viernes, 5 de octubre de 2018

¿Se acabó el chocolate sanitario español? Is there no more Spanish health chocolate?





Retrato del doctor Boucard. Tamara de Lempicka.





"The latest study by the medical journal The Lancet has lowered the euphoria. The public health system dropped ten places at a stroke in 2016, the last year evaluated, with respect to 2015. The research has measured the quality of the world's 195 states by comparing data from 32 curable causes of death with adequate medical care and the population's accessibility to treatment. Spain obtains 92 points out of 100, below the 97 achieved by Iceland and Norway, which are in first place, although it is placed ahead of France, the United Kingdom, the United States or Portugal".




It is not easy to measure the excellence of something as large and complex as a health system where it is usually easier to count the number of transplants than the number of hours holding a dying person's hand. Where the surgical waiting list counts more than the waiting days when I have an appointment with my family doctor or the inefficient robotic surgeries shine brighter than the small surgical processes that nurses and doctors do in primary health centres.

What does seem obvious is that the Spanish health system is leaking. There are big holes under the waterline that overload a tired and entertaining crew shrinking buckets in a gentle way instead of doing a careful and quality assistance as it should.

As it is very slow sinking it is not in the news. The most you will see will be headlines like the one in the Voice of Galicia: "Cardiology saves the honor of health", from which we have taken the opening paragraph.


To the public it seems much more disturbing the possible result of the next game of his soccer team or the vagaries of politicians and famous  that are the kings of the gossip that floods our mobiles.

Facts such as the disappearance of philosophy teaching from high schools or that almost all family doctors have an average of five or six minutes to see a patient will never appear on the news. That is why I continue to bet on the need to facilitate reflection and awareness from blogs or social networks going against the tide of noise and falsehood that seems to flood our world. The objective is not to achieve fame or glory, it will suffice for the bottle to reach another island and someone, far away, to read the message that miraculously survived the journey. There is much to do, the world we want to build depends on us.






"El último estudio realizado por la revista médica The Lancet ha rebajado la euforia. El sistema público retrocedió diez puestos de golpe en el 2016, el último año evaluado, con respecto al 2015. La investigación ha medido la calidad de los 195 estados del mundo mediante la comparación de datos de 32 causas de muerte curables con una atención médica adecuada y la accesibilidad de la población a los tratamientos. España obtiene 92 puntos sobre 100, por debajo de los 97 que logran Islandia y Noruega, que se sitúan en el primer puesto, aunque se coloca por delante de Francia, el Reino Unido, Estados Unidos o Portugal"




No es fácil medir la excelencia de algo tan grande y complejo como un sistema sanitario donde suele ser más sencillo contar el número de transplantes que el de horas sosteniendo la mano a un moribundo. Donde cuenta más la lista de espera quirúrgica que los días para que me den una cita con mi médico de cabecera o brillan más las ineficientes cirugías robóticas que los pequeños procesos quirúrgicos que enfermeras y médicos hacen en los centros de salud.

Lo que sí parece evidente es que la sanidad española hace agua. Hay grandes agujeros bajo la línea de flotación que sobrecargan a una cansada tripulación entretenida achicando cubos a mansalva en lugar de en hacer una asistencia cuidada y de calidad como debería.

Como es un hundimiento lento y pausado no sale en las noticias. Lo máximo que verán serán titulares como el de la Voz de Galicia: "Cardiología salva la honra de la sanidad", del que hemos tomado el párrafo inicial.


Al respetable le parece mucho más inquietante el posible resultado del próximo partido de su equipo de fútbol o los azares de políticos y famosos de postín que son los reyes del cotilleo que inunda nuestros móviles.

Hechos como que la asignatura de filosofía haya desaparecido de los institutos nacionales o que casi todos los médicos de familia tengan de media cinco o seis minutos para ver a un paciente no saldrán nunca en un telediario. Por eso sigo apostando por la necesidad de facilitar la reflexión y la toma de consciencia desde blogs o redes sociales yendo contracorriente del maremagnum de ruido y falsedad que parece inundar nuestro mundo. El objetivo no es alcanzar fama ni gloria, bastará con que la botella llegue a otra isla y alguien, muy lejos, lea el mensaje que milagrosamente sobrevivió el viaje. Hay mucho por hacer, el mundo que queramos construir depende de nosotros.






miércoles, 3 de octubre de 2018

El valor de comunicar bien en Salud







En un futuro próximo los robots serán capaces de hacer operaciones hoy impensables. Las inteligencias artificiales podrán diagnosticar y tratar la mayoría de los problemas de salud. Los bots y algoritmos se encargarán de vigilar y supervisar la salud de cada ciudadano.

Lo que probablemente no sean capaces de hacer es transformar una consulta clínica en un encuentro significativo, hacer una escucha activa del paciente, demostrar empatía o compasión... en pocas palabras: comunicar con excelencia.

Por este motivo todos los años reservo energías para formarme en comunicación clínica y trato de compartir mis inquietudes y reflexiones en el congreso Comunicación y Salud que organiza el grupo homónimo de Semfyc. Este año el encuentro será del 10-13 de octubre en Santiago de Compostela. Los organizadores me han permitido participar como docente en dos actividades. Impartiré un taller de tres horas junto a la doctora Isabel Núñez y  Nerea Casado (Silencio, escucha y comunicación) y participaré en una mesa junto a Laura Lozano, Lorena Bembibre y Fernando Fabiani (¿Cómo participar en redes sociales como profesional de la salud y no morir en el intento?).

Como médico descalzo que soy peregrinaré a Santiago pagándome el viaje y no recibiré emolumento alguno. Desde hace muchos años me produce una gran tranquilidad de ánimo no hacer depender mi actividad formativa y docente de intereses de terceros.

Si el lector tiene interés en Comunicación y Salud le recomiendo encarecidamente este foro. Los que no puedan venir podrán seguirlo en Twitter siguiendo la etiqueta #eclinica2018




lunes, 1 de octubre de 2018

La adicción social a la biometría. Social addiction to biometrics



Foto de Rachel Adams







Mirrors are polished surfaces that reflect the image projected on them.  It is a technology that the ancient Egyptians and Greeks already knew and that has evolved over time. Today the majority of the population carries a pocket mirror that also allows immortalizing the images that come to it in the form of an auto-photo. In addition, modern mirrors reflect multiple variables and information of their owner. They measure his steps and the distance he travels, his activity pattern, his movements, his level of communication. They can measure the sleep/wakefulness rhythm and give a report on the quality of sleep and if we connect some specific gadget they can measure blood pressure, blood sugar and even do an electrocardiogram.

People love to know what their weight is, what their blood pressure is, what their biochemical and analytical parameters are. We love check-ups, medical imaging tests and anything that provides information about ourselves. We are a curious species. That's why biometrics has always been big business. Technological companies know this. For example, Apple's new intelligent smart watch make a reduced electrocardiogram of one derivation in a minute. It is a technology that already existed, very easy to use. Years ago I tested the application of Alivecor and effectively with two electrodes connected by bluetooth to the mobile phone gets to make a strip in derivation II capable of detecting sinus rhythm or atrial fibrillation. I don't know if the popular watch will detect P waves or it will only do a QRS analysis but what I can say is that there will be a legion of people hyper worried about the supposed irregularities that with time will appear on their recording devices.

Providing diagnostic devices to the population often results in some level of overuse. Hypochondriacs and those who care most about their health will not be able to avoid intensive use. In my experience this tends to end up overwhelming the person who does it. We have to remember that to be able to prescribe and indicate a certain treatment requires many years of preparation and experience. The same thing happens with the indication of diagnostic tests. To measure the blod presure once in a while doesn't hurt anyone but doing it several times a day, every day, being healthy is a barbarity.

A lot of health education is needed. Facilitating access to diagnostic tests can have side effects. They are called false positives and excessive concern for one's own health. Health professionals know that both are dangerous and cause suffering. In a market society where economic profit is the king it will be difficult to explain that more is not always better in the world of health where things are often more complex than they seem.




Los espejos son superficies pulidas que reflejan la imagen que se proyecta en ellos. Es una tecnología que ya conocían los antiguos egipcios y griegos y que ha evolucionado con el tiempo. Hoy la mayoría de la población lleva un espejo en bolsillo que además permite inmortalizar las imágenes que llegan a él en forma de autofoto. Además los modernos espejos reflejan múltiples variables e informaciones de su dueño. Miden sus pasos y la distancia que recorre, su patrón de actividad, sus desplazamientos, su nivel de comunicación. Pueden medir el ritmo sueño/vigilia y dar un informe sobre la calidad del sueño y si les conectamos algún adminículo específico llegan a medir la tensión arterial, el azúcar en sangre y hasta hacer un electrocardiograma.

A la gente le encanta saber qué peso tienen, qué tensión, qué parametros bioquímicos y analíticos. Nos encantan los chequeos, las pruebas de imagen médica y todo aquello que proporcione información de nosotros mismos. Somos una especie curiosa. Por eso la biometría ha sido siempre un gran negocio. Las compañías tecnológicas lo saben. Por poner un ejemplo los nuevos relojes inteligentes de Apple permiten hacer un electrocardiograma reducido de una derivación sin mayor problema. Es una tecnología que ya existía, de muy fácil manejo. He probado hace años la aplicación de Alivecor y efectivamente con dos electrodos conectados por bluetooth al móvil consigue hacer una tira en la derivación II capaz de detectar ritmo sinusal o una fibrilación auricular. No sé decir si el reloj de marras detectará ondas p o tan solo hará un análisis de qrs pero lo que si puedo adelantar es que habrá una legión de gente hiperpreocupada por las supuestas irregularidades que con el tiempo les vayan informando sus aparatos de registro.

Proporcionar aparatos de diagnóstico a la población suele redundar en cierto nivel de sobreuso. Los hipocondriacos y los que más se preocupan por su salud no podrán evitar usarlos de manera intensiva. En mi experiencia esto suele terminar agobiando a quien lo hace. Hay que recordar que igual que para ser capaz de prescribir e indicar un determinado tratamiento hace falta largos años de preparación y experiencia, lo mismo ocurre con la indicación de pruebas diagnósticas. Tomarse la tensión de vez en cuando no hace daño a nadie pero hacerlo varias veces al día, todos los días, estando sano es una barbaridad.

Hace falta mucha educación en salud. Facilitar el acceso a pruebas diagnósticas puede tener efectos secundarios. Se llaman falsos positivos y preocupación excesiva por la propia salud. Los profesionales sanitarios sabemos que ambas cosas son peligrosas y producen sufrimiento. En una sociedad de mercado donde el beneficio económico es el rey será difícil explicar que más no es siempre mejor en el mundo de la salud donde las cosas son a menudo más complejas de lo que parecen.

viernes, 28 de septiembre de 2018

Analfabetismo sanitario. Health iliteracy




The paradox of knowledge societies is that although we have access to all imaginable information it is increasingly difficult to have sufficient discernment. In this way when we open the hood of a vehicle we will depend on a mechanic for any question and the same thing will happen if the washing machine, the television or any apparatus begins to give problems.

In matters of health it will be the same. Faced with the slightest question, the normal thing has become to make an appointment with the health service on duty so that the experts can tell us what to do. The underlying problem is our limitation in understanding mathematics and that we forget that homo sapiens comes to life with organic systems and behavioural skills that allow him to survive in any medium.

If we were better in mathematics we would know that just as it is dangerous to give medicines to those who do not need them, it is also dangerous to give diagnostic tests to a healthy person, to go to hospital emergencies for a minor matter or to make an unjustified overuse of health services. I will not stop give details buy if you are interested I leave at the end some interesting books. I will just say that:

1. Performing a diagnostic test on a healthy person has the problem that it can be altered in an erroneous way (false positive) which will get us into a mess by making the doctor think that there is a problem that there is not.

2. Going to hospital emergency services for minor issues puts us at risk by having to wait in crowded rooms full of potentially sick people, undergo diagnostic tests that are probably unnecessary and end up with a report in the hand that advises us treatments that in many cases will be oversized.

3. Overuse of healthcare without justification has been shown to produce undesirable effects (overdiagnosis, overtreatment, iatrogeny...).


How could we improve health education? Can society do something to reduce health illiteracy?



I would launch three proposals:

1. Improve the journalistic treatment of health information.

2. Promote the activities of health promotion, community health and health education from the Primary Care services.

3. Make messages that help citizens visible in the media, the Internet and in advertising campaigns.

4. Change the culture of healthcare professionals to include elements that protect the patient from overdiagnosis and overtreatment.



Does anyone suggest anything else?





La paradoja de las sociedades del conocimiento es que pese a que tenemos acceso a toda la información imaginable cada vez es más difícil disponer del suficiente discernimiento. De este modo cuando abrimos el capó de un vehículo dependeremos de un mecánico para cualquier cuestión y lo mismo ocurrirá si la lavadora, la televisión o cualquier aparato comienza a dar problemas.

En cuestiones de salud pasará igual. Ante la mínima cuestión lo normal ha pasado a ser pedir cita en el servicio sanitario de turno para que los expertos nos digan qué hay que hacer. El problema de fondo es nuestra limitación para entender las matemáticas y que olvidamos que el homo sapiens viene de serie con sistemas orgánicos y habilidades conductuales que le permiten sobrevivir en cualquier medio.

Si fuéramos mejores en matemáticas sabríamos que igual que resulta peligroso dar medicamentos a quien no los necesita también lo es hacer pruebas diagnósticas a una persona sana, acudir a urgencias hospitalarias por una cuestión menor o hacer un sobreuso no justificado de los servicios sanitarios. No me detendré a dar los detalles dejando a los interesados la bibliografía. Tan solo diré que:

1. Hacer una prueba diagnóstica en una persona sana tiene el problema de que puede salir alterada de forma errónea (falso positivo) lo que nos meterá en un lío al hacer pensar al médico que hay un problema que no hay.

2. Acudir a los servicios de urgencia hospitalarios por cuestiones menores nos pone en riesgo por tener que esperar en salas muy concurridas llenas de gente potencialmente enferma, someternos a pruebas diagnósticas que probablemente sean innecesarias y terminemos con un informe en la mano que nos aconseje tratamientos que en muchos casos estarán sobredimensionados.

3. Sobreusar la sanidad sin justificación está demostrado que produce efectos indeseables (sobrediagnóstico, sobretratamiento, yatrogenia...).


¿Cómo podríamos mejorar la educación para la salud? ¿Puede la sociedad hacer algo para reducir el analfabetismo sanitario?

Lanzaría algunas propuestas:

1. Mejorar el tratamiento periodístico de la información sobre salud.

2. Potenciar las actividades de promoción de la salud, salud comunitaria y educación para la salud desde los servicios de Atención Primaria.

3. Visibilizar en medios de comunicación, Internet y en campañas publicitarias mensajes que ayuden a la ciudadanía.

4. Cambiar la cultura de los profesionales sanitarios para incluir elementos que protejan al paciente ante el sobrediagnóstico y el sobretratamiento.

¿Alguien sugiere alguna cosa más?



Illich, I. (1987). Némesis médica: la expropiación de la salud. Joaquín Mortiz,.

Fernández, M. P., & Camacho, J. G. (1999). Encarnizamiento diagnóstico y terapéutico con las mujeres. Semergen: revista española de medicina de familia, (3), 239-248.

Camacho, J. G., Moral, E. G., & Gracia, L. J. (2012). Prevención cuaternaria: es posible (y deseable) una asistencia sanitaria menos dañina. AMF8(6), 312-7.

Gøtzsche, P. (2014). Medicamentos que matan y crimen organizado. Lince, ed. Madrid.

Camacho, J. J. G., & Pérez-Fernández, M. (2015). La expropiación de la salud. Los Libros del Lince.

viernes, 21 de septiembre de 2018

La sociedad que no tenía nada que decir. The society that had nothing to say

"Although man has the ability to communicate everything, anywhere, anytime and instantly, he finds that he has nothing to say" Thomas Merton A lot of people communicates on the Internet with social networks, email or instant messaging. Tools that together with the telephone and video calls give us the possibility of contacting virtually any person anywhere. It is possible to generate messages that reach groups of friends and if they share it with many more people. However, if you look for a moment at messages from any social network or snoop into the inbox of any email account you will notice that most of the content is junk and noise. Is society losing its capacity for discourse, narrative, dialogue and reflection? Mari Paz López Santos reminds me that this year marks the 50th anniversary of the death of Thomas Merton, a prolific thinker and writer who mixed monastic contemplation with intense social advocacy. He was able to see ahead of time a reality that today is everyday. We suffer an intensive bombardment of information and noise at the same time that we have less and less to say. We babble complaints, protests and screams. We kick what we don't like and cheer for our sports heroes. But when it comes to reflecting on the really important things in our lives or to engaging in a deep dialogue with someone on the subject, we encounter great difficulties. This is a symptom of social illness that translates into individual suffering, especially when we have enough time to get sick or have difficulty. If we have little to say when we are healthy, imagine when the wave of illness reaches us and stirs us up with its annoyances and miseries. Going through life dressed in pure complaint ends up alienating those around us and in a short time we end up alone more than one, no matter how advanced our smart phone is or how popular we are in the digital world. In the face of what surpasses us, in the face of illness, death and suffering, we are alone. One of the tools that I encourage in consultation to use those who suffer is narrative. But in order to be able to narrate it is necessary to be silent and to contemplate beforehand. To contemplate pain is not easy at all. To explain that it is necessary to look at the wound before cleaning it and healing it is easy, the difficult thing is to get the patient to do it. Especially in those wounds of psychology or the spirit that are inaccessible to all except the sufferer. Health care professionals should perhaps take more care of personal narratives in order to be able to facilitate those of others. Saying more with less, valuing conscious silences, daring to express what we see in depth. Because rescuing the ability to name humanizes us and today is an urgency in every sense.




"Aunque el hombre dispone de la capacidad de comunicarlo todo, en cualquier lugar, a cualquier hora y de modo instantáneo, se encuentra con que no tiene nada que decir" Thomas Merton



Una gran parte de la ciudadanía se comunica en Internet con redes sociales, correo electrónico o mensajería instantánea. Herramientas que unidas al teléfono y las videollamadas nos dan la posibilidad de contactar virtualmente con cualquier persona en cualquier lugar. Es posible generar mensajes que lleguen a grupos de amigos y si estos lo comparten a muchas más personas. Sin embargo si uno mira un instante los mensajes de cualquier red social o husmea en la bandeja de entrada de cualquier cuenta de correo electrónico se dará cuenta de que la mayoría del contenido es basura y ruido.

¿Está perdiendo la sociedad su capacidad de discurso, narrativa, diálogo y reflexión?

Me recuerda Mari Paz López Santos que este año se celebra este año el 50 aniversario de la muerte de Thomas Merton, pensador y escritor prolífico que mezcló la contemplación monástica con una intensa actividad de incidencia social. Fue capaz de ver antes de tiempo una realidad que hoy es cotidiana. Sufrimos un bombardeo intensivo de información y ruido a la par que cada vez tenemos menos que decir. Balbuceamos quejas, protestas y gritos. Pataleamos lo que no nos gusta y vitoreamos a nuestros héroes deportivos. Pero a la hora de reflexionar sobre las cosas verdaderamente importantes de nuestra vida o de plantear un diálogo profundo con alguien sobre el tema encontramos grandes dificultades.

Esto es un síntoma de enfermedad social que se traduce en sufrimiento individual, sobre todo cuando nos alcanza un tiempo de enfermar o de dificultad. Si tenemos poco que decir cuando estamos sanos imaginen cuando nos alcanza la ola de la enfermedad y nos revuelve con sus molestias y miserias. Ir por la vida vestido de pura queja termina alejando a los que nos rodean y en poco tiempo acabamos más solos que la una, por muy avanzado que sea nuestro teléfono inteligente o muy populares que seamos en el mundo digital. Ante lo que nos supera, ante la enfermedad, la muerte y el sufrimiento, estamos solos.

Una de las herramientas que animo en consulta a usar a quien padece sufrimiento es la narrativa. Pero para poder narrar hay que previamente callar y contemplar. Contemplar el dolor no es nada fácil. Explicar que es necesario mirar la herida antes de limpiarla y curarla es fácil, lo difícil es conseguir que el paciente lo haga. Sobre todo en esas heridas de la psicología o el espíritu que son inaccesibles para todos excepto para el que las padece.

Los profesionales de la salud tal vez debiéramos cuidar más las narrativas personales para ser capaces de facilitar las de los demás. Decir más con menos, valorar los silencios conscientes, atrevernos a expresar lo que vemos en la profundidad. Porque rescatar la capacidad de nombrar nos humaniza y hoy es una urgencia en todos los sentidos.





समाजले केही भन्नको लागी थिएन


"यद्यपि मानिसको पास कुनै पनि समय र तुरुन्तै सबै चीजहरू संवाद गर्ने क्षमता छ, उसले पाएको छ" थमस मेर्टन "



सार्वजनिकको ठूलो भाग इन्टरनेटमा सञ्जाल, ईमेल वा द्रुत सन्देश सहित इन्टरनेटमा संचार गर्दछ। फोन र भिडीयो कलमा सामेल हुने उपकरणहरूले हामीलाई लगभग कुनैपनि पनि सम्पर्क गर्न सक्ने क्षमता दिन्छ। सन्देशहरू उत्पन्न गर्न सम्भव छ जुन साथी साथीहरूको पहुँच पुग्छ र यदि उनी धेरै मानिसहरूसँग साझेदारी गर्छन्। यद्यपि, यदि कुनै पनि सोशल नेटवर्कको सन्देशहरू हेर्छ वा कुनै पनि इमेल खाताको इनबक्समा देख्नुहुन्छ, यसले यो महसुस गर्नेछ कि अधिकांश सामग्री कचरा र शोर हो।

के समाजले बहस, कथा, संवाद र प्रतिबिम्बको लागि क्षमतालाई हराइरहेको छ?

मारी पैज लोपेज सैंटोसले मलाई सम्झाउँछन् कि यो वर्ष यो वर्ष थमस मेरर्टन, एक प्रख्यात विचारक र लेखक जसले सामाजिक प्रभावको तीव्र गतिविधिसँग गहन मोलम्पत्तिको मिश्रणको मृत्युको पचास वर्षगांठको सङ्केत गर्दछ। उनी पहिले नै एक वास्तविकता देख्न सक्षम थिए कि आज दैनिक छ। हामी जानकारी र शोरको एक गहन बमबारीमा एकै पटकमा हामीसँग कम र कम भन्न को लागी। हामी शंकास्पद, विरोध र चिन्तालाई बाबा गर्छौं। हामी जुन हाम्रो मनपर्ने नायकहरू मन पराउँदैनौं र खुशी गर्छौं। तर जब यो हाम्रो जीवनको साँच्चै महत्त्वपूर्ण चीजहरू प्रतिबिम्बित वा विषयमा कोहीसँग गहिरो संवादको प्रस्ताव गर्ने कुरा हो, हामी ठूलो कठिनाइहरू पाउँछौं।

यो सामाजिक रोगको लक्षण हो जुन व्यक्तिगत दुखाइमा परिणाम हुन्छ, विशेष गरी जब हामी बिरामीको समय पुग्छ वा कठिनाईमा पुग्छौं। यदि हामी स्वस्थ छौं भने हामी कत्तिको थोरै छौँ, कल्पना गर्नुहोस् कि बिरामीको लहरले हामीलाई अचानक बनाउँछ र हामीलाई कष्टप्रद र दुर्व्यवहारबाट विरूद्ध विस्फोट गर्छ। जीवनभरि जाँदै शुद्ध उजुरी समाप्त हुन्छ जुन हामी वरिपरिका ती व्यक्तिहरूलाई छोडिदिन्छौं र छोटो समयमा हामी एक भन्दा बढी एक्लै समाप्त गर्दछौं, कुनै पनि स्मार्टफोन कसरी उन्नत वा डिजिटल दुनियामा हामी कसरी लोकप्रिय छौं। हामीलाई कुन कुराको सामना गर्नुपर्दछ, बिरामी, दुःख र दुःखको सामनामा हामी एक्लै छौं।

कष्टबाट पीडित को उपयोग गर्ने सल्लाह मा म प्रोत्साहित गर्ने एक उपकरण कथा हो। तर वर्णन गर्न सक्षम हुनु, हामीले पहिले नै चुप र विचार गरौं। परिकल्पना गर्न सजिलो छैन। व्याख्या गर्नुहोस् कि यो सफा गर्नु अघि यो घाँटी हेर्न र यसलाई निको पार्नु सजिलो छ, कठिनाई यो रोगीले गर्न यो हो। विशेष गरी मनोवैज्ञानिक वा आत्माको ती चोटहरूमा सबै दुख्ने तर पीडितका लागि पहुँच योग्य हुँदैन।

स्वास्थ्य व्यवसायीहरूले अरूलाई सुविधा दिन सक्नुको साथै व्यक्तिगत अभिव्यक्तिको अधिक हेरचाह गर्नु पर्छ। कम, मूल्य जागरूकता सिलसिलेको साथ अधिक भन्नुहोस्, हामी गहराईमा हेर्ने कुरा व्यक्त गर्न हिम्मत गर्छौं। किनभने नामको क्षमता बचाउँदा हामीलाई मानव र आज सबै इन्द्रमा अचम्म छ।




viernes, 14 de septiembre de 2018

La importancia de reconocer que nuestro estilo de vida es depresógeno




No puedo evitar dar visibilidad a una reflexión del psiquiatra Pablo Malo que publica en su muy recomendable blog. Pablo nos lanza la pregunta: ¿A más psiquiatría peor salud mental? y analiza varios artículos científicos sobre el tema. Una de las conclusiones que más trascendencia tiene es a mi juicio reconocer que igual que existen estilos de vida favorecedores de enfermedades orgánicas como la obesidad y la diabetes también los hay que potencian la enfermedad mental. Lo que nos vuelve a invitar a rescatar la importancia de los determinantes sociales en salud, algo que no es aún evidente para muchos profesionales sanitarios ni para la mayoría de la ciudadanía. 

Adjunto uno de los artículos que aparecen en el citado post con su correspondiente comentario, los que deseen una aproximación más completa pueden leer el texto completo en el blog Evolución y Neurociencias



¿A más psiquiatría peor salud mental?


...
El primero es un pequeño artículo de opinión en el Australian & New Zealand Journal of Psychiatry donde Roger Mulder, Julia Rucklidge y Sam Wilkinson plantean que los países desarrollados se encuentran con un dilema: han aumentado sus recursos dirigidos a tratar problemas mentales pero las medidas de estrés psicológico están empeorando. En Nueva Zelanda, por ejemplo, la inversión en salud mental subió de 1,1 billones de dólares neozelandeses (NZD) en 2008/2009  a cerca de 4 billones de NZD en 2015/2016. El número de psiquiatras y psicólogos prácticamente se ha doblado desde 2005 a 2015 y más gente que nunca está recibiendo tratamiento para sus problemas mentales. Las recetas de antidepresivos y antipsicóticos han aumentado más del 50% y hay más gente medicada que nunca. 

Pero a pesar de ese esfuerzo, ciertas medidas objetivas de salud mental no han mejorado sino que han empeorado. Según encuestas, el número de niños que sufren trastornos psiquiátricos ha aumentado más del doble entre 2008 y 2013. El porcentaje de la población que sufre estrés psicológico ha pasado del 4,5% en 2011 a 6,8% en 2016. Las incapacidades laborales por enfermedad mental se han multiplicado por cuatro entre 1991 y 2011 y la tasa de suicidio sigue siendo alta. 

Estos datos conducen a una pregunta obvia: si los tratamientos son efectivos, aumentarlos ¿no debería disminuir estas medidas (estrés psicológico, suicidios, etc.)? Como parece que este no es el caso, ¿es razonable seguir haciendo más de lo mismo? ¿Es buena idea entrenar a más personal en salud mental, prescribir más tratamientos y aumentar los servicios? Hay tratamientos que funcionan en estudios controlados pero no parecen funcionar a nivel comunitario. ¿Se están sobrediagnosticando cosas que no son enfermedades y se están dejando sin tratar las enfermedades más graves donde parece que el tratamiento podría ser más eficaz? ¿Es el tratamiento de mala calidad? ¿Se aplican los tratamientos demasiado tarde? ¿Las cosas serían mucho peores sin esta creciente inversión en salud mental? 

Según los autores, y estoy de acuerdo con ellos, estos datos requieren que nos paremos a pensar y a reflexionar sobre el modelo de servicios que tenemos y plantearnos si no estará causando daño en ciertas áreas. Es posible que para conseguir más lo que necesitamos es hacer menos, no más. Igual el modelo biomédico se está olvidando de otros factores como desigualdad económica, desempleo, prejuicios, y unos valores competitivos y materialistas que aumentan la enfermedad mental. Según ellos, necesitaríamos una visión que vaya más allá de dar más tratamiento. Igual se necesita proveer a las necesidades básicas de la vida cotidiana y proponen modificar factores como las conductas parentales, en la escuela y en el trabajo, la dieta y el estilo de vida. 

Yo estoy bastante de acuerdo con lo que plantean los autores y voy a hacer un paralelismo con otra enfermedad médica crónica, la diabetes, para que nos ayude a entender que estos datos, que parecen paradójicos, igual no lo son tanto. Vamos a hacernos la misma pregunta: ¿ha disminuido la provisión de tratamientos antidiabéticos la prevalencia de diabetes? Esta es la evolución de las ventas de antidiabéticos en USA:



Y según la Federación Internacional de Diabetes se estima que la prevalencia de diabetes pasará desde 366 millones de personas en 2011 a 552 millones de personas en 2030. Como vemos, el tratamiento contra la diabetes no parece estar disminuyendo tampoco la prevalencia de diabetes.

¿Y cual es la explicación? Yo señalaría dos aspectos:

1- nuestro estilo de vida es diabetogéno, no hacemos ejercicio, no seguimos una dieta adecuada, etc. 
2- Los tratamientos no son curativos sino sintomáticos, es decir, tratan o mejoran la enfermedad pero no la curan. 

¿Ocurre lo mismo en los trastornos mentales? Yo creo que sí:

1- nuestro estilo de vida es depresógeno.
2- Los tratamientos psiquiátricos (antidepresivos, antipsicóticos, ansiolíticos…) son eficaces mientras se están tomando pero su efecto desaparece al abandonarlos. Tratan pero no curan. 

¿Por qué es depresógeno nuestro estilo de vida? Pues porque, como dicen los autores citados, existe desigualdad económica, mucho estrés y presión en el mundo laboral y a todos los niveles. Nuestros valores son competitivos y materialistas y, por otro lado, se ha reducido el apoyo social del que disfrutaban las personas: la familia extendida, el cura del pueblo y la religión, el número de gente que vive sola aumenta a pasos agigantados en los países desarrollados, etc.

Este estilo de vida diabetógeno y depresógeno está haciendo que cada vez más gente llame a las consultas de endocrinólogos y de psiquiatras y psicólogos. Ni los tratamiento psiquiátricos ni psicológicos pueden parar esa avalancha, sí pueden aliviar y tratar síntomas pero no pueden cambiar el mundo de ahí fuera. El problema no está en la cabeza de las personas, el problema está en el mundo en el que las personas estamos viviendo (hablo de los cuadros adaptativos más leves, no opino lo mismo de las enfermedades psiquiátricas graves).

...


Fuente: Pablo Malo, blog Evolución y Nuerociencias.

martes, 11 de septiembre de 2018

La crisis de la asistencia sanitaria rural en la sierra madrileña





Esta semana el director del equipo de atención primaria de Soto del Real, el doctor Fernando Blázquez, ha presentado su dimisión junto con la responsable de enfermería. Ambos son excelentes profesionales y cuentan con la confianza de sus compañeros tras años de trabajo dirigiendo el equipo. Las razones aducidas son las desavenencias con los directores de zona en relación a la gestión de personal, tema que viene de largo y que en los últimos meses se ha hecho insostenible por múltiples razones. El equipo citado consta de un centro de salud de cabecera en Soto que dispone de servicio de atención continuada 24 horas, así como dos consultorios locales en Guadalix de la Sierra y Miraflores de la Sierra. ¿Cuál es el problema? la mayor parte del año el servicio está precarizado al no cubrirse las reducciones de jornada de varios profesionales y las ausencias por bajas y diversos motivos, sobre todo de médicos de familia y pediatras. Esto produce un nivel de tensión continua en los miembros del equipo cuyos médicos tienen que realizar un exceso de trabajo para cubrir las ausencias, los administrativos bregar con usuarios enfadados que ven sus citas demoradas o no las pueden concertar cuando ellos desean y las enfermeras trabajar varías horas al día en entorno rural sin que haya médico en el centro.

El problema es que al mantener un servicio precarizado en una zona con mucha patología crónica, población envejecida y una alta frecuencia de emergencias vitales graves que requieren traslado en UVI móvil al hospital varias veces a la semana, la seguridad del paciente se ve comprometida permanentemente y los profesionales sobrecargados de forma habitual. Dejar desprotegido un pueblo alejado sin médico varias horas al día o la jornada completa es una temeridad que desgraciadamente se ha convertido en hábito.

¿Qué responsabilidad tienen los gestores ante estos hechos? ¿Quién debería responder y tomar medidas? ¿Deberían los profesionales tomar las suyas y denunciar en el juzgado esta situación?







lunes, 10 de septiembre de 2018

Harari, 21 propuestas de discernimiento. Harari, 21 proposals for discernment






It is not easy to interpret the world when traditional religious, political and social narratives fall one after the other.  The transition from the post-industrial world to societies based on continuous change pushes us into situations of great uncertainty where fluidity seems to prevail over solidity. Within this contemporary mist where scandals and possible threats make it difficult for us to see the horizon, Yuval Noha Harari launches twenty-one proposals for reflection.

This author is well known internationally for his books Sapiens and Homo Deus, in which he deals with the history of humanity and its future prospects respectively. As a history teacher and a good pedagogue, he does an excellent job on both works that end up closing the trilogy with the latter that deals with the immediate present.

The text continues to be clear and easy to follow despite the fact that it lays its finger on multiple wounds and tender situations that will sting more than once, especially when it deals with religions, nationalisms and political ideas. You will not find great answers, but you will find good guidance when it comes to asking questions and guiding discernment. Clarity and comprehension are very valuable, that is why I have found this work to be worthwhile. It does not seek to burden us with hackneyed stories, interesting anecdotes or surprising data, but rather to help us realise the great disorientation and ignorance in which we are immersed.

I encourage you to jump into this pool with the help of an author who seems sincere and credible to me. Of his three books, this one is probably the most personal and in which he makes his position clearest in order to avoid possible conflicts of interest, helping the reader to better value the different proposals.





No es fácil interpretar el mundo cuando las narrativas tradicionales religiosas, políticas y sociales van cayendo una tras otra. La transición del mundo postindustrial a sociedades basadas en cambio continuo nos empuja a situaciones de gran incertidumbre donde lo fluido parece prevalecer frente a lo sólido. Dentro de esta bruma contemporánea donde los escándalos y posibles amenazas nos dificultan ver el horizonte Yuval Noha Harari nos lanza veintiuna propuestas para reflexionar.

Este autor es bien conocido internacionalmente por sus libros Sapiens y Homo Deus donde trata la historia de la humanidad y las perspectivas de futuro de esta respectivamente. Como profesor de historia y buen pedagogo hace un excelente trabajo en ambas obras que terminan cerrando la trilogía con esta última que aborda el presente inmediato.

El texto sigue siendo claro y fácil de seguir pese a que pone el dedo en múltiples yagas y situaciones que a más de uno escocerán, sobretodo cuando trata de religiones, nacionalismos e ideas políticas. No encontraran grandes respuestas pero si buenas buena orientación a la hora de formular preguntas y orientar el discernimiento. La claridad y la comprensión son muy valiosas, por eso me ha parecido de mérito esta obra que no busca cargarnos con historias manidas, anécdotas interesantes o datos sorprendentes sino ayudarnos a darnos cuenta de la gran desorientación e ignorancia en la que estamos sumidos.

Les animo a lanzarse a esta piscina de la mano de un autor que me parece sincero y verosímil. De sus tres libros me parece el más personal y en el que más clara deja su postura para evitar posibles conflictos de intereses y que el lector valore mejor las diferentes propuestas que le van presentando.





viernes, 7 de septiembre de 2018

El síndrome de la vida de mierda. Shit-life Syndrome






Medicine never ceases to amaze me. In addition to their technological and scientific advances, it is the people themselves who suffer from health problems and the adventures of those who take care of them who teach me new every week. 

The university told us that social determinants of health are much more important than health systems themselves in conditioning health or disease. As a result of that the United Kingdom life expectancy has begun to decline following what happens in the United States where African Americans, American Indians and Alaska Natives clearly live less and are in poorer health.  

One of the causes is the "shit-life" syndrome suffered by everyone who lives below the poverty line or whose social and economic circumstances are very adverse. In the face of this, nothing can be done by the powerful hospital and all its science. These patients come to the sanitary system for help and are sent away with pills and little else, nothing concrete to substantially improve their lives. 

In Europe, too, there are those who are excluded. In addition to homeless people, or those with precarious housing, there are many people who suffer from addictions with significant social repercussions and a flood of immigrants who join the queue of the poor. Add to this the poverty and ageing of large areas of the rural area, which is gradually being depopulated and confines many older people to life situations that border on abandonment, in addition to the belts of poverty that usually surround large cities. 

The increase in social inequalities has political (populism), economic (social impoverishment) and health (increased morbidity and mortality) consequences. It is reckless to refuse to accept the obvious: we have a time bomb in our hands and not enough is being done to defuse it. 





La medicina no deja de asombrarme cada día. Además de sus progresos tecnológicos y sus avances científicos son las propias personas que padecen problemas de salud y las peripecias de aquellos que los cuidan los que me enseñan cosas nuevas todas las semanas. 

En la facultad nos contaron que los determinantes sociales de la salud son mucho más importantes que los sistemas sanitarios a la hora de condicionar salud o enfermedad. Tan es así que en el Reino Unido la esperanza de vida ha empezado a disminuir siguiendo lo que ocurre en Estados Unidos donde claramente los afroamericanos, indios americanos y nativos de Alaska viven menos y tienen peor salud.  

Una de las causas es el síndrome de la "vida de mierda" que sufre todo aquel que vive bajo el umbral de la pobreza o cuyas circunstancias sociales y económicas son muy adversas. Ante esto nada podrá hacer el poderoso hospital y toda su ciencia. Estos pacientes acuden solicitando ayuda y son despachados con pastillas y poco más, nada concreto que les mejore substancialmente la vida. 

En Europa también hay excluidos. Además de las personas sin techo, o con viviendas precarias, existe mucha gente que padece adicciones con importantes repercusiones sociales y un aluvión de personas inmigrantes que se unen a la cola de los sin recursos. A esto hay que sumar la pobreza y envejecimiento de grandes extensiones de la zona rural, que se despuebla poco a poco y confina a muchos mayores en situaciones vitales que rozan el abandono, además de los cinturones de pobreza que suelen rodear las grandes ciudades. 

El aumento de las desigualdades sociales tiene consecuencias políticas (populismo), económicas (depauperizacíon social) y sanitarias (aumento de morbilidad y mortalidad). Es una temeridad negarse a aceptar lo evidente: tenemos una bomba de relojería en las manos y no se está haciendo lo suficiente para desactivarla. 


lunes, 3 de septiembre de 2018

Medicina basada en la supervivencia






Sobrecargar a un piloto de avión no es bueno. Tampoco a un conductor de autobús o a un controlador aéreo. Paradójicamente nuestra sociedad sobrecarga a los médicos y nadie se echa las manos a la cabeza. A los más jóvenes con un exceso de guardias y precariedad laboral, a los más experimentados con agendas rebosantes. Hay que admitir que venimos de épocas pasadas en las que el pluriempleo médico era la norma y compaginar consulta pública y privada esencial para llegar a fin de mes. Pero en estos momentos suele ser la organización empleadora quien trata de sacar el mayor jugo posible de cada facultativo.

Cuando a uno no le dejan dormir en una guardia (que suele implicar que tras las ocho horas de trabajo se añadan16 horas seguidas de servicio y muchas veces otras ocho de jornada laboral normal si no se libra) termina aborreciendo las mismas y aprendiendo todo tipo de trucos para sobrevivir.

Cuando a uno le añaden la lista de pacientes de otro compañero ausente (por enfermedad o permiso) y le toca atender 60-70 pacientes en un día (uno cada 3-4 minutos) dos o tres meses al año, termina echando humo y maldiciendo.

Cada vez las consultas de medicina general están más precarizadas. Se destinan menos recursos económicos y en consecuencias menos recursos humanos. A la par la complejidad de los problemas de salud de nuestra sociedad se va incrementando al envejecer la población por un lado y tolerarse peor cualquier sensación de incomodidad por otro. Vamos abocados a aumentar el hospitalocentrismo, lo que genera más sobretratamientos, sobrediagnóstico, gasto económico y problemas de seguridad del paciente.

Un médico de familia sobrecargado termina trabajando en modo supervivencia. Eso no es bueno para nadie. Si el rol de médico de cabecera arde también lo hará el resto del sistema y se dificultará la vida de muchos pacientes y cuidadores.

La ciudadanía tiene mucho que decir, también los gestores sanitarios, políticos y responsables. Por supuesto los profesionales sanitarios. Y además de decir ponernos manos a la obra para mejorar la asistencia sanitaria y velar para que no salten chispas ni arda nadie.


viernes, 31 de agosto de 2018

¿Tiene solución la crisis del Sistema Sanitario Público español?





Ante la deconstrucción del Sistema Sanitario Público me anima escuchar las voces que animan a un rearme ético y todas aquellas que tratan de aportar reflexión e ideas.

Me ha gustado especialmente el artículo de la dra. Elena Aguiló Patrana que bosqueja una introducción histórica mezclada con su visión como trabajadora asistencial.

El Titanic sanitario se enfrenta a un enorme iceberg, como muchos llevamos años anunciando:

Lo que se ve:

Sobrecarga
Falta de reconocimiento
Desmoralización



Lo que no se ve:

Yatrogenia
Individualismo
Medicalización
Perdida de sentido
Consumismo sanitario
Neohospitalocentrismo y seducción tecnológica
Invención de enfermedades
Desmotivación profesional
Desconocimiento de la construcción social de la subjetividad
Inequidad
Exclusión
Descapitalización AP
Sobrediagnóstico y sobretratamiento
Fragmentación
Inmediatez

(Extraído del artículo citado)


El hecho de que la orquesta del afamado barco cumpliese con su deber hasta el final no impidió el hundimiento, aunque tal vez lo hizo más tolerable para el pasaje. Me cuestiona que no seamos capaces de mayor audacia dado que la labor de anuncio del peligro y la de sostener los despojos está claro que no han afectado un ápice al rumbo de la nave.

viernes, 24 de agosto de 2018

Confiar en nuestra debilidad





A tenor de un editorial en la revista Atención Primaria que declama las mejoras del último congreso de la sociedad científica Semfyc me surge una pregunta: a la hora de adaptarse al medio ¿es conveniente confiar en la propia fuerza o quizá sería necesario tener en cuenta nuestra debilidad?


Como médico de familia dentro de un enorme sistema sanitario siempre me he sentido una pequeña pieza. La complejidad de la estructura que me rodea, de los procesos asistenciales en los que me involucro y en la comunicación con mis pacientes hacen que nade con prudencia dentro de un mar con potentes corrientes y terribles tormentas.

En el ecosistema sanitario existen múltiples núcleos de poder en continuo conflicto. Las potentes industrias farmacéuticas y tecnológicas. Las agrupaciones profesionales, las distintas organizaciones sanitarias... Un mundo similar a la serie Juego de Tronos, donde todos quieren medrar. Dentro de ese mundo siguen existiendo congresos profesionales de gran notoriedad entre los que destacan los de oncología o cardiología por sus enormes presupuestos y los de médicos de familia por el número de profesionales que convocan.

Un servidor no se prodiga en ellos porque no le llega el presupuesto. He conocido esas manifestaciones de fuerza pero ahora prefiero frecuentar otros lugares mucho más pequeños. Pertenezco al gran grupo de profesionales sanitarios que desarrolla su labor lo mejor que puede con los medios y condiciones existentes. Un profesional sin mucho poder o fuerza que si contempla su escaso conocimiento y capacidad de ayuda no lo tiene difícil para definirse como débil.

Lo curioso es que en esa debilidad se esconde una increíble fuerza como ocurre dentro de las partículas elementales. Cuando visito a una anciana en su domicilio y la sonrío, me demoro en consulta escuchando el lamento de alguien o paro el reloj cuando un paciente empieza a llorar, es posible observar un resplandor de esa energía. De la debilidad del profesional de la salud puede surgir la confianza, apoyo, consuelo, cuidado y ánimo que otros muchos necesitan para seguir sosteniendo sus vidas.

El reto sigue estando en conseguir llevar a cabo la misión de cada cual sin sucumbir a la corriente que arrastra en sentido contrario. Unos lo harán con fuerza, otros con ingenio, aquellos con flexibilidad, estos con violencia. No suele valer de nada quedarse paralizado quejándose de la propia debilidad e impotencia frente a la gran montaña. Aun no se ha descubierto ninguna que no se pueda cruzar dando un paso detrás de otro.



Ortega Y, Casasa A. Confiamos en nuestra fuerza. Aten Primaria 2018;50:387 - DOI: 10.1016/j.aprim.2018.06.001

viernes, 17 de agosto de 2018

Silencio en el ruido





La revista internacional Folia humanística de la Fundación Letamendi-Forns es un interesante foro de reflexión sobre salud, ciencias sociales y humanidades. Sus directores, Marc Antoni Broggi i Trias y Francesc Borrell, me propusieron profundizar en el reto que supone gestionar el enorme ruido de fondo de nuestras vidas privadas y profesionales. En el último número de la revista, recién publicado, tienen a su disposición el resultado. Espero que puedan disfrutar del artículo y de la propia revista si no la conocían.




EL SILENCIO EN EL RUIDO: OPORTUNIDADES PARA LAMEDITACIÓN EN LA VIDA COTIDIANA

Resumen: Los factores que condicionan el aumento del ruido de nuestra época son: el urbanismo, la tecnología y los medios de comunicación. La sociedad del conocimiento nos provee de una sobrecarga informativa en forma de ruido de fondo que nos produce desasosiego. Para poder observar y manejar esta desazón se precisa inteligencia intrapersonal y capacidad para generar silencio de calidad. El mundo sanitario y académico son ejemplos de profesiones donde el ruido puede ser devastador. Para poder manejarlo es importante aprender a desarrollar sensibilidad y atención hacia el exterior por un lado y hacia uno mismo por otro. En las crisis vitales es donde solemos aprender a acercarnos al espacio interior de silencio. El sufrimiento personal nos obliga a buscar soluciones y para ello no hay otro remedio que terminar mirando hacia donde señalan las emociones, por muy incómodo o difícil que nos resulte. El proceso de digitalización de la comunicación ha aumentado el “ancho de banda” de información que recibimos y nos obliga a gastar mucha energía para manejarlo. Recibimos más estímulos de los necesarios, mientras que en paralelo la sociedad sufre una epidemia de soledad y aislamiento sin precedentes que afecta a niños, adultos y ancianos. Concluimos que la sobrecarga informativa produce sufrimiento. Dado que la sociedad actual produce mucho ruido es importante aprender a generar silencio y a relacionarnos con él, cuidando los espacios de silencio personal e implementando actitudes meditativas que mejoren el contacto interior y las relaciones humanas de calidad. La calibración y afinamiento personal y profesional precisan pues de espacio vacío por lo que aprender a equilibrar el ruido y el silencio en nuestra vida es un reto vital para todos.

 Palabras clave: meditación/ agotamiento profesional/ atención plena/ estrés psicológico/.





THE SILENCE IN THE NOISE: OPPORTUNITIES FOR MEDITATION IN EVERYDAY LIFE.

 The increase of noise in our era is conditioned by three factors: urbanism, technology and the media. The knowledge society provides us with an information overload in the form of background noise that causes us discomfort. To be able to observe and manage this discomfort requires intrapersonal intelligence and the ability to generate quality silence. The sanitary and teaching worlds are examples of professions where noise can be devastating. In order to be able to manage it, it is important to learn to develop sensitivity and attention to the outside on one side and to oneself on the other. It is in vital crises that we usually learn to approach the interior space of silence. Personal suffering forces us to seek solutions and for this there is no alternative but to end up looking towards where emotions point, no matter how uncomfortable or difficult it may be. The process of digitizing communication has increased the "bandwidth" of information we receive and forces us to spend more energy to manage it. We are receiving more stimuli than necessary while at the same time society is experiencing an unprecedented epidemic of loneliness and isolation affecting children, adults and the elderly.We conclude that information overload causes suffering. Given that today's society produces a lot of noise, it is important to learn how to generate silence and relate to it, taking care of the spaces of personal silence and implementing meditative attitudes that improve inner contact and quality human relations. Personal and professional calibration and tuning therefore require empty space, so learning to balance noise and silence in our lives is a vital challenge for everyone.

Keywords: meditation/ professional exhaustion/ mindfulness/ psychological stress/.





viernes, 10 de agosto de 2018

El aburrido lenguaje de los médicos






Mucho se ha escrito sobre la forma en que los médicos se comunican con sus pacientes. Los problemas que los profesionales de la salud enfrentan cada día para entender las necesidades e historias de las personas que acuden a ellos son proporcionales a los que estos tienen a la hora de entender las recomendaciones que les dan los primeros. A resultas de esto muchos encuentros clínicos se dirimen malamente y devienen en desencuentro.

La gente se queja del lenguaje técnico que usan los facultativos, de la centralización de estos en el ordenador y de lo poco que les miran o sonríen, entre otras cosas. Y, por si fuera poco, fuera de las consultas pasa lo mismo. Cuando un galeno sale por televisión suele trufar su discurso de tecnicismos y recomendaciones frías emitidas desde una óptica especializada que no suele incluir la visión del ciudadano de a pie.

¿Por qué somos tan aburridos los médicos? En parte por la elevada exigencia curricular que se nos exige, lo que obliga a estudiar miles de horas (lectura) confinándonos en bibliotecas o salas de estudio durante años en los que nuestros compañeros de edad suelen estar confraternizando o disfrutando de más ocio (hablando). Por otro lado pese a que la preparación dura de diez a doce años no se incluyen ayudas para favorecer la comunicación y la gestión de emociones, habilidades imprescindibles para todo aquel que trabaje con personas enfermas.

De esta forma aparecen de tiempo en tiempo propuestas de salud de orígenes diversos que publicitan dietas, pulseras, remedios, hierbas y una enorme lista de cuestiones que pese a no tener base científica alguna son contadas con el garbo y oropel que la mercadotecnia aporta. Sin duda las pseudoterapias y pseudociencias brillan más que la mayoría de las propuestas sanitarias habituales.

Este choque de discursos es común en consulta cuando la paciente confiesa a su doctora que usa tal dieta milagro que vio en televisión o tal hierba para dormir que le recomendó su cuñada. La facultativa no lo tendrá fácil para construir una argumentación sólida que apoye algún curso de acción prudente en un encuentro de seis minutos de media, en el que seguramente le habrán propuesto otros múltiples motivos de consulta.

Por otro lado son muchas décadas de prohibir, abroncar y castigar al personal por no seguir unos elementales hábitos de salud cuando de todos es sabido que cada cual hace lo que puede con su vida y que las prohibiciones se las salta continuamente todo el respetable a la torera.

De vez en cuando surgen profesionales que marcan otra tendencia razonando, respetando y proponiendo con solidez científica. Valientes que hacen malabares con su agenda para tratar de detenerse un poco en detalles que a otros les pasarían desapercibidos pero que son de gran valor para el paciente.  Grupos que apuestan por una comunicación de calidad y luchan día a día por mejorarla.
A ellos dedico el escrito de hoy sabiendo que son cada vez más y que gracias a su callado trabajo el discurso en salud de la sociedad está gestando nuevas semillas que quizá florezcan y den frutos sorprendentes.

Toda sociedad aspira a la salud. Para construir salud es fundamental apoyarse en buenas narrativas, contar bien las rutas a seguir, los posibles peligros del viaje y las formas de sobreponerse a los naufragios. Los profesionales de la salud debemos dar ejemplo y educar en salud, en cuidados y en la mejora de hábitos de vida. Contar las cosas de una mejor manera. Lo creo posible, además de sentirlo prioritario desde hace ya mucho tiempo.





Este artículo se publico originalmente en el Huffpost.

viernes, 3 de agosto de 2018

Sol, verano y vitamina D





En verano el sol es el protagonista. Días largos, vida en la calle y tiempos vacacionales hacen que nos relacionemos más con el astro rey. Hay gente que lo busca y se expone todo lo que puede. Otros lo rehuyen y evitan al máximo. Y así estamos viendo quemaduras solares y signos de envejecimiento prematuro de la piel por un lado y pieles blancas con déficit de vitamina D por otro.

Y es que la vitamina D está de moda. Algunos recordarán cuando pasó lo mismo con la C y había multitudes tomando pastillas y zumo de naranja. Son cosas que pasan en el mundo sanitario que también sufre este tipo de conductas colectivas. No hay evidencia de que tomar vitamina D en personas sanas sirva para nada, pese a que el análisis de sangre indique que esté baja.

Lo que sí viene bien es salir a la calle, necesitamos aire y un poquito de sol. Cada cual habrá de calcular su dosis, elegir bien las horas de paseo o exposición y usar la protección adecuada en forma de ropa, sombrero o crema solar.

Disfruten la estación y cuiden la piel.





domingo, 29 de julio de 2018

Dar la cara por la salud


El autor de este blog dando la cara.





La salud nos interesa a todos. Por eso es un tema que aparece en las conversaciones habituales, medios de comunicación y cualquier tipo de tertulia. Cada cual da su opinión sobre cualquier cuestión al respecto y aconseja los remedios y soluciones que le parece. En este batiburrillo abundan los ignorantes, los estafadores y las consabidas diatribas de cuñados, dependientas y contertulios. Siempre me ha llamado la atención de que la participación en el debate público de profesionales de la salud ha venido de la mano de expertos renombrados del ámbito hospitalario por una parte o de personajes alternativos que claramente querían vender su libro.

Hecho de menos la visión de fisioterapeutas, psicólogos, enfermeras y médicos de familia. La sociedad necesita escuchar un nuevo discurso de salud que salga de la líneas del actual que promete bienestar a raudales, anuncia parabienes infinitos y nos ciega con sus avances tecnológicos. Cuidar la salud precisa, hoy más que nunca, que cada cual se haga más caso. Comemos de más y caminamos de menos, consumimos demasiadas pantallas y descansamos demasiado poco. Nos movemos como un pequeño hamster en su rueda... y terminamos agotados.

El problema es que la gran mayoría de los profesionales sanitarios públicos no ganan gran cosa al meterse en la arena pública. No venden motos, no tienen consulta privada (generalmente) y no sacan nada de una participación en medios de comunicación. Como mucho se meten en alguna red social, pero son pocos los que participan, la mayoría observa. Cosa que entiendo porque a la mínima es común que algún descerebrado te salte a la yugular.

Llevo más de una década usando Internet para comunicarme con pacientes y producir contenidos de salud que favorezcan la toma de conciencia y la reflexión. En este tiempo he visto como han florecido cientos de blogs y páginas personales para luego marchitarse y desaparecer. He seguido con atención la participación de muchos sanitarios en redes sociales, sus idas y venidas, sus éxitos y sus defenestraciones. Lo cierto es que la blogosfera sanitaria española se ha desinflado bastante y es difícil encontrar blogs o páginas de calidad que persistan en el tiempo. No hay retorno de la inversión, o si lo hay no parece suficiente.

Sin embargo cada vez estamos más medicalizados, sobrediagnosticados y sobretratados. Toleramos menos cualquier malestar físico, psicológico o existencial. Estamos más agitados y sobreestimulados. Estamos más solos.

Muchos problemas de la vida se llevarían mejor con acompañamiento, cariño, escucha y atención. Pero esto no mueve el mercado y no parece estar de moda, seguimos yendo al médico a por pastillas. Hacen falta voces que rescaten la posibilidad que tiene cada cual de cuidarse y cuidar a los demás y lo repitan una y otra vez. Por que aunque el estruendo de la plaza del mercado es enorme, una pequeña voz puede aportar mucha luz a quien se siente al borde del naufragio.