El termino medicina cuántica se usa en el mundo de las medicinas alternativas desde hace años. Merece una reflexión.
La medicina occidental tiene una base empírica que se ha ido mejorando gracias al uso del método científico. También tiene una sólida base físico-química que ha permitido un avance de tratamientos farmacológicos y quirúrgicos impresionante. Ninguna civilización previa ha tenido una farmacopea tan extensa, ni una tecnología tan potente como la actual.
Existe un pero. Dentro de la complejidad humana quedan muchas cosas que no podemos todavía medir. Cito únicamente tres, hay muchas mas: Conciencia, sentimientos, pensamiento.
Otros sistemas médicos como la Medicina Tradicional China (MTC), contemplan en su antropología realidades no medibles a las que se nombra con sustantivos poéticos. La poesía sigue siendo un magnífico medio de acercarnos a lo inefable. A muchos nos les parecerá comparable con la ciencia, pero no olvidemos que la MTC también tiene una base empírica de miles de años. Lo cierto es que en muchos sistemas alternativos se basan en lo que denominan la energía del ser humano, siendo este concepto no medible ni claramente definible.
Pareciera claro el paralelismo de la doble naturaleza de la luz, onda y corpúsculo, que define parte importante de la física cuántica, con la doble naturaleza del ser humano, materia y energía. Respecto a la parte material tenemos pocas dudas, los grandes anatomistas nos han revelado todos los misterios. Y en la parte energética vamos avanzando. La energía electromagnética se mide cada vez con más precisión. Dentro de pocos años podremos acceder al sistema mente de esta forma. Hay también hallazgos de comunicación fotónica a nivel celular y no olvidemos que la energía térmica de todo el sistema es una forma de infrarrojo que puede ser fotografiada al ser otra longitud de onda, otra forma de luz.
Pareciera pues que las medicinas alternativas están ocupando el vacio que la medicina occidental deja al no ocuparse de ciertos aspectos no materiales. Y más allá de la energía podríamos señalar, el trato humano al paciente, la posibilidad de la esperanza, la búsqueda de alternativas, el abordaje de problemas complejos, la atención a aspectos psicológicos o espirituales…
La tecnología parece que no tiene respuesta para todo, maneja bien la faceta corpúsculo del ser humano pero no la parte de onda, más etérea y difícil de calificar.
La medicina de familia es quizá la parte de la medicina oficial que se acerca más a estas realidades. Con una base filosófica más cercana al paciente y su entorno, la dimensión biológica, psicológica y social del momento de enfermar aparecen unidas. Frecuentemente entrelazadas, incluso con niveles aun más sutiles como los valores, sentimientos, ideas, dimensión trascendente…
Los pacientes necesitan soluciones para sus problemas. Cuando no los encuentran en una consulta lo buscan en otras. Cuando no lo encuentran en una medicina lo buscan en otra.
Sin embargo no existen médicos bilingües. Aprender a hablar un lenguaje médico lleva muchos años, en nuestro país más de diez. A su vez el lenguaje médico lleva aparejado una base antropológica y una concepción de lo que es salud y enfermedad de origen cultural y social. Hace falta mucha flexibilidad mental para poder conjugar dos visiones, dos paradigmas médicos, de forma simultánea.
Pero en caso de que fuera posible nos aportaría una gran riqueza. Al tener una visión más amplia contemplaríamos más aspectos del paciente y podríamos dar más respuestas, acompañar mejor.
Este bilingüismo no sería rentable para ninguna industria o interés financiero. Seguramente sí para las personas, dado que exigiría más humildad y profesionalismo de sus médicos.
No sé si este planteamiento se podrá llevar a cabo. Seguramente a mas de uno le parezca descabellado. Pero es una intuición que tengo desde hace ya muchos años y necesitaba compartirla.
La humanidad está enferma, se está deteriorando. Y está deteriorando con ella al planeta entero del que forma parte.
Solo un cambio de conciencia nos podrá aportar soluciones y cura. Ese cambio de conciencia tal vez pase por ampliar nuestra visión de las cosas, por arriesgarnos a buscar nuevas respuestas, quizá tomando caminos aparentemente descabellados.
Si la sociedad modificara su concepción de ser humano, modificaría su antropología y tendría que cambiar su medicina, su forma de acercarse a la salud, al equilibrio. Quizás entonces se puedan plantear el uso de otras lenguas, de otras gramáticas, de otra poesía… de otras medicinas.
La globalización está uniformizando muchas cosas, hay lenguas que están desapareciendo y con ellas concepciones humanas y antiguas medicinas. Espero que el futuro nos ayude a recuperar el pasado y aprender a hablar lenguas arcanas que nos permitan entender lo que de verdad importa.
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