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domingo, 10 de julio de 2016

Relato: Gotas de lluvia


El coloso, detalle. Francisco de Goya




Mi vida es muy compleja. Albergo contradicciones y deseos que espantarían a muchos. Conozco muchos de los infiernos y purgatorios que llevo por dentro y te digo una cosa, no te gustarían nada.
Por eso salgo poco de casa. Desde hace años escondo mis doscientos treinta kilos de peso y compro lo que necesito por teléfono o Internet. No me falta ninguno de los sucedáneos que me permiten ir tirando, algunos te harían sonrojar.

Creo que hago bien quedándome dónde estoy. Hace tiempo que el mundo y la sociedad no me interesan nada, tanta basura me da asco. Con la mía ya tengo bastante.

Hoy, sin embargo, algo captó mi atención. Durante la noche un viento del oeste azotó mis ventanas dejándolas perladas de diminutas gotas. Sentí por un momento que contemplaba todo mi interior desplegado en un vidrio. En cada gota una imagen, en cada diminuta semiesfera una idea, un pensamiento,  una sensación, un sentimiento o recuerdo. Ahí estaba yo, con mi identidad desmarejada y mis intimidades desmembradas en un medio líquido, remedo de lo que verdaderamente soy: una ola de agua salobre que se pierde en algún remoto océano lejos de cualquier sitio.












Cantan las olas
Mi verdadero nombre
Lejos, muy lejos



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