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jueves, 30 de agosto de 2012
Test de velocidad
Tengo una conexión a internet bastante mala. La distancia a la central telefónica más próxima es grande. Las leyes de la física y un insuficiente servicio son las posibles causas. Me veo obligado a hacer frecuentemente el test de velocidad mediante páginas gratuitas creadas a tal efecto. Cuando la velocidad es muy baja reinicio el router y suele mejorar.
Me pregunto cómo estará hoy mi velocidad mental. También la emocional. Y por qué no la espiritual. Me suelo enredar en bucles que consumen mis recursos. Me pierdo, me agoto y mi velocidad total baja. Las leyes de la física y un insuficiente servicio son las posibles causas.
No lo tengo tan fácil a la hora de buscar un método objetivo para cuantificar mi velocidad interior. No lo tengo tan fácil para reiniciarme.
La salud en ocasiones se erosiona y nos hace ir más lentos. En otras ocasiones el ir más lentos nos hace perder la salud.
Me disculparán la torpeza de esta ilustración. Sólo pretende facilitar la comprensión ante un hecho simple que no solemos entender. Demandamos cambios en la sociedad, en el gobierno, en la economía... olvidándonos de nuestro corazón, esa instancia que regula los ritmos de nuestra vida.
Simplicidad no es volvernos simples, sino en darnos cuenta de que la vida y la naturaleza contienen una sabiduría evidente, un esplendor.
Nuestros ordenadores y nuestras biografías se mueven gracias a conexiones que facilitan la emergencia de lo inesperado. Tendremos que seguir haciendo tests de velocidad para nosotros mismos y para los que nos rodean. No para correr más, sí para vivir mejor.
También nosotros debemos resetearnos. El problema es que no es tan fácil como en un router y en muchas casos ni se sabe donde está el botón
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