Foto de Vineet Radhakrishnan
La sociedad del bienestar es tóxica para la vejez. Privarnos de la suficiente movilidad, mantenernos sentados excesivas horas, aportar más comida de la necesaria, pasar mucho tiempo frente al televisor, disminuir las interacciones sociales... nos pasa una enorme factura tanto al cuerpo como a la mente. Un exceso de medicamentos no mejorará nuestra calidad de vida, tampoco un sobreconsumo sanitario.
El nivel de deterioro de las personas con edad avanzada en los países desarrollados es muy alto. Principalmente por una hipoestimulación mental y una infrautilización corporal. El cuerpo se desinfla y la mente se enlentece.
¿Hay alternativas?
Podemos decir que sí. Hay personas que envejecen bien. ¿Cómo lo hacen? casi todas aplican el antiguo dicho: Menos plato y más zapato.
Sabemos que las siguientes cosas ayudan:
- Caminar a diario y mantener un aceptable grado de movilidad.
- Comer ligero, seguir una dieta mediterránea rica en alimentos frescos.
- Mantener y cuidar las relaciones sociales con la familia, amistades y vecinos.
- Mantener el interés por aprender, leer y mantenerse al día.
- Disfrutar de la naturaleza, el aire libre y los placeres tranquilos.
- Permitirse un capricho de vez en cuando.
- Hacer cosas que nos gusten, tener alguna ocupación o pasatiempo divertido.
- Reir.
- Tomarse las cosas con humor sin dar a los problemas demasiada importancia.
- Adaptarse sin acritud a las limitaciones que la vida o la enfermedad propongan.
Merece la pena no esperar a ser anciano para empezar a aplicarlo. La verdadera sabiduría tiene que ver con eso que los antituos llamaban arte de vivir. Algo para lo que necesitamos silencio y tranquilidad, buena compañía, naturaleza y una buena relación con nosotros mismos.
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