(Después de la falta de aire vendrá la ausencia completa del mismo)
Los centros de salud de Madrid estamos acostumbrados a trabajar en condiciones de bajo presupuesto. Ya saben, sin suplentes, cubriéndonos las ausencias y las espaldas los unos a los otros, sacando el trabajo adelante pese a la sobrecarga y la dificultad. Estamos acostumbrados a no recibir refuerzos ni mejoras estructurales y a asumir de tarde en tarde alguna baratija en forma de arreglo de chapa y pintura que ni de lejos toca la estructura.
Durante la epidemia lo hemos visto claro. Nadie va a apostar por nosotros.
* Ni los políticos que tienen claro el plan para destruir el actual modelo.
* Ni los gestores sanitarios, meras correas de transmisión sin capacidad de apoyo a los profesionales (y sin ninguna gana de salir del despacho y volver al ámbito asistencial).
* Ni la población que, si bien aplaude cuando le viene en gana o asiente ante la sobrecarga de los sanitarios, sigue mirando hacia otro lado cuando los médicos abandonan o revientan porque no pueden más.
* Ni los propios profesionales incapaces de unirse y hacer frente común separados como están por una compleja red de intereses contrapuestos.
El abandono institucional de la Atención Primaria de Madrid busca desde hace años un modelo de gestión mixta donde entre el capital privado tal y como se hizo con los hospitales del grupo Capio.
La estrategia cada vez está más clara por mucho que la mayoría se resista a asumirlo.
Porque pese a todos los esfuerzos y buena voluntad de los profesionales se puede trabajar con poco aire pero no sin él. Ya en muchos centros de salud la situación es totalmente insostenible (hace unos meses denuncié la situación del centro de salud de el Álamo, en estos momentos son muchos los que sufren algo parecido). La avalancha de centros de salud zombies incapaces de mantener una asistencia razonable por falta de personal irá a más. ¿Pueden adivinar quién llamará a la puerta y meterá la patita de cordero por debajo diciendo que viene a ayudar?
Gracias -una vez más- por poner en palabras la realidad: el abandono de los servicios públicos -con la Atención Primaria como uno de los más escandalosos ejemplos- no puede ser más duro ni triste.
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