra en su vida. Al final es una cuestión de pequeñas cosas... un pequeño yate, una pequeña mansion, una pequeña fortuna...
Nos viene al pelo la frase de Groucho Marx. Todos queremos secillez... pero habitualmente para los demás. Lo cierto es que el precio de la vida que llevamos es... la propia vida. Con esto quiero decir que es significativo escuchar cada vez más en la consulta del médico frases como "no puedo más", "estoy agotada", "me siento fatal, sin energía", "no doy más de si", consecuencia del ritmo de vida que llevamos.
Cuando le señalo al paciente que quizá la causa de su falta de energía sea su ritmo de vida suele asentir. Cuando le pregunto qué hacer para cambiar se suele encoger de hombros, para eso viene a consulta, porque no lo sabe.
El problema es que yo si lo sé pero no lo puedo decir. Cada cual debe averiguar por sí mismo que le falta y le sobra en su vida. Al final es una cuestión de pequeñas cosas... un pequeño yate, una pequeña mansion, una pequeña fortuna...
sábado, 25 de agosto de 2012
Gran éxito de la campaña #derechoacurar
Los compañeros de Médicos del mundo han lanzado la campaña Derecho a Curar. Me gusta esta ONG, tiene valores, visión y una forma de trabajo digna de ejemplo. Hay mucha gente que admiro.
Doy mi recomiendación a darse una vuelta por la página de la campaña, firmar si os apetece y ver el vídeo. Si alguien quiere apoyar algún proyecto de Médicos del Mundo, aquí los podeis ver y aquí enviar vuestro apoyo.
Muchos profesionales sanitarios se están mojando por decir al gobierno que la decisión de no prestar asistencia sanitaria a quien la necesita genera más gasto. Por decir verdades, por aplicar el sentido común.
Abel Novoa lo fundamenta con un estupendo artículo con el que estoy plenamente de acuerdo. Es un tema de ética, de valores, pero también económico. Producir excluidos no beneficia a nadie, sanitariamente son más caros para todos.
También recomiendo leer blogs muchos más buenos que este. Sobre este tema Médico Crítico realiza una estupenda reflexión, con argumentos y datos bien fundamentados. Amigos sigan ese blog, ya lo hemos avisado muchas veces, señores de la consejería de sanidad, señora ministra, contraten de una vez a este tipo por favor, cambiénlo a ciegas por cualquier asesor y ganarán seguro.
Foto: Médicos del Mundo, Haiti
viernes, 24 de agosto de 2012
El mundo de la infancia se reune el 20 de octubre en #Pediatic
Cuando tres de los pediatras más activos en internet me pidieron participar en Pediatic me dieron una alegría. En primer lugar por tener la suerte de conocerles y saber lo que valen, en segundo por el formato que han elegido para el evento y en tercero por que su intención es ayudar a dar a conocer una nueva forma de hacer las cosas.
El dia 20 de octubre Lleida será el centro de todas las miradas. El mundo de los cuidados de la infancia tendrá un claro punto de referencia. Y les puedo decir que hay que cambiar muchas cosas. Personalmente me causa tranquilidad que haya profesionales como Amalia, Jesús y Ramón detras de proyectos como este.
Los ponentes son de altísimo nivel. Abrirá el dia Dolors Reig, autora del libro socionomía y una de las referentes absolutas de la web social a nivel internacional. Contaremos con los mejores pediatras nacionales, con grandes blogeros, con Rafael Pardo, Mónica Moro y Miguel Ángel Manyez referentes en la blogosfera sanitaria. Habrá participantes con perfiles sanitarios y no sanitarios diversos, cuidadores, familias... Y sobre todo muchos asistentes a los que te encantará conocer.
Déjense llevar y si les interesa la salud infantil apunten esta fecha en sus agendas.
Os dejo el post de Pediatría basada en pruebas (uno de los mejores blogs pediátricos) con un resumen, el mejor que he encontrado, y la página oficial del evento.
Foto: dr. Jesús Martínez
Foto: Amalia Arce en el centro delante, a su izquierda Rubén García, detrás Jesús Martínez y Ramón Capdevila.
"La blogosfera sanitaria pediátrica goza en general de una excelente
salud a mi parecer. No sólo la blogosfera sino todo lo relacionado con
el concepto mucho más amplio de web 2.0. Con el paso del tiempo somos
muchos los pediatras que, gracias a Internet y a sus múltiples recursos,
hemos contactado entre nosotros y este hecho está dando lugar a
iniciativas comunes muy prometedoras.
Y una de ellas es precisamente PediaTIC. Se trata de un proyecto liderado por Ramon Capdevila ("Pediatres de ponent"), pediatra de Lleida, que ha dado lugar a un encuentro, organizado por el propio Ramon y también por Amalia Arce ("Diario de una mamá pediatra") y Jesús Martínez ("El médico de mi hij@"), que tendrá lugar en esa ciudad el próximo 20 de octubre.
¿En qué consiste PediaTIC? Podemos leerlo en su sitio web (me he permitido resaltar en negrita algunas frases importantes):
"El Encuentro PediaTIC surge a partir de la inquietud de un grupo de
pediatras y su experiencia propia con las nuevas tecnologías y las redes
sociales así como la investigación de nuevas formas de comunicación
médico-paciente. Que el mundo es digital no es una novedad y los
pediatras especialmente debemos tener en cuenta que el escenario de
comunicación en la consulta ya ha cambiado y que se modificará todavía
más cuando sean padres los llamados hoy nativos digitales.
El espíritu de PediaTIC se gesta en la relación diaria en la red de
un gran número de profesionales. Cabe reseñar que la asistencia al II
Congreso de la Blogosfera Sanitaria en Madrid durante el mes de junio de
2011 cohesionó más aún la relación entre varios profesionales que de
manera virtual prepararon una de las mesas redondas y que se conocieron
personalmente el mismo día de la presentación.
A diferencia de otros congresos o jornadas, detrás de PediaTIC no hay industria.
Tan solo un grupo de pediatras con ganas de compartir con otros
compañeros pediatras y otros profesionales nuestras inquietudes y
aprovechar para aprender en un espacio libre de humos comerciales u
otras distorsiones.
Una reunión para aprender de otros colectivos con los que nos tocamos
o mejor dicho con los que compartimos la materia prima: los niños. Convirtiendo la reunión casi en una “conferencia por la infancia y las nuevas tecnologías”.
De esta forma estarán integrados círculos blogosféricos paralelos al
pediátrico, como las mamás blogueras y los maestros y educadores. Grupos
con existencia paralela que en ocasiones nos tememos y recelamos y que
raramente nos tocamos. ¿Podemos aprender algo unos de otros? Creemos que
sí y mucho".
La reunión promete y mucho. Podéis comprobarlo leyendo su programa.
Un programa enfocado principalmente a la salud infantojuvenil y en el
que participan profesionales relacionados con este ámbito. No es, en
modo alguno, un programa "restringido sólo a pediatras" sino que va más
allá, participando padres, educadores y primeros espadas españoles de la
"web 2.0".
PediaTIC promete y mucho. De hecho, las inscripciones están superando
las previsiones iniciales y va a convertirse en el "evento
infantojuvenil dospuntocérico" del otoño. Podéis preinscribiros a partir de este formulario.
"Pediatría Basada en Pruebas" participará en esta reunión que se presume muy interesante. Ya soy PediaTIC. ¿Y tú?"
Entre comillas post de Pediatría basada en pruebas, visita su blog para más información.
jueves, 16 de agosto de 2012
¿Existen políticos sanitarios íntegros y valientes?
Los políticos democráticamente elegidos se deben a la sociedad que deposita en ellos la responsabilidad de gestionar los recursos públicos. Para ello son necesarias varias actitudes; destacaría dos: valentía e integridad.
Los recortes presupuestarios llevan de la mano recortes en los servicios públicos con dolor para profesionales sanitarios y ciudadanos. Los primeros por ver aumentar sus responsabilidades y carga de trabajo con menor reconocimiento económico. Los segundos por ver aumentar las listas de espera a procedimientos diagnósticos, operaciones y tratamientos, tener que pagar más por los medicamentos y lidiar con servicios cada vez más sobrecargados y con personal más fatigado.
Las Consejerías de Sanidad repiten el mantra de moda sin parar: ahorro, ahorro, ahorro... Desde cualquier consulta de cualquier centro de salud podemos ayudar. Paradójicamente la voz de los profesionales sanitarios asistenciales no suele ser atendida por la pléyade de asesores que rodean a los consejeros de Sanidad. Haré un nuevo intento dando una opinión que con seguridad suscribirían médicos de prestigio como Vicente Baos, Juan Gérvas, Sergio Minué, Clara Benedicto, Javier Padilla y muchos otros. España sigue teniendo excelentes profesionales a los que habría que escuchar más.
1. Una investigación reciente (meta análisis bien diseñado) que estudiaba la efectividad del fármaco somazina, usado para el deterioro mental de las personas mayores, ha dictaminado que no tiene mayor potencia que el placebo. Sólo en la comunidad de la Rioja (600.000 habitantes) se gastan más de un millón de euros al año en esta droga. Una sencilla multiplicación nos da la pauta del dinero que se malgasta a nivel nacional. Lo mismo podríamos decir de los fármacos "protectores del cartílago". Para ser rigurosos, ya se hizo. En Baleares se publicó este año una revisión muy completa de la evidencia científica que era contudente en el dictamen de falta de efectividad de estas sustancias, con la destitución de la profesional que la firmaba y la salida a escena de los responsables de la Consejería de Sanidad defendiendo dichos fármacos...
Podríamos ampliar la lista pero no es el momento. A la hora de priorizar gastos parecería razonable que el sistema público financiara fármacos de eficacia reconocida y dejara al bolsillo privado los que no la tienen. Pero por lo visto no todos piensan así. Sobre todo los laboratorios que los fabrican, cuya voz parece que sí que es escuchada. ¿Habrá algún político valiente que se atreva a cumplir sus obligaciones de ahorro y lo haga en estas partidas? De momento ninguno ha dado un paso al frente.
2. La atención primaria que prestan los centros de salud a la población tiene capacidad para resolver más del 90% de los problemas de salud que los ciudadanos presentan. Se podrían resolver la mayoría de las cuestiones de cirugía menor, infiltraciones articulares, criocoagulación de lesiones dermatológicas menores y otros muchos procedimientos. Mejorar la capacidad de resolución en los centros de salud implica un ahorro importante. Es mucho más barato para el sistema así como rápido y cómodo para el paciente. Mandar a un hospital para quitar una verruga eleva enormemente el gasto. ¿Cómo mejorar esa resolubilidad? Esto quizá sea más complejo que el punto anterior dado que implica una gestión flexible e inteligente, que no solemos encontrarnos, en lugar de una única decisión política puntual.
Un uso apropiado de los incentivos (y no precisamente económicos), la desaturación de las consultas (especialmente de los profesionales más resolutivos y capaces), la potenciación de la autonomía de los más competentes, la provisión de material apropiado (bisturí eléctrico, ecógrafo, dermatoscopio...) podrían ser interesantes líneas de acción para cambiar una cultura de supervivencia por una de excelencia, más allá de la teoría. Desgraciadamente llevamos muchos años sufriendo presupuestos decrecientes, mucho antes de la crisis, y gestiones de competencia limitada. De un frutal que no se riega no esperen mucha fruta.
3. Los hospitales son enormes máquinas de gastar dinero, todo lo que hacen es carísimo. Tan solo apuntaré dos preguntas: ¿Necesitamos tantos hospitales como ahora tenemos? ¿necesitamos duplicar servicios hiperespecializados en todos ellos? En muchas comunidades autónomas se han proyectado hospitales por una clara rentabilidad política, se ganan muchos votos a corto plazo. Lamentablemente se incurre en gastos elevadísimos que habrán de ser satisfechos en muchos años. En este punto sería exigible un mínimo de ética y responsabilidad al político de turno, algunos de ellos hoy en el poder.
De los políticos sanitarios que conozco personalmente puedo decir una cosa: existe voluntad de hacer las cosas mejor. Pero esto no es suficiente sin concreción en hechos. Todos deberíamos ayudar a que fuera así, tanto profesionales como ciudadanos. Proponer ideas y señalar aspectos de mejora siempre será más útil que la mera queja. Porque finalmente la valentía y la integridad no es solo exigible al político, todos los demás también estamos invitados.
Foto: 'HE IS, WHAT HE IS'
http://www.flickr.com/photos/49889874@N05/6777319453
Huffington post
domingo, 12 de agosto de 2012
España ya no existe
Las banderas son
un símbolo. La más grande de España se desprendió de su mástil en la madrileña
plaza de Colón obligando a intervenir a bomberos, policía y armada para volver
a colocarla en su lugar.
La monarquía
española es un símbolo. El rey tropieza de nuevo y cae de bruces al suelo.
Considero la
prensa nacional otro símbolo más, esta lleva también su propia caída desde hace
unos años. Al final todo cae, nos falta encontrar el gravitón para explicarlo
completamente, pero todo se andará. Lo cierto es que leer estas dos noticias el
mismo día, en el severo ayuno de mass media al que me someto voluntariamente en
verano para adelgazar el exceso de ruido mental que acumulo durante el año, me
produce cierta desazón.
Y no citaré la sección
de economía ni la primera página, también de economía, para no abrumar con más
caídas. Si son amantes de las estaciones no se sorprenderán, en otoño los
bosques nos enseñan la belleza de su desposesión, condición sine qua non para
preparar la siguiente primavera. Por eso la prensa esta semana me parece un
leve eco otoñal, una brisa de octubre.
Por otro lado no
puedo dejar de recordar a Manuel Vilas, con seguridad el escritor contemporáneo
que mejor ha sabido definir lo que es España, en la novela homónima que me hizo
darme cuenta por primera vez de lo que se nos venía encima antes de vislumbrar
la ola. Debería ser lectura obligatoria en todas las escuelas. Ilustra como la
jugada de ajedrez a la que asiste la ciudadanía y en la que parece que nos
quedamos poco a poco sin piezas es claramente dramática. Nadie quiere perder
pero la situación es de continuo jaque.
Por mi parte ya
rendí la partida y con ello descanso en absoluta paz todas las noches. España
ya no existe. Zygmun Bauman nos lo explicó con precisión, se ha derretido. Como
lo está haciendo Europa y el resto del mundo, todo se vuelve líquido. De la
sopa final nadie sabe el sabor, aventuro picante.
Foto: 'Morocco and Spain (NASA, International Space Station,+12/31/11)'
http://www.flickr.com/photos/28634332@N05/6950477589
http://www.flickr.com/photos/28634332@N05/6950477589
viernes, 3 de agosto de 2012
La red social
Aquí tienen mi segunda crónica en el Huffington Post
Toda sociedad se basa en una red social. No es precisamente un invento reciente pese al éxito de Mark Zuckerberg con Facebook. La antropología social estudia los diferentes modos de organización de los grupos humanos. En todos los casos se establece una red de relaciones a las que ponemos etiquetas: pareja, familia nuclear, familia extensa, clan, tribu... La creación de las ciudades y las sucesivas revoluciones produjeron sociedades más complejas, con mayor especialización de roles y diferentes estructuras de poder.
En el momento actual vivimos en una cumbre de especialización, megaciudades y grandes imperios. Pero poco ha cambiado en el fondo. El ser humano necesita de los demás para sobrevivir. Desde el abrazo de la madre a su hijo o el corte de bisturí de un cirujano a su paciente... todos somos necesarios para los demás.
Tan solo quería hacer hincapié en un detalle. La especialización nos hace más vulnerables al depender del dinero para pagar todos aquellos servicios que no somos capaces de satisfacer por nosotros mismos. Si a esto sumamos el vivir en un hábitat urbano sin familia extensa y con pocos amigos, la fragilidad está servida.
Viene bien volver la vista a la vida en cualquier pequeño pueblo. Todos se conocen, la red social es completamente explícita. Todos saben su posición exacta y saben a quién pueden acudir para cualquier cuestión y quién puede acudir a ellos. La familia extensa, amigos y conocidos desempeñan un rol, todos son actores.
Esta red social básica falta muchas veces en las ciudades grandes o dormitorio. Cuando todo va bien no se nota, cuando va mal (enfermedad, paro, problemas en el trabajo o de pareja) se pone de relieve. A la consulta del médico de familia llegan todas las semanas todo tipo de problemas. El tener una red social de seguridad marca una diferencia en el que cae de la cuerda floja a veinte metros de altura. Los efectos de la caída son completamente diferentes. En situaciones de crisis personal o familiar no estamos en la mejor situación para invertir en crear esta red. Lo más prudente es hacerlo cuando tenemos buenas cartas. Pero lamentablemente en la vida lo urgente no deja tiempo a lo importante y esta labor se desatiende.
La cooperación y participación serán imprescindibles en nuestras sociedades si queremos defendernos de las dificultades. Uno de los papeles centrales que los centros de salud deberían tener se llama salud comunitaria, y alienta esta filosofía. La salud está fuera del centro de salud, debemos construirla en nuestras familias, en nuestras calles, en nuestra sociedad. Favorecer redes de participación, voluntariado, asociacionismo es importante. Orientar a los ciudadanos y ciudadanas a salir de sus rutinas y encontrarse con otras personas con parecidas motivaciones y aspiraciones es algo al alcance de todos.
Una de las palabras clave de todos los tiempos es la palabra cuidado. Durante años la hemos delegado en el sistema sanitario y en las prestaciones sociales del estado. Ante el encogimiento de servicios que padecemos tendremos que volver a reformularla entre todos. El cuidado en una sociedad ha de ser mutuo, mientras mejores redes sociales tengamos mejor podremos conjugarlo. No precisamos de más Facebook o Twitter, sino de más flexibilidad mental para salir de lo conocido y ensayar otras formas de construir en sociedad. No duden que a más costuras, a más superposición de redes, el tejido social será más resistente. Con los vientos que soplan requeriremos velas recias.
foto: 'Colorful Cosmos'
http://www.flickr.com/photos/41864721@N00/3544590621
Toda sociedad se basa en una red social. No es precisamente un invento reciente pese al éxito de Mark Zuckerberg con Facebook. La antropología social estudia los diferentes modos de organización de los grupos humanos. En todos los casos se establece una red de relaciones a las que ponemos etiquetas: pareja, familia nuclear, familia extensa, clan, tribu... La creación de las ciudades y las sucesivas revoluciones produjeron sociedades más complejas, con mayor especialización de roles y diferentes estructuras de poder.
En el momento actual vivimos en una cumbre de especialización, megaciudades y grandes imperios. Pero poco ha cambiado en el fondo. El ser humano necesita de los demás para sobrevivir. Desde el abrazo de la madre a su hijo o el corte de bisturí de un cirujano a su paciente... todos somos necesarios para los demás.
Tan solo quería hacer hincapié en un detalle. La especialización nos hace más vulnerables al depender del dinero para pagar todos aquellos servicios que no somos capaces de satisfacer por nosotros mismos. Si a esto sumamos el vivir en un hábitat urbano sin familia extensa y con pocos amigos, la fragilidad está servida.
Viene bien volver la vista a la vida en cualquier pequeño pueblo. Todos se conocen, la red social es completamente explícita. Todos saben su posición exacta y saben a quién pueden acudir para cualquier cuestión y quién puede acudir a ellos. La familia extensa, amigos y conocidos desempeñan un rol, todos son actores.
Esta red social básica falta muchas veces en las ciudades grandes o dormitorio. Cuando todo va bien no se nota, cuando va mal (enfermedad, paro, problemas en el trabajo o de pareja) se pone de relieve. A la consulta del médico de familia llegan todas las semanas todo tipo de problemas. El tener una red social de seguridad marca una diferencia en el que cae de la cuerda floja a veinte metros de altura. Los efectos de la caída son completamente diferentes. En situaciones de crisis personal o familiar no estamos en la mejor situación para invertir en crear esta red. Lo más prudente es hacerlo cuando tenemos buenas cartas. Pero lamentablemente en la vida lo urgente no deja tiempo a lo importante y esta labor se desatiende.
La cooperación y participación serán imprescindibles en nuestras sociedades si queremos defendernos de las dificultades. Uno de los papeles centrales que los centros de salud deberían tener se llama salud comunitaria, y alienta esta filosofía. La salud está fuera del centro de salud, debemos construirla en nuestras familias, en nuestras calles, en nuestra sociedad. Favorecer redes de participación, voluntariado, asociacionismo es importante. Orientar a los ciudadanos y ciudadanas a salir de sus rutinas y encontrarse con otras personas con parecidas motivaciones y aspiraciones es algo al alcance de todos.
Una de las palabras clave de todos los tiempos es la palabra cuidado. Durante años la hemos delegado en el sistema sanitario y en las prestaciones sociales del estado. Ante el encogimiento de servicios que padecemos tendremos que volver a reformularla entre todos. El cuidado en una sociedad ha de ser mutuo, mientras mejores redes sociales tengamos mejor podremos conjugarlo. No precisamos de más Facebook o Twitter, sino de más flexibilidad mental para salir de lo conocido y ensayar otras formas de construir en sociedad. No duden que a más costuras, a más superposición de redes, el tejido social será más resistente. Con los vientos que soplan requeriremos velas recias.
foto: 'Colorful Cosmos'
http://www.flickr.com/photos/41864721@N00/3544590621