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viernes, 7 de septiembre de 2018

El síndrome de la vida de mierda. Shit-life Syndrome






Medicine never ceases to amaze me. In addition to their technological and scientific advances, it is the people themselves who suffer from health problems and the adventures of those who take care of them who teach me new every week. 

The university told us that social determinants of health are much more important than health systems themselves in conditioning health or disease. As a result of that the United Kingdom life expectancy has begun to decline following what happens in the United States where African Americans, American Indians and Alaska Natives clearly live less and are in poorer health.  

One of the causes is the "shit-life" syndrome suffered by everyone who lives below the poverty line or whose social and economic circumstances are very adverse. In the face of this, nothing can be done by the powerful hospital and all its science. These patients come to the sanitary system for help and are sent away with pills and little else, nothing concrete to substantially improve their lives. 

In Europe, too, there are those who are excluded. In addition to homeless people, or those with precarious housing, there are many people who suffer from addictions with significant social repercussions and a flood of immigrants who join the queue of the poor. Add to this the poverty and ageing of large areas of the rural area, which is gradually being depopulated and confines many older people to life situations that border on abandonment, in addition to the belts of poverty that usually surround large cities. 

The increase in social inequalities has political (populism), economic (social impoverishment) and health (increased morbidity and mortality) consequences. It is reckless to refuse to accept the obvious: we have a time bomb in our hands and not enough is being done to defuse it. 





La medicina no deja de asombrarme cada día. Además de sus progresos tecnológicos y sus avances científicos son las propias personas que padecen problemas de salud y las peripecias de aquellos que los cuidan los que me enseñan cosas nuevas todas las semanas. 

En la facultad nos contaron que los determinantes sociales de la salud son mucho más importantes que los sistemas sanitarios a la hora de condicionar salud o enfermedad. Tan es así que en el Reino Unido la esperanza de vida ha empezado a disminuir siguiendo lo que ocurre en Estados Unidos donde claramente los afroamericanos, indios americanos y nativos de Alaska viven menos y tienen peor salud.  

Una de las causas es el síndrome de la "vida de mierda" que sufre todo aquel que vive bajo el umbral de la pobreza o cuyas circunstancias sociales y económicas son muy adversas. Ante esto nada podrá hacer el poderoso hospital y toda su ciencia. Estos pacientes acuden solicitando ayuda y son despachados con pastillas y poco más, nada concreto que les mejore substancialmente la vida. 

En Europa también hay excluidos. Además de las personas sin techo, o con viviendas precarias, existe mucha gente que padece adicciones con importantes repercusiones sociales y un aluvión de personas inmigrantes que se unen a la cola de los sin recursos. A esto hay que sumar la pobreza y envejecimiento de grandes extensiones de la zona rural, que se despuebla poco a poco y confina a muchos mayores en situaciones vitales que rozan el abandono, además de los cinturones de pobreza que suelen rodear las grandes ciudades. 

El aumento de las desigualdades sociales tiene consecuencias políticas (populismo), económicas (depauperizacíon social) y sanitarias (aumento de morbilidad y mortalidad). Es una temeridad negarse a aceptar lo evidente: tenemos una bomba de relojería en las manos y no se está haciendo lo suficiente para desactivarla. 


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