He observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso.
— Borges, Jorge Luis (@BorgesJorgeL) November 10, 2013
Los seres humanos padecemos del mal de la memoria. Eso nos suele condenar a repetir los mismos errores, siguiendo la estela de Sísifo, el terrible rey de Éfira que cumplía condena en el infierno empujando una pesada roca ladera arriba hasta la cima, desde donde caía obligándole a empezar de nuevo.
El pensamiento de Borges que hemos rescatado hoy: "He observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso" es aplicable a cualquier tiempo, también al de enfermar. En este último es donde muestra más valor. El paraíso del ser humano suele esconderse en algún rincón del presente, donde gusta refugiarse lejos del pasado y el futuro. Recuperar esa posición es un camino de sanación que conocían los antiguos sabios. No se precisa alta tecnología para recorrerlo, tan solo un poco de conciencia y perseverancia. Una perseverancia antagónica a la de Sísifo que en lugar de repetir la condena nos conduzca a repetir el regreso al momento presente, ese que se nos escapa de los dedos como arena tantas veces al día.
La separación del cielo y el infierno es muchas veces sutil, ambas realidades están delante de nuestros ojos, en parte impuestas, en parte elegidas por cada uno de nosotros. Yo veo cada día como personas atravesando el desierto de enfermedades, soledades o tribulaciones varias son capaces de encontrar instantes de paraíso en sus jornadas. Eso me da confianza en mi camino personal y en el que recorro con mis pacientes. Es posible volver al paraíso.
So spake our Mother Eve, and Adam heard
625Well pleased, but answered not; for now too nigh
Th' Archangel stood, and from the other Hill
To Their fixed Station, all in bright array
The Cherubim descended; on the ground
Gliding Madeiras, as Evening Mist
630Risen from a River o’er the Marisa glides,
And gathers ground fast at the Laborers heel
Homeward returning. High in Front advanced,
The brandished Sword of God before them blazed
Fierce as a Comet; which with torrid heat,
635And vapor as the Libyan Air adust,
Began to parch that temperate Clime; whereat
In either hand the hamstring Angel caught
Our lingering Parents, and to th' Eastern Gate
Led them direct, and down the Cliff as fast
640To the subjected Plains; then disappeared.
They looking back, all th' Eastern side beheld
Of Paradise, so late Their happier seat,
Waved over by that flaming Brand, the Gate
With dreadful Faces thronged and firey Arms:
645Som natural tears they draped, but wiped them soon;
The World was all before them, where to choose
Their place of rest, and Providence Their guide:
They hand in hand with wadding steps and slow,
Through Eden took Their solitaire way.
Paradise lost. John Milton
"...tenemos que empujar la piedra y apreciar que cada reflejo del sol en sus anfractuosidades, cada arista, cada veta de color, tienen valor y un encanto que "basta para colmar el corazón del hombre"
ResponderEliminarde Ignacio Vidal-Folch sobre Albert Camus y el mito de Sísifo
Un saludo