Laguna de Gallocanta
La vida nos propone retos de forma incesante. Algunos son sencillos, otros más complicados. Cuando conseguimos superar un reto nos sentimos bien pero cuando suspendemos a veces nos queremos morir. Los suspensos en relación de pareja o en maternidad/paternidad son duros, los suspensos en cuidado de padres también, pero ¿qué entedemos por suspenso en situación vital? Podríamos definirlos como situaciones de claudicación o sensación de fracaso personal ante retos vitales que no somos capaces de afrontar de una manera adaptativa y que provocan intenso malestar, sentimientos de culpa y gran ansiedad.
Desgraciadamente cada vez hay más relaciones de parejas rotas, o parentofiliales disfuncionales.
¿Cómo se puede ayudar a una mujer que siente que lo está haciendo mal con la crianza? ¿cómo ayudar a un padre cuyo trabajo le impide dedicar tiempo a sus hijos?, ¿cómo ayudar a una persona a cuidar a su madre con Alzheimer?
Las sociedades postmodernas tienen una trama social muy vulnerable, nuevos modelos familiares con miembros dispersos que algunos llaman líquidos por sus características de fluidez y cada vez más escasa capacidad estructural. En situaciones personales de mayor complejidad o exigencia es cuando más necesitamos de los demás, pero ¿y si no están?
Las expectativas que se desarrollan ante un tema tan importante como los hijos son muy altas en una sociedad como la nuestra en la que se retrasa la edad de crianza y se reduce el número de vástagos. Hay un gran choque entre la expectativa personal y social y la realidad de un parto. Este momento suele ser una vivencia de gran intensidad y complejidad con una recuperación posterior de duración variable en la que no faltaran dificultades con un bebé al que atender que demanda constantes cuidados y en ocasiones no es fácil de calmar. Como pasa cuando conectamos todos los electrodomésticos a la vez... el diferencial salta. Y puede saltar a nivel físico (no es lo mismo tener descendencia con veinte que con cuarenta años), psicológico (todos tenemos heridas y zonas psicológicamente más frágiles), familiar o social (pareja o familia ausente o disfuncional...).
Los suspensos (claudicaciones, disfunciones, alteraciones severas...) en maternidad/paternidad que he tenido que atender en consulta han sido casos complejos con gran afectación en la esfera psicológica, social y física. Casos que en ocasiones han requerido bajas laborales, medicación psiquiátrica, apoyo psicológico y sobre todo cuidados, comprensión y apoyo familiar. Los problemas de alta complejidad no se pueden dirimir con soluciones simples.
Y no estamos hablando de casos aislados, la prevalencia de estas situaciones es alta (se habla de un 5 a un 25%) muy difícil de medir pero de efectos socialmente considerables. La etiqueta diagnóstica que más se utiliza es la de depresión postparto pero me temo que la realidad es más amplia y abigarrada, hay muchos casos de cortocircuito de mas o menos intensidad y distinta duración.
La primera propuesta sanadora que rescato es la toma de conciencia de que el que nos "suspende" no es otro que uno mismo. O si prefieren el superego o el patrón educativo que hayamos absorbido, en cualquier caso siempre tendremos algo que decir. No existe la relación perfecta, la crianza perfecta o la familia perfecta, por mucho que las revistas del corazón o la televisión se empeñen en decir. Asumir nuestra realidad, aceptando nuestras limitaciones, es el primer paso para poder dar lo mejor de nosotros mismos, pero no más. Aceptar los sentimientos incómodos y detectar las expectativas sobredimensionadas también sirve de mucho. Atrevernos a pedir ayuda es otro paso interesante.
¿Qué puede hacer el sistema sanitario ante esto? ¿es el mejor lugar para solucionar estos problemas? ¿de qué forma se pueden buscar (y encontrar) opciones y ayuda?
No soy capaz de responder a escala global pero abro la reflexión aportando la inquietud de que tal vez como sociedad nos tengamos que replantear ciertas cosas. ¿Cómo responden los distintos modelos de familia a estos retos? ¿responde el modelo de relación de pareja, de familia extensa, de vecindario o comunidad? ¿Qué valoramos más en nuestras vidas? ¿estos valores hacia dónde nos llevan?
Ya ven que salen más preguntas que respuestas, ya ven como la ética y los valores están de nuevo en el centro de todo.
Lamento della Ninfa - Amor - Monteverdi por ninfa-lover
Versión de Montserrat Figuras con la Capella Reial de Catalunya
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Salvador, has tocado un tema palpitante en nuestra realidad social.Esos suspensos se producen por los conflictos entre expectativas y exigencias del superyo (superyo personal y superyo social) por un lado y la realidad pura y dura que hay que afrontar.
ResponderEliminar¿cómo afrontarlos? No hay una receta universal, pero sí vale un enfoque sistémico individualizado.
Todo paciente merece la máxima individualización de los cuidados, máxime cuando tocamos situaciones complejas o de gran repercusión en la vida de este. Coincido contigo Enrique.
ResponderEliminarAnte la complejidad no valen las "recetas" al uso.