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martes, 29 de septiembre de 2015
Reducir la sanidad
Algún día podremos hacer con la sanidad lo que mucha gente ha hecho con sus mesas de trabajo: simplificar.
El reto es que de momento nadie sabe muy bien cómo hacerlo y la evidencia nos dice que cada día que pasa todo es un poco más complejo.
Pero ¿qué hace falta para que una persona tenga una buena asistencia sanitaria?
Probablemente pocas cosas.
1. Conocimiento y educación.
2. Una enfermera comunitaria y una médica de familia.
3. Posibilidad de ser derivado a consultoría médica externa y a hospitalización si es procedente.
4. Acceso a tratamientos y pruebas diagnósticas.
Con las dos primeras es posible solucionar más del 90% de los problemas de salud de una persona. Disponer de un médico de familia que te conozca a tí, a tú familia y a tú comunidad es una garantía para ser bien tratado en tus relaciones con el sistema sanitario. No es sólo cuestión de que tengas acceso a tratamientos y pruebas sino de que estos sean adecuados a lo que tú necesitas. Tan peligroso es el defecto como el exceso.
No se ha insistido lo suficiente en la importancia del conocimiento y la educación en la salud. El principal custodio de tu salud y la de tu familia eres tú mismo. Aprender a comer bien, a moverte bien y a tener rutinas de higiene física y mental es esencial para que puedas disfrutar sanamente de la vida. Sigue los consejos de tus profesionales de salud de referencia en tu comunidad ó en internet y haz un uso prudente del sistema sanitario.
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