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domingo, 27 de septiembre de 2020

Nadar en la segunda ola.








En el imaginario colectivo tiene una presencia generalizada esas olas gigantes que arrasan todo a su paso. Aunque sean pocos los que hayan tenido la desgracia de encontrarse con una, nos es fácil imaginar a los demás de qué va la cosa. Una situación imprevista que arrasa todo lo que encuentra y de la que es imposible escapar. 

En febrero nos pilló a todos una de esas olas gigantes. Fue tal el desbarajuste que tuvimos que permanecer encerrados en casa desde el 15 de marzo al 21 de junio, tres meses que se hicieron muy largos. Luego la cosa parecía haber quedado tranquila y volvimos a una “nueva normalidad” que se parecía bastante a la anterior. Nadie hizo gran cosa a parte de usar mascarilla en lugares públicos y poco más. Las autoridades también hicieron poco. Ni se reforzó con rastreadores, ni se potenció la Atención Primaria ni se hicieron campañas institucionales informativas. Tan solo bronca política retransmitida a todas horas por todos los medios. 

En septiembre tenemos aquí la segunda ola. Algo que todos sabíamos que vendría y que ha quedado claro no hemos sabido evitar. ¿Era evitable? Probablemente no, pero sí podría haber sido de menor intensidad de haberse tomado alguna medida más. 

En cualquier caso ganamos poco si perdemos el tiempo acusando a tirios o troyanos ya que ambos han sido negligentes por una u otras razones. Es más interesante centrarse en lo que sí se puede hacer.


1. Minimizar la presencia en lugares públicos concurridos. 
2. Uso de mascarilla en presencia de otras personas, aunque sean amigos cercanos o familiares no convivientes.
3. Lavado de manos frecuente. Si usa transporte público o trabaja fuera de casa lleve su propio gel.
4. Distancia prudente en presencia de otros. Reuniones con pocas personas, priorizando al aire libre. 
5. Uso prudente de medios de comunicación y redes sociales, no se envenene.
6. Uso prudente, solo si es imprescindible, de los servicios sanitarios que van a saturarse si no lo están ya. Si su consulta no es urgente espere a que pase la emergencia.
7. En caso de tener síntomas (fiebre, tos, malestar) quédese en casa y evite el contacto con otros. Si tienen que contactar con su centro de salud y no le cogen el teléfono mande una nota con alguien o una carta postal.


Como no es esperable que nuestras autoridades se lo cuenten, un servidor hará una modesta campaña informativa a sus pacientes por medio de este artículo, redes sociales y carteles. Tal vez si conseguimos que alguno más lo lea evitemos un contagio o un disgusto a una familia. Creo que merece la pena, hay mucho por hacer y todo el mundo tiene su responsabilidad. Si le apetece compartirlo puede hacerlo.














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