En este tiempo no es fácil leer poesía. Vamos demasiado deprisa y la lírica tiene ritmos que rompen la lógica de un sistema hiperproductivista como el nuestro. Por eso es preciso reconocer que el asomarse a un libro de poemas es una actividad de riesgo. Y digo libro con pleno sentido. Los versos piden papel y abominan pantallas. Su levedad precisa de un poquito de materia a la que acariciar, susurrar, subrayar o pintar. Y de esa interacción entre el poeta, su mensaje escrito y el lector hay una posibilidad de que surja algo que con la prosa es casi imposible: el milagro. Leyendo 33, la última propuesta de Juan Manuel Casado Buendía, he de reconocer que me ha pasado. Quizá con mayor fuerza que en obras anteriores dado que en esta ocasión el título es fundamental. Un número natural, el epítome de lo concreto, nos abre la puerta a un espacio poético, el cenit de lo indeterminado. Y lo hace con 33 (35) poemas, un formato que se puede leer de una sentada y que de esta forma produce un efecto semejante a la degustación de una copa de vino a pequeños sorbos pero apurándola hasta el fin. El caldo es de calidad, no hablamos de un artista joven, hablamos de barricas de roble. El sabor es generoso y mezcla tonos de añoranza con regustos de futuro y un profundo matiz de clarividencia serena. Se abre en el paladar de forma progresiva dejando un regusto a melodía de Chopin, que llega suave desde el otro lado de la casa, con algún tono azul y otros naranjas. Espero lo disfruten.
Say thirty-three.
In this day and age it is not easy to read poetry. We go too fast and poetry has rhythms that break the logic of a hyper-productive system like ours. That is why it is necessary to recognise that looking at a book of poems is a risky activity. And I say book in the truest sense of the word. The verses demand paper and abominate screens. Their lightness requires a little bit of matter to caress, whisper, underline or paint. And from this interaction between the poet, his written message and the reader there is a possibility of something that is almost impossible with prose: the miracle. Reading 33, the latest work by Juan Manuel Casado Buendía, I have to admit that this has happened to me. Perhaps with greater force than in previous works, given that on this occasion the title is fundamental. A natural number, the epitome of the concrete, opens the door to a poetic space, the zenith of the indeterminate. And it does so with 33 (35) poems, a format that can be read in one sitting and thus produces an effect similar to the tasting of a glass of wine in small sips, but drinking it to the end. The wine is of high quality, we are not talking about a young artist, we are talking about oak barrels. The taste is generous and mixes tones of longing with aftertaste of the future and a deep shade of serene clairvoyance. It opens on the palate in a progressive way leaving an aftertaste of Chopin's melody, which comes softly from the other side of the house, with some blue and some orange tones. I hope you enjoy it.
说三十三。
机器翻译,抱歉有错误。
在这个时代,阅读诗歌是不容易的。我们走得太快了,诗歌的节奏打破了像我们这样的超生产系统的逻辑。这就是为什么有必要认识到,看一本诗集是一种有风险的活动。我说的书是最真实的意义上的书。这些诗句要求用纸,厌恶屏幕。他们的轻盈需要一点物质来抚摸、低语、划线或描绘。从诗人、他的书面信息和读者之间的这种互动中,有可能出现散文中几乎不可能出现的东西:奇迹。在阅读胡安-曼努埃尔-卡萨多-布恩迪亚的最新作品《33》时,我不得不承认,这种情况已经发生在我身上。也许比以前的作品更有力度,因为在这个场合,标题是根本。一个自然数,具体的缩影,打开了通往诗意空间的大门,那是不确定的顶点。而且它用33(35)首诗做到了这一点,这种形式可以让人一口气读完,从而产生一种类似于小口小口地品尝一杯酒,但喝到最后的效果。酒的质量很高,我们谈论的不是一个年轻的艺术家,我们谈论的是橡木桶。味道是慷慨的,混合了渴望的色调和对未来的回味,以及宁静的千里眼的深色阴影。它在口中逐渐打开,留下了肖邦旋律的回味,它顺利地从房子的另一边走来,有一些蓝色和一些橙色的色调。我希望你喜欢它。
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