Viñeta de El Roto
Estaba hasta las narices, ya no podía más. En muchos años de trabajo como sanitario siendo espectador de todo tipo de tropelías y desmanes no había visto nunca un desatino semejante. Unos políticos, que por motivos que a solo ellos interesan, deciden meter en una de las ciudades más pobladas de Europa a unos enfermos infecciosos potencialmente peligrosos para la población. No atendieron razones históricas, siempre que algo así había ocurrido en el pasado acabo como el rosario de la aurora. Le habían endosado el marrón, su unidad no tenía ni medios ni preparación para enfrentarse a un reto NBQ de máxima complejidad, en los pocos días que llevaban asistiendo a los enfermos los errores se habían sucedido de forma ininterrumpida. Estaba cansado de jugársela, él mismo había cometido varios fallos. Decidió tirar la toalla e ingresarse, estaría más seguro dentro de una habitación de hospital que fuera de ella. Sabía que su decisión se estudiaría en las facultades de medicina del futuro como ejemplo del desmembramiento de los sistemas sanitarios clásicos en los que los profesionales estaban mucho mejor en el papel de enfermos. En la tele veía como muchos pedían la cabeza de la ministra y del consejero de sanidad, se sonreía pensando lo equivocados que estaban. Lo que debían pedir era responsabilidades penales, pensaba, hay líneas que el sentido común y la ley no deberían dejar cruzar jamás.
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