El Ministerio de Sanidad está preparando una encuesta para saber que falta en Atención Primaria. Creo que lo saben, el Secretario de Estado de Sanidad es un buen médico de familia y conoce la finca. De todas formas llevamos décadas diciéndolo. Hay estudios, libros blancos, artículos, blogs, jornadas, grupos de trabajo, más grupos de trabajo, infinitas reuniones, infinitos programas, que lo han estudiado a fondo.
Y aquí seguimos desnudos en mitad de la plaza viviendo en un tonel como el filósofo griego. Y seguimos llorando, porque al menos eso sí lo sabemos hacer bien. Sin lágrimas habríamos perdido hace tiempo la poca salud mental que nos pueda quedar.
Pero las lágrimas no mueven molino. Los cambios que precisamos son de profundidad y afectarían al diseño de toda la organización sanitaria. No hay político ni gestor que se atreva. Ni lo va a haber. Es una cirugía demasiado arriesgada y muy sangrante (en votos), no se van a atrever. Por otro lado los tiburones del mercado siguen dando vueltas ante una presa cada vez más hundida relamiéndose ante el inminente festín. Porque será el mercado el que al final acometa la reforma fagocitando los trozos del barco sanitario uno detrás de otro. Eso ya lo saben en los despachos, ya está pasando.
Durante un tiempo creí que el reto estaba en conseguir contarlo de forma comprensible a la sociedad. Pero me equivoqué. Hace dos años hicimos una huelga muy prolongada en Madrid que consiguió manifestaciones millonarias. La gente era consciente de que su Atención Primaria estaba siendo desmantelada y salió a la calle a protestar para pocos meses después dar mayoría absoluta a quien lleva décadas gestionándola. Y lo peor es que si no hubiera sido así seguiríamos probablemente igual.
¿Cómo conseguir más sonrisas y menos lágrimas en Atención Primaria? pregunto al aire mientras deshojo la margarita. Y la respuesta viene sola con la primera luz del día: asumir lo que hay y hacer lo que se pueda. No me pidan una hoja de ruta más allá de la mera supervivencia, no la tengo. Pero si veo claro que hay que seguir dando masaje cardiaco allá donde podamos y poniendo las manos sobre los puntos más sangrantes para evitar el shock. Para esto necesitaremos revitalizar asociaciones y organizaciones profesionales, tirar de todo lo que pueda ayudar
En las siguientes semanas me verán dando la batalla para entrar en el Colegio de Médicos de Madrid como vocal de Atención Primaria en la candidatura del doctor Tomás Merina que lidera un equipo muy potente de médicos independientes con una misión clara: conseguir que el Colegio esté del lado de los médicos. En los últimos años muchos hemos sentido que no ha sido así. Vamos a necesitar ayuda para ello, tu ayuda, para que el día de las elecciones hagas el esfuerzo de votar. Nos gustaría demostrar que para que algo cambie es fundamental la suma de muchos pequeños actos. Gracias de antemano.
The Ministry of Health is preparing a survey to find out what is lacking in Primary Care. I think they already know; the Secretary of State for Health is a good family doctor and knows the field. Anyway, we’ve been saying this for decades. There are studies, white papers, articles, blogs, conferences, working groups, more working groups, endless meetings, endless programmes, that have studied this thoroughly.
And here we are, still standing naked in the middle of the square, living in a barrel like the Greek philosopher. And we continue to cry, because at least we know how to do that well. Without tears, we would have long lost what little mental health we might have left.
But tears do not turn the mill. The changes we need are profound and would affect the design of the entire healthcare system. No politician or manager dares to take them on, and there will not be any who do. It’s a surgery that is too risky and too damaging (in terms of votes); they won’t dare. On the other hand, the market sharks keep circling, eyeing a sinking prey and licking their lips at the imminent feast. Because it will be the market that eventually undertakes the reform, swallowing the pieces of the healthcare ship one by one. The people in the offices already know this, it’s already happening.
For a while, I believed the challenge was to explain it clearly to society. But I was wrong. Two years ago, we held a very long strike in Madrid, which resulted in massive demonstrations. People were aware that their Primary Care was being dismantled and took to the streets to protest, only to give an absolute majority to those who have been managing it for decades a few months later. And the worst part is that, even if this had not happened, we would probably be in the same situation.
How can we get more smiles and fewer tears in Primary Care? I ask myself as I pluck the petals of a daisy. And the answer comes with the first light of day: accept what is and do what you can. Don’t ask me for a roadmap beyond mere survival, because I don’t have one. But I can clearly see that we must keep administering CPR wherever we can, and place our hands over the most serious wounds to avoid shock. For this, we will need to revitalise professional associations and organisations, drawing on everything that can help.
In the coming weeks, you will see me fighting to join the Madrid Medical Association as the Primary Care representative in the candidacy of Dr Tomás Merina, who leads a strong team of independent doctors with a clear mission: to ensure the Association is on the side of the doctors. In recent years, many of us have felt that this has not been the case. We will need your help to achieve this, your help, so that on election day, you make the effort to vote. We would like to show that for anything to change, the sum of many small acts is essential. Thank you in advance.
Lo más difícil para un ser humano es dejar que los demás le coman, permitir que se alimenten de ti. Esta condición requiere una metamorfosis para pasar de depredador a humano pleno, porque hay plenitud en la entrega, en la entrega total. Manuel Vilas lleva muchos años regalándonos narrativas cada vez mejores, la última propuesta es su novela “El mejor libro del mundo” con 592 páginas donde se deja la piel a tiras. Crea una sucesión de escenas donde nos va alimentando con sus cuitas, viajes, encuentros y obsesiones. En la portada aparece un señor vestido de oscuro colgado de un árbol, una mezcla entre Pessoa y el arcano del loco del Tarot. Yo hubiera puesto un cristo con dos pistolas para avisar que el texto no va a dejar a nadie indiferente y que va a haber mucha sangre, sangre de autor. Vilas se despelleja hasta el tuétano y al hacerlo se convierte en un espejo que descubre fantasmas, neurosis y heridas reflejando con precisión las de los que se asoman. Con la línea argumental de cumplir 60 años nos ofrece un recorrido por paisajes interiores poblados por autores, música y literatura abundante. Es bello ver como todas esas narraciones y canciones le van transfigurando al encarnarse en él. Al escribir las trasvasa gota a gota al lector como en una donación de sangre y aprovecha para disparar al mismo tiempo contra toda celebridad a su alcance sin dejar títere con cabeza. Dispara al rey de España, a la infanta, al presidente, al Papa de Roma y a Jesucristo… dispara a personajes públicos y anónimos, a su propia familia y por supuesto a él mismo. Para dar ejemplo se acribilla y como buen maño lo hace a conciencia. De esos agujeros manará un fuego que impregnará todo lo que toca, todo lo que escribe. Hay páginas que casi queman y obligan a soltar el libro para tomar aliento. En otras vemos los estragos que su extrema sensibilidad provoca en su alma. En algunos capítulos provocará sonrisas, en otros lágrimas, pero si me permiten destacaría dos cosas, la existencia de un incierto punto de fuga que ofrece esperanza pese a las llamas y la posibilidad de amar que se nos permite a los vivos por el simple hecho de ser humanos. Vilas nos dice con esta novela que comamos y bebamos todos de él, de su carne, de sus letras. Y al hacerlo nos ofrece su vida en bandeja con una honestidad fuera serie (que llega más lejos que las propuestas de Emmanuel Carrère y otros autores). Merece la pena que en compensación compremos el libro y lo leamos.
Vilas’ body
The most difficult thing for a human being is to let others eat them, to allow them to feed on you. This condition requires a metamorphosis to go from predator to full human, because there is fullness in surrender, in total surrender. Manuel Vilas has been giving us increasingly better narratives for many years, the latest proposal is his novel “The best book in the world” with 592 pages where he leaves his skin in strips. He creates a succession of scenes where he feeds us with his worries, travels, encounters and obsessions. On the cover there is a gentleman dressed in dark clothes hanging from a tree, a mixture between Pessoa and the arcane of the Tarot fool. I would have put a Christ with two pistols to warn that the text will not leave anyone indifferent and that there will be a lot of blood, author's blood. Vilas skins himself to the marrow and in doing so becomes a mirror that reveals ghosts, neuroses and wounds, accurately reflecting those of those who look out. With the plot line of turning 60, he offers us a tour of interior landscapes populated by authors, music and abundant literature. It is beautiful to see how all those narratives and songs transfigure him as they incarnate in him. When writing, he transfers them drop by drop to the reader as in a blood donation and takes the opportunity to shoot at the same time against every celebrity within his reach, leaving no puppet with a head. He shoots the king of Spain, the infanta, the president, the Pope of Rome and Jesus Christ... he shoots public and anonymous figures, his own family and of course himself. To set an example, he shoots himself and, like a good Spaniard, he does it conscientiously. From those holes a fire will flow that will impregnate everything it touches, everything it writes. There are pages that almost burn and force you to drop the book to catch your breath. In others we see the ravages that his extreme sensitivity causes in his soul. In some chapters he will provoke smiles, in others tears, but if you allow me I would highlight two things, the existence of an uncertain vanishing point that offers hope despite the flames and the possibility of loving that we are allowed to the living by the simple fact of being human. With this novel, Vilas tells us to eat and drink all of him, his flesh, his letters. And in doing so, he offers us his life on a tray with an honesty that is out of the ordinary (which goes further than the proposals of Emmanuel Carrère and other authors). It is worthwhile to buy the book and read it in return.
Imagen del escritor Manuel Vilas con 80 años según la IA Grok