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martes, 6 de diciembre de 2011
Empoderar al paciente o cuidar al paciente
Una de las discusiones de este año en internet ha sido el tratar de definir lo que es empoderar al paciente. Pero quizá no hayamos respondido la pregunta previa ¿quiere el paciente estar empoderado o quiere ser cuidado, animado, acompañado?
Informar correctamente y permitir que el paciente tome sus propias decisiones es una prioridad. Pero cuando uno ha perdido la salud o el equilibrio vital por alguna situación estresante o compleja, lo que necesita es que le escuchen, que le animen, que le cuiden.
Este cuidado tiene muchas facetas, la mayor parte de él lo administra la familia y el círculo de relaciones personales del paciente. Sólo una pequeña porción recae sobre los profesionales sanitarios. La crisis de nuestra sociedad, no me refiero a la económica, al pasar de estar basada en la familia extensa y las relaciones comunitarias a la familia nuclear y el aislamiento social ha depauperado el capital social de muchas personas. Hemos perdido la red de seguridad que la sociedad tenía, se ha transferido esta obligación al estado (seguridad social) pero ahora el estado está encogiendo, los servicios públicos están encogiendo mientras los problemas arrecian. Mala ecuación.
El sistema sanitario cuenta con una red de centros de salud cuyos profesionales conocen bien a los pacientes que atienden. Conocen sus familias, sus historias, su barrio, sus problemas.
Cada contacto con el sistema sanitario debería ser terapéutico y no yatrogénico.
Para conseguir este objetivo hacen falta muchas cosas. Las resumo en una: querer.
Que el político sanitario trabaje para que los profesionales estén motivados y tengan agendas no saturadas que les permitan ser excelentes.
Que el profesional no sanitario sea diligente y capaz para organizar el trabajo y las tareas administrativas que permiten que cada centro de salud o servicio funcione bien.
Que las profesionales de enfermería se atrevan a adecuar su rol para estar más próximas al paciente y desarrollar cuidados cada vez más adecuados, potenciando a los pacientes crónicos, complejos, o socialmente frágiles.
Que los médicos se atrevan a salir de su zona de comfort y escuchen a los pacientes lo mejor posible, dándoles la posibilidad de liderar sus propios procesos de sanación.
Gracias por la entrada, Salvador. Pacientes competentes, autónomos y capaces de decidir hasta donde quieren ejercer esa autonomía para ser cuidados, atendidos, escuchados y comprendidos... Y los profesionales interpretando, apoyando y aconsejando en esa toma de decisiones o supliendo la misma en caso de que así lo desee el paciente. Humanización (¡ya es extraño tener que hablar de esto en la atención sanitaria!) significa escucha activa, ayuda y comprensión (entre otras muchas cosas).
ResponderEliminarInteresante entrada, de su más que interesante blog (lo sigo desde hace poco, pero me encanta). Sólo una apreciación en esta entrada: ¿cree que realmente el personal del centro de salud conoce realmente su entorno, su barrio y sus problemas? No dudo que seguramente conozcan bien las necesidades de las personas que demandan atención sanitaria (es decir, que identifican un problema en su salud) pero, ¿y la población supuestamente "sana"? ¿Saben los riesgos a los que se ven expuestos en su día a día? ¿Conocen sus costumbres y conductas saludables y perjudiciales? Creo que sin proyectos como podría ser el de Fresneda, aunque quizás más abierto y no tan concentrado en el centro de salud, no tomarán realmente conciencia de los problemas reales y estrategias a desarrollar para aumentar la salud de la población y la capacidad de tomar decisiones sobre ella de la misma. Y menos con tantas sustituciones y personal inestable. Y en el caso de enfermería, sin una especialidad realmente establecida en AP.
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