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jueves, 30 de septiembre de 2010
El ego y twitter, ¿redes o pirámides?
Las redes sociales que internet facilita (social media) permiten interactuar a distancia con gente diversa.
Mi propuesta es que un médico de familia puede establecer redes y esto es una riqueza:
1. redes profesionales que le permitan compartir conocimiento, ideas y le ayuden a aprender y mejorar su asistencia.
2. redes con su pacientes a modo de tablón de anuncios de la consulta o como medio de ofrecer información sanitaria para pacientes (blogoterapia).
Pero veo alguna pega. A raiz de la infografía de José Galán publicada hace unas horas me da la impresión de que twitter se puede convertir en una de esas estafas piramidales en los que los participantes reciben beneficios a costa de incluir a nuevos participantes (lo que pasó con Forum filatélico, Afinsa...). Y no porque se maneje dinero, si no porque se maneja fama/ego/visibilidad...
Todos tenemos ego y si se nos va de las manos puede ser un riesgo.
Quizá haya que establecer un cierto control de calidad, o cierta reflexión. Los profesionales sanitarios que ofrecemos blogs o twitter a pacientes estamos expuestos publicamente y eso nos obliga a aplicar principios deontológicos y bioéticos.
Los principios clásicos de no malficiencia (no hacer daño al paciente), beneficencia (buscar su bien), Justicia (aplicar la ecuanimidad a nuestra práctica) y autonomía (respetar la opinión del paciente) han de estar encima de la mesa.
Internet favorece la libertad de expresión, pero como médico de familia estoy obligado a ofrecer un rigor y un nivel aceptable de calidad. La opinión de los pacientes y de los profesionales sanitarios que me leen es un control de calidad necesario. Por este motivo todo comentario será bienvenido, y con tan solo respetar una elemental educación, tenido en cuenta.
Esto se convertirá en lo que entre todos queramos, en lo que hagamos con ello, Twitter es lo más democrático que he conocido nunca, tratémonos con cariño, con respeto, con honestidad .... esa es mi apuesta y mi esperanza.
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